Análisis:Moción de censura en Benidorm

Mociones de ayer y hoy

Similitudes y divergencias del derribo del gobierno municipal promovido por Zaplana y el actual

Benidorm, además de ser conocida internacionalmente como destino turístico, también lo será a partir de hoy por sus mociones de censura. La primera vez en la que un político llegó al cargo por la puerta de atrás fue en noviembre de 1991. Eduardo Zaplana inauguró su carrera política valiéndose de una tránsfuga socialista, Maruja Sánchez. 18 años después los socialistas devuelven el golpe.

Un tránsfuga del PP, José Bañuls, que abandonó hace cuatro meses el gobierno de Manuel Pérez Fenoll, pacta con los 12 concejales socialistas para asumir la vara de mando. La historia se repite con matic...

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Benidorm, además de ser conocida internacionalmente como destino turístico, también lo será a partir de hoy por sus mociones de censura. La primera vez en la que un político llegó al cargo por la puerta de atrás fue en noviembre de 1991. Eduardo Zaplana inauguró su carrera política valiéndose de una tránsfuga socialista, Maruja Sánchez. 18 años después los socialistas devuelven el golpe.

Un tránsfuga del PP, José Bañuls, que abandonó hace cuatro meses el gobierno de Manuel Pérez Fenoll, pacta con los 12 concejales socialistas para asumir la vara de mando. La historia se repite con matices y protagonistas diferentes, pero todo ello ante la indiferencia de la mayor parte de la población flotante de Benidorm que busca su descanso tomando el sol en la playa.

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La primera moción de censura sirvió de trampolín a un político audaz con ganas de prosperar. Eduardo Zaplana en el año 1982 ocupó el último puesto de la lista del PP para el Congreso de los Diputados por Alicante, y tan sólo 13 años más tarde llegó a ser presidente de la Generalitat y del PP.

En su currículo la etapa más opaca es precisamente la "compra" de la voluntad de la concejal socialista, y cómo se las ingenió durante casi un mes para que Maruja Sánchez recorriera varios hoteles y ciudades españolas escapando de la prensa y de sus compañeros de partido. La tránsfuga y Zaplana celebraron la noche del 22 de noviembre de 1991 por todo lo alto en la discoteca KM el éxito de su moción.

La edil estuvo cuatro años de concejal y todavía figura como asesora del Ayuntamiento (cuatro años de edil y 14 de cargo de confianza) cobrando un sueldo público, hasta que la próxima semana, en la que si prospera la moción, con el cambio de alcalde automáticamente cesará en el cargo. "Enviar a Maruja Sánchez al paro es recuperar la dignidad política en este Ayuntamiento", ha declarado el candidato a alcalde, Agustín Navarro.

El PP aplaudió en aquel momento la moción que ahora tanto critica.

Pero si la moción de Zaplana, hace 18 años, inauguraba la carrera política de su protagonista, la que se debate esta semana tiene "fecha de caducidad".

El futuro alcalde, Agustín Navarro, y sus compañeros de partido han renunciado voluntariamente a militar en el PSPV-PSOE para no ser expulsados por la secretaria de la Organización, Leire Pajín, hija de Maite Iraola, número dos de la lista socialista y futura edil de Cultura. La alianza con el tránsfuga del PP, José Bañuls, se ha fraguado durante meses.

"Nos ha llovido del cielo", admite Navarro quien no imaginaba llegar a la alcaldía en estas condiciones. Los ediles tránsfugas argumentan su decisión en la situación de "ingobernabilidad" del Ayuntamiento con un alcalde, Manuel Pérez Fenoll, del PP, que se ha dedicado más a las cuitas internas del PP, entre zaplanistas y campistas, que a la gestión municipal. Y recuerdan como la gente les insultaba por la calle llamándoles "cobardes, os habéis instalado en la oposición, ahora que podéis gobernar y echar al PP no hacéis nada" ante un PP local dividido en varias familias y sectores que han ido minando la gestión de Pérez Fenoll.

Entre la moción de Zaplana y la de Navarro hay varias diferencias importantes. La del 1991 fue autorizada y respaldada por la dirección nacional del PP, de hecho el propio Mariano Rajoy acudió días más tarde a Benidorm a arropar a Zaplana, mientras que la de los socialistas ha sido rechazada desde el primer momento y condenada sobre todo por la dirección del PSPV. Aunque una parte importante del socialismo alicantino aplaude a sus ex compañeros de partido.

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