El presunto 'asesino del naipe' confiesa que mató a sus víctimas para demostrarse que es fácil

La policía continúa la búsqueda del arma homicida en un vertedero de Puertollano, y podría someter al sospechoso a un careo con los tres supervivientes de sus ataques

Alfredo Galán Sotillo, un ex militar de 26 años, entró el jueves en un comisaría de Puertollano acompañado por su hermano y admitió ser el autor de los seis crímenes atribuidos al asesino del naipe. Sin embargo, tras dos días de interrogatorios la policía todavía busca pruebas concluyentes de la veracidad de su relato. Galán ha incluido en su confesión detalles que sólo los investigadores y el asesino podían conocer, pero tras más de 24 horas de búsqueda aún no ha sido hallada el arma que dijo haber tirado a un vertedero de la localidad manchega. El sospechoso podría ser sometido a un c...

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Alfredo Galán Sotillo, un ex militar de 26 años, entró el jueves en un comisaría de Puertollano acompañado por su hermano y admitió ser el autor de los seis crímenes atribuidos al asesino del naipe. Sin embargo, tras dos días de interrogatorios la policía todavía busca pruebas concluyentes de la veracidad de su relato. Galán ha incluido en su confesión detalles que sólo los investigadores y el asesino podían conocer, pero tras más de 24 horas de búsqueda aún no ha sido hallada el arma que dijo haber tirado a un vertedero de la localidad manchega. El sospechoso podría ser sometido a un careo con los tres supervivientes de sus ataques esta tarde. Entre tanto, ya han trascendido algunos detalles de su declaración policial: según fuentes de la investigación, cometió los crímenes para demostrarse a si mismo que matar es fácil, una confesión "muy fría" durante la cual nunca se retractó, sino más bien todo lo contrario, "presumió de sus andanzas".

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Expulsado del Ejército

Alfredo Galán Sotillo nació en Puertollano, hijo de un jefe de laboratorio en Repsol Química (que ayer sufrió un ataque al corazón, aunque su vida no corre peligro); su madre murió al dar a luz a la última de cinco hermanos. Formó parte durante un tiempo del regimiento de paracaidistas de Alcalá de Henares, dónde llegó a ser cabo primero y fue enviado a la misión humanitaria en Bosnia. Fue allí precisamente donde compró el arma con el que cometió sus crímenes, una pistola Tokarev del calibre 7,62. Tras ser expulsado del Ejército, se quedó a vivir en la ciudad madrileña, donde trabajaba en una empresa de seguridad privada. Hasta que en la tarde del jueves confesó ser el autor de seis asesinatos perpetrados en Madrid entre enero y marzo.

Galán, que sufre un desequilibrio psíquico, trató de entregarse horas antes a una pareja de agentes que patrullaba la ciudad. Pero sus palabras no fueron tomadas en serio, y fue conminado a dirigirse a la comisaría. Ahora un equipo de la Guardia Civil y de la Policía Nacional trata de averiguar si este joven es de verdad el asesino que clama ser. Los agentes aceptaron sus palabras cuando se entregó porque facilitó unos datos muy precisos de los crímenes sobre los que se atribuía la autoría. De hecho, Galán explicó detalles que los investigadores no habían hecho públicos. La prueba "definitiva" para los policías fue que aseguró haber marcado con un bolígrafo azul el envés de las cartas que dejaba como firma junto al cadáver de sus víctimas.

Guardia jurado en Barajas

El joven encaja en el perfil del asesino, y ya había sido investigado con anterioridad, aunque en ningún momento pudo ser implicado en los crímenes. Ahora los agentes de Homicidios de Madrid, que interrogan al sospechoso, han desplegado un dispositivo para hallar el arma empleada en los asesinatos, que Galán asegura haber tirado a un vertedero de Puertollano. También han registrado su vivienda en Alcalá de Henares, sin encontrar ninguna prueba de su implicación en los crímenes.

Ayer se conoció que Alfredo Galán trabajaba de guardia jurado en el aeropuerto de Barajas, como una de sus víctimas, y guardaba recortes de los periódicos en los que se informaba sobre sus crímenes. Una de sus víctimas fue precisamente un trabajador de la limpieza del aeropuerto. Hoy se ha sabido que Galán trató de matar a un empleada de correos que trabajaba en Chamberí; sin embargo, al no lograrlo por causas que se desconocen, decidió matar al portero de un finca de la calle Alonso Cano, a la postre su primera víctima, pese a que en esta ocasión no dejó ninguna carta como marca.

Las diligencias del caso han sido asumidas por el juzgado de instrucción número 10 de Madrid. Galán podría pasar mañana a disposición judicial, una vez agotadas las 72 horas durante las que la policía puede retener al sospechoso. E l presunto asesino se encuentra ahora en los calabozos de la comisaría del distrito madrileño de Tetuán.

El supuesto asesino del naipe, ayer tras salir de la comisaría de Puertollano.EFE

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