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Apicultura a media hora de Madrid

A menos de treinta kilómetros de la capital, la recogida de la miel se lleva a cabo en pleno verano en uno de los colmenares que salpican la región.

Ocupando el centro de algunos panales pueden encontrarse a veces celdillas con puesta de la que nacerá la próxima generación de abejas de la colmena. La abeja reina, más longeva que las obreras puede ser la madre de varias generaciones de abejas. La función del cuidado de las crías la realizan las abejas nodrizas, una especialización de las abejas obreras. En la imagen también se aprecian algunos zánganos, macho de la especie.Miguel Pérez
La cantidad y agresividad de las abejas en el aire aumenta a medida que sube la temperatura y se van abriendo y cerrando sucesivamente más y más colmenas. A primera hora de la mañana apenas se ven insectos volando, pero tres horas después ya no queda ni rastro del frescor de la noche y el aire se llena con el zumbido y el frenesí de las obreras que perciben a los apicultores como una agresión.Miguel Pérez
Después de abrir y cerrar una colmena muchas abejas que han salido al exterior se arremolinan en torno a la piquera y poco a poco regresan a su interior. Una buena cantidad de insectos se quedaran y se dedicaran al saqueo de los pequeños derrames de miel que se produzcan, o irán siguiendo a los apicultores por todo el colmenar hasta que terminen su labor y se alejen del recinto.Miguel Pérez
Con todas las alzas fuera del colmenar es necesario desopercular, quitar la tapa de las celdillas, cada uno de los panales para recoger la miel. El extractor somete los cuadros a una fuerza centrífuga constante para separar la miel de los panales sin destruirlos. En este momento el calor es un factor clave, pues hace que la miel sea más liquida y facilita todo el proceso. Algunas abejas se pueden haber quedado ocultas entre los cuadros, pero generalmente no suponen ninguna molestia.Miguel Pérez
La miel sale del extractor junto con restos de cera desprendidos de los panales y se recoge en recipientes con capacidad para veinte o veinticinco kilos cada uno. En los días posteriores la gravedad hará el resto y separará la miel de la cera, ya que esta última es menos pesada y quedará en la superficie, de donde se podrá retirar con facilidad.Miguel Pérez
El último paso es devolver los cuadros y las alzas a las colmenas a las que se les han quitado previamente. Esta labor es sencilla, pero cansada, pues se llega a ella con las fuerzas mermadas tras varias horas de trabajo. Aunque ya se ha extraído la miel de estos panales quedan en ellos restos que serán aprovechados por las abejas, que en cualquier caso volverán a reutilizar la cera y las celdillas que hay en los cuadros.Miguel Pérez