Un pasajero que vomitaba bolas de cocaína provoca un aterrizaje forzoso en El Prat
Tras una operación quirúrgica consiguieron extraerle casi dos kilos de droga del estómago
Moubaou S., pasajero del vuelo KL-0590 procedente de Ghana no dejaba de vomitar. El centenar de bolas de droga que transportaba de forma clandestina en el estómago se estaban reventando y su contenido comenzaba a mezclarse con la sangre. Ante la gravedad de la situación, el comandante del vuelo de la compañía holandesa KLM solicitó un aterrizaje forzoso en el aeropuerto de El Prat de Barcelona. A continuación, y también de urgencia, se procedió a la operación del bolero, un joven ghanés de 37 años. De su estómago se extrajeron casi dos kilos de droga.
El incidente tuvo lugar est...
Moubaou S., pasajero del vuelo KL-0590 procedente de Ghana no dejaba de vomitar. El centenar de bolas de droga que transportaba de forma clandestina en el estómago se estaban reventando y su contenido comenzaba a mezclarse con la sangre. Ante la gravedad de la situación, el comandante del vuelo de la compañía holandesa KLM solicitó un aterrizaje forzoso en el aeropuerto de El Prat de Barcelona. A continuación, y también de urgencia, se procedió a la operación del bolero, un joven ghanés de 37 años. De su estómago se extrajeron casi dos kilos de droga.
El incidente tuvo lugar esta madrugada. El aparato tomó tierra en el aeropuerto barcelonés hacia las 4.45 de la mañana y el indispuesto pasajero fue conducido inmediatamente al hospital de Bellvitge custodiado por la Guardia Civil, que se incautó del material expulsado. Tras ser sometido a una intervención quirúrgica, los médicos le han extraído del estómago y los intestinos 97 bolas de cocaína, una de las cuales había reventado en su cuerpo, con un peso total de 1.798 gramos.
En lo que va de año, un total de diecinueve boleros han sido interceptados en el aeropuerto de El Prat por la Guardia Civil, que ha incrementado los decomisos de droga en el aeropuerto de Barcelona en más de un 400 por ciento. Este incremento se debe sobre todo al crecimiento de los vuelos directos desde Sudamérica a Barcelona, muchos de los cuales pasaban antes por Barajas, donde ya eran interceptados.