Cartas al director

Desafección galopante

Uno de los problemas graves que tiene España es la galopante desafección de los ciudadanos con su clase política, tal como reflejan las encuestas del CIS. Ante esta realidad, los políticos han prometido medidas para que la desafección disminuya, pero dudo que sepan qué medidas hay que tomar. Los motivos de la desafección, más que de los políticos, que en realidad son una consecuencia del sistema que sufrimos, es del sistema político en sí, un sistema basado en listas cerradas en donde, como dice Pepe Bono, es más importante conocer al que hace las listas que a los votantes.

Este sistema...

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Uno de los problemas graves que tiene España es la galopante desafección de los ciudadanos con su clase política, tal como reflejan las encuestas del CIS. Ante esta realidad, los políticos han prometido medidas para que la desafección disminuya, pero dudo que sepan qué medidas hay que tomar. Los motivos de la desafección, más que de los políticos, que en realidad son una consecuencia del sistema que sufrimos, es del sistema político en sí, un sistema basado en listas cerradas en donde, como dice Pepe Bono, es más importante conocer al que hace las listas que a los votantes.

Este sistema quizás podría ser aplicable en una nación en la que imperase un respeto por las cuestiones morales, tal vez Inglaterra, pero España es el reino de la picaresca y el sistema desemboca en la inoperancia y la corrupción. Inoperancia porque no llegan a los puestos claves del gobierno los que tienen mejores condiciones, y lo dice el propio CIS en sus encuestas. Tenemos un índice de corrupción de los más elevados de Europa a pesar que no todas las corruptelas son perseguidas. Un ejemplo es la facilidad con que los políticos emplean a parientes, amigos y militantes, en puestos de trabajo altamente apetecibles, a veces sin tener cualificación. En un país con un 25% de desempleo, el paro apenas existe en el entorno de nuestros políticos y resulta chocante, y doloroso, especialmente para los cinco millones de parados. El político es nombrado a dedo. Supongo que la mayoría piensa que es normal poner a dedo a toda su gente. No solo normal, encima es legal.

Resumiendo, es el sistema, y muy especialmente las listas cerradas, lo que cada vez está alejando más a los ciudadanos de la política. Es lo que hay que reformar con urgencia. Es sin duda la segunda transición pendiente. Y si un partido se plantea seriamente como objetivo cambiar profundamente el sistema, se encontrará con muchos apoyos, por supuesto el mío.— José Manuel Riveiro.

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