Crónica:

La voz desnuda de Julieta Venegas

La cantante mexicana deslumbró anoche en el escenario del Conde Duque

Con poco más que un acordeón, una guitarra y su voz, la cantante mexicana Julieta Venegas deslumbró anoche al público madrileño con un concierto divertido y romántico en el que repasó en directo los temas de su último álbum, Limón y sal, así como éxitos del pasado como Algo está cambiando o Lo que pidas. Julieta demostró anoche, en el Patio del Conde Duque, que pertenece a ese reducido grupo de artistas que pueden permitirse salir a un escenario casi desnudo y brillar con luz propia sin necesidad de recurrir a grandes artificios ni coreografías prefabricadas, y acompañada ...

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Con poco más que un acordeón, una guitarra y su voz, la cantante mexicana Julieta Venegas deslumbró anoche al público madrileño con un concierto divertido y romántico en el que repasó en directo los temas de su último álbum, Limón y sal, así como éxitos del pasado como Algo está cambiando o Lo que pidas. Julieta demostró anoche, en el Patio del Conde Duque, que pertenece a ese reducido grupo de artistas que pueden permitirse salir a un escenario casi desnudo y brillar con luz propia sin necesidad de recurrir a grandes artificios ni coreografías prefabricadas, y acompañada por una banda de tan solo cinco músicos.

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De este modo comenzó su espectáculo, que abrió con el tema Canciones de amor -perteneciente a su último álbum- y con No seré, canción que compuso junto al cantante argentino Coti Sorokin. A lo largo de sus cuatro discos en solitario, la cantante de Tijuana ha ido evolucionando hacia un estilo marcado por letras cotidianas que permite que el público se identifique fácilmente con las historias que encierra cada una de las canciones.

Con este estilo cercano, Julieta Venegas hizo vibrar al público cuando les dedicó Oleada, una canción "sobre lo importante que es no tener miedo a los cambios de la vida", y el tema Limón y sal. A pesar de lo amargo del título, Julieta sacó a relucir su lado más dulce y sensible, convirtiendo su espectáculo en un tributo al amor en todas sus expresiones: al amor a uno mismo, al amor de pareja, al amor entre pueblos y al amor a la vida.

Con La Mala Rodríguez

También hubo momentos más bailables de la mano de canciones tan rockeras como Mala memoria y Amores perros me van a matar. Volviendo a un tono más pausado y reflexivo, Julieta cogió su guitarra para interpretar A callarse, un poema de Pablo Neruda sobre "la búsqueda de la paz en el silencio de cada uno", y continuó con La jaula de oro, una canción sobre el drama de los inmigrantes indocumentados que en su día popularizó la banda mexicana Los tigres del norte.

Otros de los temas interpretados por Julieta perteneciente a su último álbum fueron la balada Última vez, De que me sirve y No hace falta. A pocas canciones del final, Julieta sorprendió al público cuando invitó al escenario a su "compañera y amiga" la cantante gaditana La Mala Rodríguez, con quien cantó a dúo el tema Eres para mí, que concluyeron con un fuerte abrazo.

Sobre el escenario, poco más que su banda, luces -predominantemente blancas y violetas- y Julieta Venegas, que contrarrestaba la sobriedad de la escenografía con una actitud enérgica que le impedía reprimir sus movimientos al sentir el ritmo de sus canciones. El único concierto de la cantante mexicana en la capital estaba enmarcado dentro de la programación de Los Veranos de la Villa, que acercará este verano a otros artistas internacionales como Zucchero, Diego Torres, Salvatore Adamo o Liza Minelli. La cantante continuará con su gira por otras ciudades de España, donde llevará su directo a más de 15 ciudades en poco más de dos semanas. Su siguiente cita, mañana en Chiclana (Cádiz).

Julieta Venegas, durante su actuación en los Veranos de la Villa.EFE

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