Ratoneras de peaje

En pasadas fechas he viajado con cierta periodicidad por carretera entre Vitoria y San Sebastián. Este trayecto ofrece dos posibilidades: o bien por autovía, o bien por autopista de peaje. Pues bien, aunque entre Vitoria y San Sebastián las señalizaciones son lo suficientemente claras para el conductor, en el tramo inverso —quizá debido a una variante de reciente construcción— no hay ninguna indicación específica que advierta de la opción de la autovía e, inevitablemente, uno se ve abocado a transitar por la autopista.

Si en anteriores ocasiones pensé que esta situación había acontecido...

En pasadas fechas he viajado con cierta periodicidad por carretera entre Vitoria y San Sebastián. Este trayecto ofrece dos posibilidades: o bien por autovía, o bien por autopista de peaje. Pues bien, aunque entre Vitoria y San Sebastián las señalizaciones son lo suficientemente claras para el conductor, en el tramo inverso —quizá debido a una variante de reciente construcción— no hay ninguna indicación específica que advierta de la opción de la autovía e, inevitablemente, uno se ve abocado a transitar por la autopista.

Si en anteriores ocasiones pensé que esta situación había acontecido por despiste personal, el pasado día 10 de junio examiné con cautela y minuciosamente todas las señales y constaté lo que parecía evidente: ningún cartel, ninguna señal indicaba la opción de la autovía. Al llegar a la estación de peaje me negué a abonar el importe (11,27 euros) porque me sentía estafado y solo la llegada de la Ertzaintza me permitió continuar el viaje. Eso sí —me advirtieron— recibiría una denuncia en mi domicilio.

¿Y a ellos quién les denuncia? ¿De quién es la responsabilidad de esta señalización deficiente? ¿Del Ministerio de Fomento? ¿Del Gobierno vasco? ¿De la empresa concesionaria? En esta nueva autopista se han invertido sin duda cientos de millones de euros cuando existía ya un tramo alternativo lo suficientemente rápido y, además, gratuito. Los mal pensados creerán que puede haber connivencias entre los responsables administrativos y la empresa concesionaria en su afán por amortizar tan cuantiosa inversión. Yo, por mi parte, solo espero que esta irregularidad se corrija rápidamente para que nadie más se sienta atrapado en esta ratonera.— Carlos Vadillo Santaolalla. Burgos.