La niña tiesto y otras mil formas de arte para hacer escuela
Decenas de proyectos utilizan la creación cultural como herramienta pedagógica en colegios e institutos de toda España. La Asamblea de Madrid ha aprobado una propuesta del PSOE para apoyar estas iniciativas en la región
A la directora del colegio madrileño República de Chile, Arantxa Mitjavila, se le acumulan las tareas cada inicio de curso. Una de ellas suele consistir en convencer a una parte de los profesores que llegan nuevos de que tener un proyecto de centro volcado en el arte ni es un capricho ni un entretenimiento vacío. Que meter en las clases de este centro público del barrio de San Blas, durante el horario lectivo, por ejemplo, a una niña tiesto (la historia de una chiquilla a la que un día le creció una flor en la oreja) es una manera maravillosa de reforzar los aprendizajes de los chavales, de tr...
A la directora del colegio madrileño República de Chile, Arantxa Mitjavila, se le acumulan las tareas cada inicio de curso. Una de ellas suele consistir en convencer a una parte de los profesores que llegan nuevos de que tener un proyecto de centro volcado en el arte ni es un capricho ni un entretenimiento vacío. Que meter en las clases de este centro público del barrio de San Blas, durante el horario lectivo, por ejemplo, a una niña tiesto (la historia de una chiquilla a la que un día le creció una flor en la oreja) es una manera maravillosa de reforzar los aprendizajes de los chavales, de transmitirles valores y fomentar competencias tan importantes como la creatividad y el liderazgo. Y que lo mismo ocurre con actividades que ponen el juego y el movimiento en el centro, o que reutilizan la música que emana del agua y de los planetas. “Llevamos años trabajando así y sabemos que funciona. Y, sí, además es muy divertido, para los profesores y para los alumnos”, asegura Mitjavila. En su escuela, en la que están representadas familias de más de una treintena de nacionalidades, se ha reducido enormemente la conflictividad — “de 15 partes de expulsión al mes, ahora hace tiempo que no ponemos ninguno”— y el absentismo — “antes tenía 15 familias con ese problema y ahora tengo dos”— desde que trabajan con estas metodologías. “No somos cuatro locos”, insiste.
Desde luego, no son cuatro. Hay un buen puñado de artistas, profesores y profesionales y activistas de la cultura que creen en la potencia del arte como herramienta pedagógica e impulsan año tras año decenas de proyectos diseminados por colegios e institutos públicos de toda España. Hay directores de cine pilotando pequeñas piezas de alumnos, clases convertidas en compañías de ópera, artistas plásticos, visuales, músicos, arquitectos construyendo espacios con los niños, creando instrumentos musicales o haciendo coreografías con cristales y luces de colores mientras trabajan el lenguaje, el cálculo, la geometría, la geografía, la literatura, los valores... Son proyectos “liderados por centros de arte como el Museo del Prado, el Museo Reina Sofía, el Teatro Real o Conde Duque. Por colectivos de artistas. O por la sociedad civil: fundaciones y otras formas de asociación. En la escuela, los proyectos son guiados por profesores motivados o por directores de colegio”, explicaba el jueves de la semana pasada en la Asamblea de Madrid la diputada del PSOE Manuela Villa.
Lo hacía para defender una proposición no de ley para que, al menos en esa comunidad, este tipo de iniciativas cuenten con un apoyo de la Administración que ahora mismo no es suficiente. La propuesta se aprobó con los votos de PSOE, Unidas Podemos y Más Madrid, la abstención del PP y la negativa de Vox. Ahora, habrá que ver cuándo y cómo cumple el Gobierno regional del PP el mandato de la Asamblea, pero de momento ya van un paso por delante de otras comunidades.
En la de Andalucía, Patricia Carrasco, profesora del instituto Cartima, de Cártama (Málaga), se queja: “Ahora mismo, no tenemos ninguna ayuda de personal ni material”. Se refiere a su Plan Audiovisual de Centro, centrado en la “alfabetización audiovisual y cinematográfica de forma integral y transversal en todos los cursos y materias”. Como en buena parte de estas iniciativas, en este caso va acompañada de otras formas alternativas (aunque ya muy extendidas) de organizarse y dar clase, como el aprendizaje cooperativo o el trabajo por proyectos. Cuentan con el apoyo, eso sí, de dos entidades externas: Aulafilm y la Fundación Daniel y Nina Carasso, esta a través de la Red Planea. Aparte de la dificultad de conseguir los materiales, Carrasco, coordinadora del plan audiovisual del centro, señala otro problema importante: la rotación de un profesorado que llega, se le convence, se implica y se le forma, pero al año siguiente se marcha y vuelta a empezar. El siguiente vídeo resume una de las actividades que realizaron en el centro el pasado mes de enero.
De dificultades muy parecidas a las que menciona Carrasco habla Mitjavila desde el barrio madrileño de San Blas. Para que estas iniciativas de arte en la escuela se mantengan en el tiempo y no dependan del compromiso de esta o aquella persona, reclama que la Administración reconozca su especialización, “igual que los centros bilingües o los bachilleratos tecnológicos, y que eso de alguna forma signifique, a lo mejor, algún recurso humano más, y cierta estabilidad de la plantilla”. Este reconocimiento, y también el de la formación que hagan en este campo los profesores, están incluidas en la proposición no de ley aprobada el jueves en la Asamblea de Madrid.
Mitjavila admite que la legislación sí deja cierta autonomía, “espacio para inventar un proyecto”, dice en referencia al plan en el que cada centro, entre otras cosas, concreta los contenidos que va impartir cada curso y las metodologías que va a usar. En el República de Chile, su proyecto propio desde el curso 2017-2018 se llama Superarte. “Solemos movernos entre Ciencias Sociales y Ciencias Naturales; un año hemos trabajado la historia, otro el cuerpo humano, otro el metro de Madrid. Tenemos esos núcleos globalizadores, hacemos toda la investigación alrededor de ellos en Sociales, Naturales, Lengua y Matemáticas, y luego los plasmamos de una forma artística: puede ser un mural, pero también una proyección, un montaje...”. Este año, el proyecto gira en torno a la geografía: cada clase de primaria será un continente y las de infantil, la Antártida. Bajo el título de El mundo en tus manos, los alumnos darán la vuelta al globo poco a poco en cada asignatura.
Y todo eso se completa con talleres ofrecidos por artistas y arte-educadores, cuyo trabajo está subvencinado por la Red Planea. Esta plataforma de arte y educación está formada por 13 colegios e institutos piloto en Madrid, Andalucía y la Comunidad Valenciana, donde se experimenta con los proyectos que luego se extienden a los centros colaboradores (en estos momentos hay 47). El República de Chile es uno de los pilotos y este año ofrecerá una actividad de teatro aplicado, en la que se plantea una historia ficticia con huecos que han de completar los estudiantes. Una de las historias dirigidas por Ángel Parabá será la de la niña tiesto, esa muchacha a la que ha crecido de repente una flor en la oreja. A partir de esa idea, los alumnos “empiezan a comunicarse con ese personaje, como ellos mismos y, luego, convertidos en otros personajes: la madre de la niña tiesto, los científicos que tienen que tratarla....”, explica Parabás, que añade que se trata de que los niños y niñas se pregunten qué es ser diferente y entiendan ideas como la diversidad, la empatía...
El artista y arte-educador Álvaro Valls ofrecerá otro taller de conciertos participativos en los que los chavales utilizan distintas tecnologías para reutilizar sonidos de todo tipo (llegando a obtener sonidos de plantas o metales) que después remezclan con bases de música electrónica e imágenes. Y Laura Bañuelos dirigirá, junto a Sara San Gregorio, otra actividad en la que mezclan juego, movimiento y creación de objetos. “Invitamos a niños y niñas a desplegar el juego en el patio del colegio, a colonizarlo con materiales sencillos y otros diseñados especialmente para fomentar el juego cooperativo y de construcción”, explica Bañuelos. El siguiente es un ejemplo de su trabajo el año pasado con los niños de infantil.
Bañuelos es, además, coordinadora de proyectos en LÓVA (La Ópera, Vehículo de Aprendizaje), una de las iniciativas decanas de arte y escuela. Consistente en formar pequeñas compañías de ópera en el año escolar, nació en Estados Unidos en los años setenta y se fue extendiendo desde entonces a más de una treintena de países. En España está desde 2006 y cuenta el apoyo del Teatro Real, que ya ha ayudado a formar a medio millar de docentes que han creado otras tantas compañías escolares en las que han hecho ópera más de 11.000 alumnos. Su promotor fue el pedagogo musical Pedro Sarmiento. Por él, Manuela Villa ha llamado a la proposición no de ley aprobada el jueves en la Asamblea de de Madrid en apoyo a los proyecto de arte y educación PNL Sarmiento, cuenta la diputada del PSOE.
Esta PNL reclama, además, registrar y reconocer las actividades de arte y escuela. Hoy, más allá de algún proyecto aglutinador como la Red Planea, las iniciativa andan muchas veces dispersas y desconectadas por toda España. Sin ánimo de exhaustividad, los siguientes son algunos ejemplos:
La panadería. Cross Border Project. La compañía a la que pertenece Ángel Parabá, dirigida por Lucía Miranda, impulsa un “laboratorio de arte-educación, en el que profes y arte-educadores colaboran para desarrollar proyectos de Teatro Aplicado en coles de primaria, institutos de secundaria y facultades universitarias”.
OIR. Korikoko Cultura Infantil. Cuatro orquestas trabajan en red con otros tantos colegios públicos de Boadilla del Monte (Madrid).
Talleres Antropoloops. Un proyecto didáctico que une la remezcla y la experimentación musical con las tecnologías digitales.
Filomena Valió la pena. De Basurama. El colectivo ha transformado los patios de distintos patios de colegio en jardines y zonas de juego a partir de troncos. En el República de Chile usaron troncos da árboles caídos durante la tormenta Filomena. Y le pusieron un nombre: Filomena valió la pena.
Proyecto CESTO. “En CESTO se juega, se baila, se inventa, se construye y se aprende”, explica Laura Bañuelos. En esta página, ella y Sara San Gregorio explican paso a paso la iniciativa. El siguiente vídeo muestra la ludoteca que hicieron el curso pasado con los alumnos del República de Chile.
POSTDATA. MACBA. “El proyecto se inspira en las prácticas artísticas que utilizaron la correspondencia como medio de experimentación y sistema de distribución del arte desde los años sesenta y setenta. POSTDATA traslada al aula la tradición de fluxus, el dadá, las artes performativas y las prácticas site-specific a través de propuestas específicas de artistas contemporáneos que conforman las dos colecciones del proyecto”, explica la página en la que el Museo de Arte Contemporáneo de Barcelona explica la convocatoria de la iniciativa para este curso. El siguiente es un vídeo que colgó en Twitter la escuela Lavínia de Barcelona de su participación en el proyecto.
Tecno-magia. Museo del Prado. Álvaro Valls también llevó el curso pasado uno de sus talleres de performance audiovisual e instalación sonora al colegio público Giner de los Ríos de Parla, dentro del proyecto Tecno-magia auspiciado por el Museo del Prado. En el siguiente vídeo se puede ver una de las sesiones:
Artiazak. Iniciativa nacida en el País vasco, así se define su web: “Artaziak es una cooperativa de iniciativa social que trabaja en el ámbito de la educación artística y la mediación cultural. Impulsamos procesos de aprendizaje en los que las prácticas y metodologías artísticas son herramientas para compartir, construir y transformar saberes”.
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