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Coordinado por Lola Huete Machado

Théophile Kouamouo o la otra cara de la verdad marfileña

Una de las cosas buenas de las redes sociales es que permiten confrontar los centros de interés de las opiniones públicas más diversas y de los medios más vistos. O lo que es lo mismo, que dan cabida a todas las versiones y voces posibles. Así opina el periodista Théophile Kouamouo (Charleville-Mézières, Francia, 1977) en referencia al seguimiento del proceso al ex-presidente marfileño Laurent Gbagbo en el Tribunal Penal Internacional, aunque considera que es algo que se puede aplicar, en general, a las historias que se cuentan sobre Costa de Marfil y otras muchas realidades africanas.

Théophile Kouamouo nació en Francia de padres cameruneses. Fundador del periódico Le Nouveau Courrier, que se edita en Abiyán, también inició la plataforma marfileña de blogs Ivoire-Blog. Diplomado en la Escuela Superior de Periodismo de Lille (Francia), ha colaborado con Le Monde, Le Point, Fraternité Matin y Jeune Afrique. Ha publicado ya tres libros que se pueden encontrar en francés y que versan sobre las sucesivas crisis marfileñas: La reconolonisation de l'Afrique: le cas de la Côte d'Ivoire, La France que je combats y J'accuse Ouattara. En los tres libros hace un seguimiento de los últimos y turbulentos años de Costa de Marfil, ofreciendo una imagen de Laurent Gabgbo que contradice a la reproducida en la mayoría de los medios occidentales y cargando las tintas sobre la responsabilidad francesa en la inestabilidad marfileña. Théophile Kouamouo es un hombre con una causa, que ha descubierto en Costa de Marfil, país que comparte su corazón con Camerún. La Tierra de Esperanza se ha convertido en una razón para luchar y denunciar el discurso homogeizante y, en ocasiones, deliberadamente torticero, de los grandes medios sobre África.

El trabajo del periodista franco-camerunés se ha extendido desde el periodismo de investigación y la blogosfera a las publicaciones a través de Les Editions du Gri Gri, un proyecto editorial de Grégory Protche, redactor jefe del satírico panafricano Le Gri Gri International. La idea tras esta colaboración es "poner a disposición del público libros a buen precio que les permitan "leer" mejor la actualidad, con frecuencia desde una perspectiva disidente". Las publicaciones se complementan con vídeos de "descifrado" que también elaboran para poner a disposición pública de manera gratuita, vídeos que llegaron de manera espontánea y que sirven hoy para hacer algo de promoción de los libros.

"Algunas veces, [las redes sociales] acaban por "forzar la mano" e influir un poco en esos medios [masivos]" -explica en un correo electrónico desde París, donde vive desde la llegada al poder de Alassane Dramane Ouattara en la primavera de 2011- "Hay que decir que, para los grandes medios de comunicación, la imagen de Gbagbo en el banco de los acusados de La Haya durante su comparecencia inicial del 5 de diciembre de 2011 representaba "el final de la historia". ¡El "dictador" fue derrotado por la "comunidad internacional"! ¡La "democracia" triunfó! Por supuesto, esta forma unilateral de contar la historia es mentirosa y muchos tienen conciencia de ello a día de hoy".

"Colocar los focos sobre la audiencia de confirmación de cargos contra Gbagbo era, para los medios que lo habían acosado, concederle una tribuna, concederle los medios para hacerse escuchar... ¡algo que se convirtió en darle un arma para que se defendiera! Además, la crónica de este proceso muestra muy claramente los límites de una justicia internacional fuerte poco criticada en los medios o por las ong de defensa de los derechos humanos. En efecto, lo que esa audiencia de confirmación de cargos nos ha mostrado es, sobre todo, la mala calidad de una acusación particularmente débil, que no ha investigado sobre el terreno, que no ha ofrecido pruebas materiales, que se ha basado en testimonios dudosos y manipulados y que, sobre todo, intenta reescribir la historia de Costa de Marfil en el sentido de hacer de Laurent Gbagbo una suerte de chivo expiatorio perfecto. ¡Es vergonzoso!"- concluye.

Preguntado sobre los escenarios posibles que se abren ante el país y su ex-presidente, Théophile Kouamouo también se muestra firme. "A priori, es dicífil imaginar los escenarios posibles [para el caso Gbagbo] fuera de la evolución del contexto interno de Costa de Marfil. Pero es evidente que el regreso de Gbagbo al país, seguido de una gestión de fondo para restituir al país su historia real y no una historia mutilada a favor del campo al que la comunidad internacional apoya, contribuirían a reconciliar la nación de manera duradera".

Costa de Marfil había desaparecido de los medios de comunicación occidentales tras la violenta crisis post-electoral que se cobró más de 3.000 vidas en apenas cuatro meses entre 2010 y 2011. Las sesiones del TPI de principios de este año, que servirán para decidir si la causa contra el ex presidente marfileño por violaciones de los derechos humanos sigue adelante, pasó apenas de puntillas por sus portadas y noticiarios. Más repercusión, quizás, tuvo un informe de Amnistía Internacional que denunciaba recientemente la persecución política a los opositores del nuevo presidente.

"La violencia latente en Costa de Marfil resulta de contradicciones no resueltas" -opina Théophile Kouamouo- "Contradicciones internas sobre cuestiones cruciales como la propiedad de las tierras, la nacionalidad, los derechos ligados a la ciudadanía, la imparcialidad del estado. Estas contradicciones han sido, en general, escamoteadas tras la palabra-comodín "ivoirité" y al final se agravaron por el derecho concedido a unos de disponer de los otros, de sus vidas, de sus tierras, etc. Los medios occidentales, como con otros conflictos del mundo, están atrapados en la narrativa binaria y maniquea que han vendido desde el principio. Es difícil admitir que los "buenos" de la historia son incluso más "malos" que los "malos" que designaron".



Théophile Kouamouo recuerda, al hilo de las denuncias de Reporteros sin Fronteras y de la propia Aministía Internacional, que la libertad de prensa está amenazada en Costa de Marfil, pero también puntualiza que los periodistas son los suficientemente valerosos para pagar el precio de su independencia.

"Las presiones de las organizaciones de defensa de la libertad de prensa y de ciertas embajadas, como la de Estados Unidos, han contribuido también a reforzar a los medios en su cara a cara con el poder" -apunta- "En unas declaraciones recientes, Affoussiata Bamba, actual ministra de Comunicación, ha puesto sobre la mesa la despenalización de los delitos de prensa, inscrita en una ley que se votó en 2004 -bajo Gbagbo- pero no es evidente que sirva a sus fines. La censura se manifiesta también a través de un cierto número de disposiciones reglamentarias que prohíben notablemente defender la tesis de que Alassane Ouattara no ha ganado la última elección presidencial o la de que ha sido instalado en el poder por el ejército francés. Pero, fuera de esas prohibiciones y suspensiones, conseguimos superar la situación".

"Costa de Marfil y Camerún son países que deben poner claramente y de manera consensuada las bases de la conquista y del ejercicio del poder en un contexto pacífico y sin ser secuestrados por una etnicidad mortal. También deben tener éxito para pasar del estadio de país con ingresos intermedios a país realmente emergente, reforzando el estado de derecho y la eficacia del estado, consiguiendo industrializar la economía y promover verdaderamente el sector de servicios desde una perspectiva regional", concluye, antes de poner punto final a la entrevista con unas reflexiones sobre el panafricanismo en las redes sociales, tema recurrente al final del encuentro virtual.

"Para que ese panafricanismo virtual tenga un impacto sobre la realidad, hace falta que se encarne en partidos políticos, programas políticos, etc. De momento, la esfera política francófona está bien "domesticada" y es una pena", sentencia.

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