¡Qué bien se come en Galicia, Toñi!

Sueño con algo que estimularía definitivamente mis endorfinas en la vuelta al cole: la aparición de una antiToñi Moreno punk en algún rincón de la programación televisiva

MATT

Déjenme contarles mi drama a ver si, entre todos, me pueden animar. Yo no quería volver. No es que se me agraven las hemorroides cuando me siento a escribir esta columna, pero como comprenderán habría preferido seguir de pendoneo por Europa en vez de plantificarme delante del ordenador a contarles películas.

Pero heme aquí, hundido en la miseria poscoital tras mi revolcón con el far niente. Lo único que me agita el ánimo estos días es un programa de TVE que estamos pagando entre todos. A grandes rasgos consiste en presentar un carrusel de desgracias personales y después apelar ...

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Déjenme contarles mi drama a ver si, entre todos, me pueden animar. Yo no quería volver. No es que se me agraven las hemorroides cuando me siento a escribir esta columna, pero como comprenderán habría preferido seguir de pendoneo por Europa en vez de plantificarme delante del ordenador a contarles películas.

Pero heme aquí, hundido en la miseria poscoital tras mi revolcón con el far niente. Lo único que me agita el ánimo estos días es un programa de TVE que estamos pagando entre todos. A grandes rasgos consiste en presentar un carrusel de desgracias personales y después apelar a la caridad de los televidentes para que manden un dinerito a la gente que las sufre.

No piensen que el mal de estas personas con parálisis que les impiden trabajar, con hijos que padecen enfermedades raras, sin dinero para pagar el gas o sin lugar donde dejar a su mascota cuando se van de veraneo (tal cual) es consuelo para un tonto como yo. Al revés, tanta calamidad me rompería el alma en circunstancias normales. Pero hay algo en Entre todos, que así se llama este show seudosolidario, que distrae mi empatía y me impide sufrir como debería: su sandunguera presentadora.

Toñi Moreno es la Rafa Nadal, la Fernando Alonso, la Messi de uno de los vicios que más me pone en los presentadores de televisión y radio: el de abrir el grifo de los lugares comunes/ obviedades/ chorradas en cuanto descienden a hablar con el pueblo. Me rechiflan sus incesantes comentarios sobre lo guapa que es la gente que aparece en las conexiones —quizá, entre todos, deberíamos pagarle unas gafas—, pero lo que me lleva al éxtasis son sus topicazos gastroregionales. Si una señora conecta desde Burgos, Toñi se pone a cantar las virtudes de su morcilla. Y si la señora en cuestión está en A Coruña, Dios sabe que no se librará del archirequetesobado “qué bien se come en Galicia”, ese que siempre dudo de cómo se tomarán los gallegos: si como un halago o como la constatación de que para algunos esa comunidad no es más que un cocedero gigante de marisco.

Sueño con algo que estimularía definitivamente mis endorfinas en la vuelta al cole: la aparición de una antiToñi punk en algún rincón de la programación. Alguien que interactuara con la audiencia y les soltara cosas del tipo “vaya palos metéis con los pintxos en Euskadi”, “las paellas en Cataluña, psá”, o “pues a mí el cocido madrileño me da pedos”. Podríamos hacer una petición a las cadenas en Change.org para que se lo pensaran. Con muchas firmas. Entre todos.

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