Cartas al director

El arte de saber regatear

Si usted quiere vender algo, ¿cómo inicia el trato? Correcto: pidiendo al potencial cliente más de lo que pretende conseguir, dándose un margen de negociación suficiente.

El Gobierno con su proyecto de ley sobre el aborto pretende regresar a la situación de 1985. ¿Cómo iniciar el regateo? Correcto de nuevo: incluyendo en su propuesta una barbaridad (no considerar las malformaciones o enfermedades graves del feto como causa para practicar el aborto). Con ello consigue dos cosas: dejarse un cierto margen de negociación y desviar la atención del verdadero objetivo de la ley, que no es otro...

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Si usted quiere vender algo, ¿cómo inicia el trato? Correcto: pidiendo al potencial cliente más de lo que pretende conseguir, dándose un margen de negociación suficiente.

El Gobierno con su proyecto de ley sobre el aborto pretende regresar a la situación de 1985. ¿Cómo iniciar el regateo? Correcto de nuevo: incluyendo en su propuesta una barbaridad (no considerar las malformaciones o enfermedades graves del feto como causa para practicar el aborto). Con ello consigue dos cosas: dejarse un cierto margen de negociación y desviar la atención del verdadero objetivo de la ley, que no es otro que imponer la moral católica a toda la ciudadanía, negándoles a las mujeres el derecho a decidir si quieren o no ser madres.

Al final, la mayoría absoluta aprobará la ley modificando el tema de las malformaciones. Todos se felicitarán por ello y, una vez más, lo importante habrá pasado a un segundo plano. Lo mismito que la subida de la luz: que si no subo nada, que si los “malos” lo quieren subir un 11%, y al final todos contentos con una subida injustificable del 2,3%. Está claro, hay que saber regatear.— Nicolás Abancéns Tejero.

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