Editorial

Depresión profunda

La destrucción masiva de empleo en 2012 fuerza al Gobierno a prorrogar el Plan Prepara

El mercado laboral ha entrado en una fase de depresión profunda que constituye una de las razones del agudo desánimo de la sociedad española. La Encuesta de Población Activa (EPA) del cuarto trimestre de 2012 confirma que el año pasado se perdieron 850.000 empleos, el número de parados asciende ya a 5.965.000, al borde de los seis millones, y la tasa de paro se sitúa en el 26%. Es alarmante la destrucción de empleo, la segunda más importante desde que empezó la crisis —en 2009 desaparecieron 1,2 millones de puestos de trabajo—, pero lo más inquietante es que esa destrucción se ha producido en ...

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El mercado laboral ha entrado en una fase de depresión profunda que constituye una de las razones del agudo desánimo de la sociedad española. La Encuesta de Población Activa (EPA) del cuarto trimestre de 2012 confirma que el año pasado se perdieron 850.000 empleos, el número de parados asciende ya a 5.965.000, al borde de los seis millones, y la tasa de paro se sitúa en el 26%. Es alarmante la destrucción de empleo, la segunda más importante desde que empezó la crisis —en 2009 desaparecieron 1,2 millones de puestos de trabajo—, pero lo más inquietante es que esa destrucción se ha producido en el marco de un hundimiento casi sin precedentes de la población activa, que ha perdido más de 176.000 personas en el trimestre. Los ciudadanos han abandonado la esperanza de encontrar empleo, se retiran del mercado laboral o se han ido de España; por estas razones no se ha rebasado en 2012 la línea de los seis millones de parados.

La depresión es tan grave que el presidente del Gobierno anunció ayer que prorrogará el Plan Prepara hasta que la tasa de paro descienda del 20%. Es una respuesta política loable, que revela la preocupación e impotencia ante un problema, el del paro, que debería haber recibido más atención desde el Ejecutivo. La prórroga pretende apuntalar la esperanza de los desempleados mientras encuentran un puesto de trabajo. Es pronto para decir si esta prórroga inicia una modulación distinta de la política económica; pero es un gesto rápido que indica el grado de inquietud del Gobierno por el retraso de la reactivación de la economía y el fiasco de sus previsiones.

Las proyecciones de empleo y paro para 2013 no registran mejora. Es más, probablemente en el primer trimestre de este año la tasa de paro subirá un punto, hasta el 27%, y no es descartable que durante el ejercicio, si no repuntan la inversión y la actividad, llegue al 28%. La razón principal es que los recortes de gasto público y privado no han tocado fondo y por tanto no se ha agotado la aplicación de ajustes de empleo a través de los mecanismo de la reforma laboral. Salvo que durante 2013 se produzca un cambio de tendencia que hoy es imposible detectar, el paro en España alcanzará los niveles propios de una depresión de larga duración.

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Con una EPA tan mala como la del cuarto trimestre, los responsables de la política económica tendrían que reflexionar sobre algunas cuestiones de fondo. La más inmediata es cuánto de esta masiva destrucción de empleo, insólita después de cuatro años de recesión, es atribuible a la reforma laboral aprobada por el Gobierno. Porque la reforma no pretende tanto flexibilizar las condiciones de trabajo para sostener, a menor precio, el empleo existente, sino favorecer y abaratar el despido para empezar un nuevo ciclo de crecimiento con menores costes laborales. Es posible que esta receta funcione a medio plazo, pero su coste social, incluyendo el crecimiento notable de la litigiosidad y la conflictividad laboral, puede anular en la conciencia ciudadana cualquier beneficio a futuro de la nueva regulación laboral.

Sería conveniente que el Gobierno explicara las razones del optimismo que en las últimas semanas se está difundiendo desde los Ministerios de Economía y Hacienda. Es posible que la economía “haya tocado fondo” o que la ciudadanía empiece a notar los efectos beneficiosos de las reformas (en su mayoría, recortes del gasto) a mediados de 2013. Pero se trata de mensajes opacos, palabras sin respaldo de argumentos que pueden ser creídos por los españoles, porque se asemejan a simple propaganda. Es más probable que se cumplan las proyecciones del Fondo Monetario Internacional (FMI), que no atisba una leve mejoría hasta 2014 y calcula una contracción del PIB en 2013 mayor que en 2012.

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