Cartas al director

Civilidad contra avaricia

Todavía nos queda la palabra, la rebeldía, la fuerza de la razón y del corazón, el espíritu solidario de la civilidad. Y desactivar el golpismo de los especuladores, cuya codicia se zampa hasta el tuétano de nuestra democracia. Organismos financieros y agencias de calificación obran de avanzadilla de la poderosa élite, mientras la global especulación encanta a los gobernantes votados, que actúan cual armas destructivas de sueldos, de empleos y de derechos. Por ejemplo, el FMI fue invadiendo las competencias de los ciudadanos europeos porque los gobernantes dejaron de renovar las políticas demo...

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Todavía nos queda la palabra, la rebeldía, la fuerza de la razón y del corazón, el espíritu solidario de la civilidad. Y desactivar el golpismo de los especuladores, cuya codicia se zampa hasta el tuétano de nuestra democracia. Organismos financieros y agencias de calificación obran de avanzadilla de la poderosa élite, mientras la global especulación encanta a los gobernantes votados, que actúan cual armas destructivas de sueldos, de empleos y de derechos. Por ejemplo, el FMI fue invadiendo las competencias de los ciudadanos europeos porque los gobernantes dejaron de renovar las políticas democráticas comunes de la UE y ahora dice que la austeridad es una equivocación, sin que dichos gobernantes muestren vergüenza ni reclamen cuentas al ínclito organismo financiero. Nada. Sigue cundiendo el entreguismo de los gobiernos a los mercados en avara autorregulación y la ciudadanía reducida a instrumento de voto. Así que reemprenderemos juntos la democracia real, superaremos el miedo que nos infunden los poderosos, pues el espíritu solidario de la civilidad ya impregna las razones de los débiles.— Gaspar García Fernández.

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