LA NACIÓN

YPF, a un año del expolio

Axel Kicillof vaticinó que la confiscación mejoraría la situación de las industrias y de los automovilistas argentinos, que accederían a los combustibles a menor precio. Los resultados están lejos de lo prometido.

Aquel 16 de abril, mientras Cristina Kirchner pronunciaba un discurso encendido en la Casa Rosada, la Gendarmería entró en la sede de la compañía YPF para expulsar a directivos nacionales y extranjeros como si fueran delincuentes. El procedimiento parecía inspirado en películas sobre revoluciones. Pocos días después, el viceministro de Economía, Axel Kicillof (...) explicaba (...) cuáles fueron las razones y cuáles serían las consecuencias del expolio. Entre las primeras, consignó una conspiración de la multinacional Repsol que pretendía dañar a la Argentina quitándole riquezas para invertirla...

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Aquel 16 de abril, mientras Cristina Kirchner pronunciaba un discurso encendido en la Casa Rosada, la Gendarmería entró en la sede de la compañía YPF para expulsar a directivos nacionales y extranjeros como si fueran delincuentes. El procedimiento parecía inspirado en películas sobre revoluciones. Pocos días después, el viceministro de Economía, Axel Kicillof (...) explicaba (...) cuáles fueron las razones y cuáles serían las consecuencias del expolio. Entre las primeras, consignó una conspiración de la multinacional Repsol que pretendía dañar a la Argentina quitándole riquezas para invertirlas en otros países. (...)El razonamiento llamó la atención por lo parcial: ni Kicillof ni el Gobierno recordaron que la conducción de la vilipendiada YPF había sido asumida, por orden de Néstor Kirchner, por la familia Eskenazi, que formaba parte del entramado empresarial que rodea a la familia presidencial (...)

En aquella exposición el viceministro vaticinó que la confiscación mejoraría la situación de las industrias y de los automovilistas argentinos, que accederían a los combustibles a menor precio. También se comprometió a alcanzar el autoabastecimiento de hidrocarburos.

Al cabo de doce meses, los resultados (...) están muy lejos de los prometidos. Los precios de las naftas son cada vez más caros. Aumentaron 24% en un año. El gasto y la inversión son cada vez menos productivos. Y las importaciones de combustibles, más caudalosas: pasarán de los 9.200 millones de dólares de 2012 a los 12.000 millones este año. En la producción se verifica un estancamiento. Y, en la refinación y venta de combustibles, una declinación de las utilidades.

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