Cartas al director

El ‘relajito’ y la quita

El principal temor de los amigos cubanos cuando conseguían reunir algunos ahorros era que si los depositaban en un banco nacional nada les aseguraba que no los acabasen perdiendo. “¡Se acabó el relajito!” —decían que les dirían— y los ahorros desaparecerían por arte de política, que no de magia. Parece mentira que señoras y señores como Merkel o Rajoy se vayan pareciendo tanto a sus denostados enemigos que hayan terminado por superarlos. Aquí lo llaman quita, pero no están las cosas para eufemismos, y el “¡se acabó el relajito!” se ha acabado aplicando en esta Unión Europea d...

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El principal temor de los amigos cubanos cuando conseguían reunir algunos ahorros era que si los depositaban en un banco nacional nada les aseguraba que no los acabasen perdiendo. “¡Se acabó el relajito!” —decían que les dirían— y los ahorros desaparecerían por arte de política, que no de magia. Parece mentira que señoras y señores como Merkel o Rajoy se vayan pareciendo tanto a sus denostados enemigos que hayan terminado por superarlos. Aquí lo llaman quita, pero no están las cosas para eufemismos, y el “¡se acabó el relajito!” se ha acabado aplicando en esta Unión Europea de la que Chipre forma parte. Decían los amigos cubanos que frente al “¡Se acabó el relajito!” la mejor opción era llevar los ahorros a Europa. Espero que a ninguno se le ocurriese depositarlos en Chipre.— Antonio Santamaría García.

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