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Escuelas en red
Coordinado por Rodrigo J. García

Doce familias, tres centros y una ciudad: cuando la escuela construye esperanza en tiempos crispados

Doce familias prestan su voz y su mirada; tres centros educativos suman oficio y cuidado. En el CEIP Ramiro Soláns, la muestra ‘Miradas’ transforma historias migrantes y locales en una lección de convivencia que desactiva prejuicios y extiende la escuela más allá del aula.

Vivimos en un contexto de crispación con discursos insolidarios de rechazo a la diferencia por razones de procedencia, cultura, género o diversidad funcional. Cerramos la puerta a la acogida y condenamos a algunas personas a vivir en condiciones de vida indecentes.

Es momento de repensar la lógica dominante, buscar referencias y fomentar una esperanza crítica en la transformación de la realidad. Y, en esta ocasión, la encontramos en la tarea educativa desplegada en centros y por profesionales que, lejos de dejarse embaucar por el fatalismo y la desesperanza, alimentan la confianza en que el cambio, a pesar de ser difícil, es posible.

En el curso 2024-25, la comunidad educativa del Colegio Público de Educación Infantil y Primaria Ramiro Soláns, de Zaragoza, decide organizar y desarrollar una iniciativa pedagógica con la que dignificar y poner en valor, el sentido educativo de la atención y el cuidado de la diversidad. Cuenta con el impulso del profesorado y, especialmente, del equipo directivo, y con la colaboración de otros dos centros educativos de la ciudad: el Centro de FP Los Enlaces y el IES Pilar Lorengar.

La iniciativa se hace realidady, del 6 al 24 de mayo de 2025, el Centro Cultural Joaquín Roncal de Zaragoza acoge una exposición de carteles con fotografías de miradas y voces diversas, reunidas bajo el nombre de ‘Miradas’.

El propósito era revelar la existencia de ‘historias de vida’ diversas en una realidad supuestamente común y mostrar la riqueza de vivencias plurales que conforman la comunidad educativa del colegio Ramiro Soláns. Se quería dignificar la multiculturalidad, su valor humanizador y su contribución a la construcción de una sociedad más justa, sustentada en bienes comunes. El vídeo anterior lo ilustra.

En el cartel anunciador de la exposición figuraban textos como: “Cada fotografía es una ventana abierta a experiencias e historias personales, emociones, creencias y dificultades vividas. En un mundo global, la diversidad multicultural nos enriquece desde diferentes perspectivas, nos permite ver el mundo desde distintos ángulos.”

Historias que desarman prejuicios

Cada cartel recogía un conjunto de fotografías de distintas miradas y un código QR que permitía escuchar los relatos de doce familias del Ramiro Soláns, procedentes de distintos lugares del mundo. La exposición se convirtió en un valioso recurso con el que alimentar la solidaridad y desmontar los mensajes de odio y rechazo a la diferencia.

Al acceder a uno de los relatos, escuchamos a una madre de origen senegalés: “Lo primero que recuerdo al llegar a España fue una tristeza y soledad profunda. Para una niña de 12 años, dejar su vida, sus amigos, sus familiares atrás y volver a empezar desde cero (…) tuve que apañármelas yo sola. Estar en un país que no conoces a nadie, algunas veces, es muy difícil y muy duro”.

También se pudieron oír los deseos de la madre y la tía de una alumna con diagnóstico de autismo: “Queremos dar visibilidad y que el mundo sea más empático con el autismo: dignidad, oportunidades, respeto. No son ‘bichos raros’”.

O el testimonio del padre de dos alumnos del colegio: “Vivimos y somos del barrio Oliver desde siempre; nuestros abuelos ya vivían en este barrio. Somos gitanos y es algo de lo que estamos muy orgullosos y no cambiaríamos por nada. Al contrario, si volviéramos a nacer, lo volveríamos a elegir. A pesar de que, para muchos y en muchos lugares, ser gitano perjudica debido al nivel de discriminación que sufrimos al día de hoy. Tal vez, si no perteneces a ninguna otra cultura, no te das cuenta de la discriminación, pero es real y persistente. Por eso nos encanta este colegio, porque aquí todos somos iguales: nadie mira por encima del hombro a nadie. Los niños son niños y no merecen tratos diferentes, sean del color que sean”.

La inauguración fue un momento mágico. Las familias acudían con muchas ganas de ver el resultado final y se sentían protagonistas del evento junto al profesorado y los estudiantes de los tres centros participantes. El impacto causado por la calidad y profesionalidad de la exposición fue extraordinario. Las muestras de cariño, gratitud y orgullo por haber participado legitimaban el sentido de la exposición.

La madre de origen senegalés comenta: “La experiencia ha sido inolvidable. Fue una sensación volver a esa niña de doce años como empecé el relato, de ver todo lo que ha pasado durante 24 años. Fue una exposición humana, cercana y muy, muy emocionante. He escuchado historias de otras personas. No son historias sacadas de un guion, sino que son historias de personas reales”.

Otra madre originaria de Paraguay manifiesta: “Gracias por permitirme ser parte del proyecto ‘Miradas’. Ha sido una experiencia única que nos dejó aprendizajes y emociones que valoro mucho”.

El colegio Ramiro Soláns está situado en el barrio obrero de Oliver, en Zaragoza. Un 53% de las familias son migrantes (más de 25 nacionalidades) y un 43% se encuentran en situación de vulnerabilidad. Desde hace casi dos décadas la comunidad educativa, impulsada por una vocación y un empeño encomiables de trabajar las singularidades de su barrio, ha venido promoviendo un conjunto de acciones educativas y culturales como parte de un ambicioso proyecto de innovación y cambio continuado, denominado: “Vive tu escuela, atrévete a cambiar”.

Este esfuerzo sostenido ayuda a apreciar mejor la grandeza cultural y educativa de la exposición ‘Miradas’, que forma parte de un largo y complejo proceso de mejora de la enseñanza y de fomento del bienestar tanto profesional como comunitario. El centro ha conseguido pasar de ser considerado un ‘gueto’ a convertirse en una escuela de éxito, comprometida con su entorno y animada por un fuerte deseo transformador.

De la resistencia al reconocimiento

Tenemos la sensación de vivir en un mundo sobradamente deshumanizado. Convivimos con acontecimientos y comportamientos sociales que naturalizan las desigualdades y las injusticias, y ya no nos sorprenden. Existe la tendencia a normalizar estos comportamientos como rasgos propios de nuestro tiempo. Se ha instalado un relato de destrucción irreversible que, según Marina Garcés, define nuestra época: “Hemos pasado, así, de la condición posmoderna a la condición póstuma”.

Este relato pesimista condiciona las expectativas formativas de los centros y de las comunidades educativas, ante el que docentes comprometidos y numerosas familias se rebelan. Están empeñados en combatir ese pesimismo interesado, confiando en el cambio y en la transformación social mediante una práctica docente crítica asentada en la realidad. Los sujetos se repiensan como protagonistas necesarios de un cambio cada vez más urgente.

La curiosidad creativa, la indagación y el compromiso son los cimientos y las claves con las que, desde el colegio Ramiro Soláns, se trata de responder a los grandes retos de nuestro siglo. Su identidad es la de poner en circulación las acciones de ‘saber, poder y actuar’ en la construcción de una sociedad más inclusiva, justa y solidaria, afirman en su proyecto educativo.

En palabras de Rosa Llorente García, directora del colegio: “La finalidad que nos ha movido y nos identifica es avanzar en la mejora de la formación de nuestro alumnado y en el bienestar de toda la comunidad educativa. Se trata de lograr los mayores niveles de justicia social, ética del cuidado y escucha.”

En junio de 2025, al colegio Ramiro Soláns se le concedió el Premio Escuela del año 2024 de la Fundación Princesa de Girona “por su sólido proyecto transformador, impulsando un cambio sistémico en un contexto de gran diversidad social y cultural; por su transferencia de prácticas educativas como modelo sostenible y replicable; por su liderazgo apreciativo y la cohesión de su equipo, que consigue un proyecto diferenciador poniendo en el centro la justicia social, la equidad y la inclusión”. Un reconocimiento cuya grandeza puede observarse en el vídeo de la entrega y la celebración con la comunidad educativa.

Alianzas que siembran futuro

La pretensión inicial fue organizar una sencilla exposición en el centro con un conjunto de fotografías de las miradas de diversas familias. Con esta intención, a comienzos de curso, la dirección del colegio se reunió con José Miguel Larraz, profesor de Iluminación, Captación y Tratamiento de Imagen de Grado Superior del Centro Público Integrado de FP Los Enlaces (Zaragoza), asiduo colaborador del CEIP Ramiro Soláns. En este encuentro se definieron las acciones, las tareas y el cronograma de trabajo.

Según comenta Rosa Llorente, la reunión supuso un punto de inflexión. El diálogo de ideas, las competencias profesionales diferentes y complementarias, y el deseo de mayor alcance les hicieron pensar en una exposición educativa mucho más ambiciosa, que revindicara, además, el valor del trabajo colectivo y en colaboración. “Este proyecto puede ser un ejemplo de cómo sumando los talentos de las personas, el resultado final puede ser brillante”, afirma la directora del colegio.

Decidieron entonces involucrar al IES Pilar Lorengar en la realización de los trabajos de impresión gráfica, y al Centro Joaquín Roncal para alojar la exposición. Aunque el proyecto fue liderado por el colegio Ramiro Soláns todas las colaboraciones, insiste Rosa Llorente, fueron imprescindibles. La generosidad profesional, la vocación de trabajo conjunto y la sintonía pedagógica fueron, en realidad, los impulsores y responsables del proyecto.

José Miguel Larraz, profesor de FP de Los Enlaces, comenta: “Para mí, los aprendizajes más importantes no están en la parte técnica, que podemos desarrollar tranquilamente en el estudio fotográfico del centro, sino en el desarrollo de habilidades y actitudes que acercan al espíritu del trabajo profesional: la responsabilidad de conseguir resultados de calidad, que no están destinados a una calificación (‘más aprendizaje y menos calificaciones, por favor’), llegar a consensos entre compañeros, proactividad, reparto de tareas y mil pequeñas cosas más”.

Sandra Carcas Laborda, profesora del IES Pilar Lorengar, añade: “Que el alumnado de primer curso de un grado medio participe en proyectos tan completos, interciclos e intercentros, es muy enriquecedor no solo por la adquisición de conocimientos, sino también por la puesta en práctica de acciones y actitudes de carácter profesional”.

Por su parte, Jonás Pérez Jiménez, profesor de Artes gráficas, insiste: “el equipo docente de la familia de Artes Gráficas del IES Pilar Lorengar tiene claro que, además de formar, también debemos educar porque, si no educamos en una cultura base de respeto, diversidad e inclusión, nunca podremos llegar a formar a futuras personas para su incorporación al mundo laboral”.

En este sentido el pedagogo Paulo Freire en Pedagogía de los sueños posibles, escribía: “Estoy convencido de que [por ejemplo], si soy cocinero y quiero ser un buen cocinero, necesito conocer muy bien las técnicas del arte culinario. Pero sobre todo necesito saber para quién cocino, por qué cocino, en qué sociedad cocino, contra quién cocino, a favor de quién cocino”.

Voces en primera persona

Durante el transcurso de la preparación, el colegio se convirtió en un plató. La observación del proceso de grabación de audios de doce familias participantes por parte de los estudiantes de grado medio vídeo, DJ y sonido del instituto Los Enlaces, junto a su profesora Sandra Carcas, fue impactante para el alumnado de ambos centros.

Unos, por conocer de cerca la realidad de un centro educativo muy diverso y tener la oportunidad de empatizar con ‘historias de vida’ de familias de distinto origen geográfico; y otros, por la curiosidad esperanzada que se alimentaba al participar en una exposición sobre experiencias tan relevantes. Abrir las puertas a la participación y a las alianzas transformadoras tenía este efecto multiplicador.

El eco de las historias compartidas

La exposición fue un éxito de visitas. Uno de los componentes del grupo Los Titiriteros de Binéfar (Premio Nacional de Teatro para la infancia y la juventud, 2009) ha solicitado llevarla a ‘La Casa de los Títeres’ de Abizanda (Huesca), en el Pirineo aragonés.

También será presentada en el Centro Cívico Manuel Vázquez Guardiola, en el barrio Oliver de Zaragoza, un espacio que concentra buena parte de la vida cultural del barrio.

El próximo curso se invitará a otros centros expositivos e instituciones, como la Facultad de Educación de Zaragoza, para continuar generando ese cambio de mirada hacia la diversidad.

El mismo Paulo Freire, en Pedagogía de la esperanza, nos recordaba que la educación no es, por sí sola, la práctica reveladora que transformará el mundo, pero tampoco hay posibilidades de lograrlo sin ella.

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