Ir al contenido

La batalla por la democracia comienza en las aulas

La educación prepara para ser ciudadanos democráticos de Europa, y los programas de intercambio como Erasmus+ son poderosos instrumentos para esta tarea

Venimos de diferentes lugares y culturas de toda Europa. Crecimos en diferentes sistemas políticos, hablamos diferentes lenguas y estamos marcados por diferentes historias. Pero estamos unidos por algo poderoso: el sentimiento de ser europeos de corazón. Con el aumento de las tensiones mundiales y de la incertidumbre, este sentimiento es más valioso hoy en día de lo que nunca antes lo había sido.

Esta es la razón por la que la ciudadanía es una competencia tan importante. Sabemos que la alfabetización, las matemáticas, las ciencias y las competencias digitales son capacidades básicas. P...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Venimos de diferentes lugares y culturas de toda Europa. Crecimos en diferentes sistemas políticos, hablamos diferentes lenguas y estamos marcados por diferentes historias. Pero estamos unidos por algo poderoso: el sentimiento de ser europeos de corazón. Con el aumento de las tensiones mundiales y de la incertidumbre, este sentimiento es más valioso hoy en día de lo que nunca antes lo había sido.

Esta es la razón por la que la ciudadanía es una competencia tan importante. Sabemos que la alfabetización, las matemáticas, las ciencias y las competencias digitales son capacidades básicas. Pero todos los jóvenes europeos también deberían aprender a participar de manera responsable en la vida cívica, a pensar de manera crítica sobre el mundo que los rodea y a participar activamente en la democracia. La ciudadanía no es un extra opcional, es esencial en nuestras sociedades europeas modernas.

Hoy en día, el 74 % de las personas de toda la Unión se consideran ciudadanos de la UE, una cifra récord. Dos de cada tres creen que los europeos tienen más en común que cosas que los dividen. Son señales alentadoras, pero son frágiles. La democracia no puede darse por sentado. En todo el continente vemos muestras de polarización, de desinformación y de disminución de la confianza en las instituciones. En un momento en que Europa está reforzando sus propias capacidades de defensa y seguridad, es igualmente importante que generemos resiliencia democrática y una comprensión común de quiénes somos. Debemos dotar a las próximas generaciones de herramientas para hacer frente a estos retos, de lo contrario no podemos suponer que defenderán la democracia simplemente porque nosotros lo hicimos.

Hay que proporcionar a nuestros jóvenes la capacidad de cuestionar, de pensar de manera crítica, de mantener conversaciones difíciles

La ciudadanía, y un sentimiento común de identidad europea, debe enseñarse, formarse y vivirse. Esto significa proporcionar a nuestros jóvenes la capacidad de cuestionar, de pensar de manera crítica, de mantener conversaciones difíciles, y de sentirse parte de algo mayor que ellos mismos. La democracia no son solo parlamentos y tribunales, se trata también del sentimiento del “nosotros”: los que compartimos una historia, una cultura y unos valores que vale la pena transmitir.

Erasmus+ desempeña un papel fundamental

Las bases de la ciudadanía deben comenzar a sentarse en las escuelas, desde una edad temprana. En todo el continente, los profesores y formadores trabajan incansablemente para dotar a niños y jóvenes de conocimientos sobre alfabetos, algebra y algoritmos. La adquisición de un conjunto sólido y estable de capacidades básicas prepara a los jóvenes para seguir aventurándose en su educación, su carrera profesional y su vida, tanto si sueñan con convertirse en carpinteros como en cardiólogos. Y más allá de los itinerarios educativos, los sistemas escolares de Europa son la base que permite a los jóvenes pensar de manera analítica, reflexionar de manera crítica y, en última instancia, convertirse en ciudadanos capaces y seguros de las democracias.

Erasmus ha creado muchas generaciones de jóvenes con una identidad verdaderamente europea

Erasmus+ tiene un papel fundamental que desempeñar en este desarrollo. El programa Erasmus es una de las historias de éxito más importantes y apreciadas de Europa. Con más de 16 millones de participantes hasta la fecha, el programa Erasmus ha creado muchas generaciones de jóvenes con una identidad verdaderamente europea. Ha conseguido conquistar las mentes de jóvenes ofreciéndoles nuevas oportunidades educativas. Ha conseguido conquistar los corazones de jóvenes mostrándoles diferentes modos de vida y permitiéndoles gozar de diferentes culturas, lo que enriquece y refuerza el entendimiento mutuo entre los europeos. Puede que comamos cosas distintas y escuchemos música distinta, pero compartimos un conjunto común de valores. Ahora debemos asegurarnos de que todo ello siga adelante.

Hoy muchos jóvenes siguen perdiendo las grandes oportunidades de movilidad que ofrece Erasmus. Esto debe cambiar. Es hora de actuar. Los programas con una trayectoria de éxito como Erasmus+ deben continuar y deben tener un alcance social y educativo aún mayor. Para los más jóvenes —a lo mejor ya desde la escuela primaria—, una experiencia en el extranjero, aunque sea de tan solo una semana, puede cambiar la vida, en especial la de aquellos que de otro modo probablemente nunca saldrían de su ciudad o país. Puede abrir mentes, despertar su curiosidad y empezar a construir ese sentimiento vital de pertenencia europea. Nuestra visión es clara: independientemente de su origen o procedencia, todos los niños de Europa merecen la oportunidad de descubrir su conexión con Europa, no solo en sus pasaportes, sino en sus corazones. El próximo programa de Erasmus+ será un paso importante en esta dirección.

Del 21 y al 23 de septiembre, jóvenes de toda Europa se han reunido en Copenhague para la Conferencia de la UE sobre la Juventud, piedra angular del Diálogo de la UE con la Juventud[1]. El tema de este año, el futuro de Erasmus+, se ha centrado en lo que más importa a los jóvenes europeos: oportunidades, inclusión y pertenencia. Ellos conocen mejor que nadie los retos a los que se enfrentan y las ambiciones que tienen para el futuro. Y por ello los responsables políticos no solo deben escuchar sus voces, sino que también deben estar dispuestos a actuar.

Europa no puede defenderse únicamente con presupuestos y batallones. Debe vivir en las mentes y los corazones de la gente. Garantizar nuestro futuro no consiste solo en proteger nuestras fronteras, sino también en proteger nuestros valores: democracia, solidaridad, y libertad. Este trabajo comienza en las aulas, en los programas de intercambio, y en las experiencias cotidianas que hacen que los jóvenes se sientan parte de Europa. La próxima generación solo defenderá Europa si realmente la siente como suya. Asegurémonos que así sea.

Archivado En