Contratos y contratación
El mes que se anunció la ayuda a jóvenes yo dejé de serlo. Tenía un contrato recién firmado por seis meses prorrogables. Durante el periodo de prueba, la empresa suspendió, ¡oh, casualidad!, los contratados de más de 30.
Nunca he tenido trabajo “indefinido”, pero nunca me ha faltado el trabajo. He sufrido la crisis; me he apuntado en numerosas ocasiones al paro, pero nunca he tenido que renovar: me ofrezco para cualquier trabajo.
La ayuda a colectivos necesitados es primordial. Tan primordial como discriminatoria.
Ya he renovado mi paro. Ahora no consigo más que contratos ...
El mes que se anunció la ayuda a jóvenes yo dejé de serlo. Tenía un contrato recién firmado por seis meses prorrogables. Durante el periodo de prueba, la empresa suspendió, ¡oh, casualidad!, los contratados de más de 30.
Nunca he tenido trabajo “indefinido”, pero nunca me ha faltado el trabajo. He sufrido la crisis; me he apuntado en numerosas ocasiones al paro, pero nunca he tenido que renovar: me ofrezco para cualquier trabajo.
La ayuda a colectivos necesitados es primordial. Tan primordial como discriminatoria.
Ya he renovado mi paro. Ahora no consigo más que contratos no sujetos a la ayuda: de campaña o sustitución. No puedo dar de comer a mi hijo con dos meses de trabajo al año.
Ahora el Gobierno aprobará un incentivo a la contratación para mayores de 45 y yo estaré aún más discriminado.
Para que una empresa decida contratarme, ¿tengo que esperar a que se forme un nuevo colectivo de parados del que yo forme parte?, ¿tal vez de licenciados que se ofrecen a puestos sin formación?, ¿tal vez el de larga duración con cargas? O ¿tal vez el de mayores de 30 y menores de 45 discriminados por el Estado?— Antonio Jesús Muñoz García.