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Las Rozas Village y La Roca Village: una experiencia de compras 2.0

Ir de compras era el terror de los hombres hasta que llegaron Las Rozas Village y La Roca Village: dos destinos que invitan a pasear, comprar sin prisa e incluso tomar algo. Es decir, a disfrutar.

Para el hombre con ideas claras suele haber una obvia complicación: no encontrar lo que quiere. El trance se traduce en visitar decenas de tiendas en busca del pantalón perfecto (y no dar con él), cruzar media ciudad para visitar una tienda determinada (y llegar cuando están echando el cierre) o emperrarse en en encontrar esa prenda básica básica (que las tendencias parecen haber dejado al margen). Son rituales conocidos pero no por ello menos estresantes.

Posiblemente esta necesidad explique que Las Rozas Village y ...

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Para el hombre con ideas claras suele haber una obvia complicación: no encontrar lo que quiere. El trance se traduce en visitar decenas de tiendas en busca del pantalón perfecto (y no dar con él), cruzar media ciudad para visitar una tienda determinada (y llegar cuando están echando el cierre) o emperrarse en en encontrar esa prenda básica básica (que las tendencias parecen haber dejado al margen). Son rituales conocidos pero no por ello menos estresantes.

Posiblemente esta necesidad explique que Las Rozas Village y La Roca Village reciban cada temporada nuevos visitantes en busca de una experiencia de compra diferente en sus Villages de Madrid y Barcelona. En lugar de centros comerciales agobiantes, proponen itinerarios peatonales por tiendas al aire libre. En lugar de low cost y fast fashion, marcas reconocibles y de calidad con descuentos nada desdeñables sobre el precio inicial. Y en vez de colecciones (cada semana entra producto nuevo) perecederas, una selección de prendas y complementos cuya vigencia está al margen de las tendencias pasajeras. ¿Slow fashion? Quizá. ¿Consumo inteligente? Justo. Las Rozas Village y La Roca Village son ese tipo de sitios donde no encontrar simples caprichos, sino inversiones. Aquí una pequeña muestra con vocación de guía:

  • Las camisas: a pesar de su aparente sencillez, no hay nada más complejo que elegir la camisa perfecta. Las variaciones son infinitas, y sus nombres, toda una invitación al viaje. ¿Para una ocasión formal? Lo más apropiado es un cuello inglés o italiano, ambos aptos para llevar con corbata (y ambos perfectamente localizables en Hackett). Ocasiones más relajadas, sin embargo, permiten disfrutar al máximo del cuello abotonado propio de las camisas estilo Oxford (las encontrará en El Ganso).
  • El traje. Si está bien elegido, no caduca. Ya sea de día, de noche, de dos o tres piezas, de lana, algodón, lana fría o lino, liso o con algún tipo de motivo, es una herramienta de trabajo y un todoterreno de la elegancia masculina. Los clásicos norteamericanos viven en Brooks Brothers (un hit de Las Rozas Village que acaba de abrir en La Roca Village) y la sobriedad moderna pertenece a Hugo Boss (presente en ambas). Tomando esto como punto de partida, un consejo: no arruine su traje metiendo demasiadas cosas en sus bolsillos: el tejido se dará de sí y el corte perfecto empezará a generar efectos incómodos. Y piense en qué se pondrá sobre la chaqueta los días de más frío (una parka de Peuterey suele ser la mejor opción).
  • Los complementos. Solo hay una premisa: que le permita llevar lo necesario sin complicaciones. ¿No suele llevar muchas cosas encima, lo justo para trabajar? Opte por un portafolios fino para documentos, un iPad, una revista e incluso un ordenador pequeño y ligero. Si busca algo más de versatilidad, pásese al maletín: es más amplio, tiene más compartimentos y puede acoger perfectamente las llaves, la cartera y otros objetos de pequeño tamaño (todas las opciones las podrá encontrar en Bow Tie). Fíjese en la tela del forro, los herrajes (últimamente se lleva el metal pulido) y el sistema de cierre, y no se olvide del acabado de la piel. Si está tratada resistirá mejor el agua y el paso del tiempo sin estropearse.

Y, entre compra y compra, olvídese del estrés. Lo que importa no es sólo comprar, sino disfrutar de la experiencia: picar algo en una terraza, terminar el día tomando una copa... Un buen armario, como un gran imperio, no se construye con prisas.

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