Educando ciudadanos empleables
Los formatos híbridos pueden desarrollar un conjunto de capacidades más completo que la mera asistencia tradicional a clases presenciales.
La educación universitaria debe tener dos objetivos: formar a ciudadanos comprometidos con la mejora de la sociedad, y desarrollar su empleabilidad, de forma que accedan en las mejores condiciones posibles al mercado profesional. Ciudadanía y empleabilidad son los dos atributos que mejor definen al graduado universitario, también en la fase post-pandemia.
¿Cómo pueden las universidades cumplir con este objetivo en las circunstancias actuales, cuando los protocolos sanitarios complican la asistencia...
La educación universitaria debe tener dos objetivos: formar a ciudadanos comprometidos con la mejora de la sociedad, y desarrollar su empleabilidad, de forma que accedan en las mejores condiciones posibles al mercado profesional. Ciudadanía y empleabilidad son los dos atributos que mejor definen al graduado universitario, también en la fase post-pandemia.
¿Cómo pueden las universidades cumplir con este objetivo en las circunstancias actuales, cuando los protocolos sanitarios complican la asistencia a clases presenciales y el mercado laboral se ha contraído de forma dramática?
Respecto al primero de los retos, la experiencia académica y la investigación muestran que los formatos híbridos pueden desarrollar un conjunto de capacidades más completo que la mera asistencia tradicional a clases presenciales. Por ejemplo, si las clases interactivas se combinan con sesiones asíncronas, como foros o intercambio en equipos de trabajo, los alumnos más introvertidos, que suelen ser más innovadores y creativos, tienen más oportunidad de participar y contribuir al grupo, de manera que la discusión en clase es más sofisticada que en contextos normales. Por el contrario, en clases tradicionales los alumnos que participan son los más extrovertidos, y sus contribuciones son más convencionales.
Además, en formatos híbridos, los alumnos desarrollan en mayor medida las habilidades digitales tan demandadas por las empresas en la actualidad. Nuestros estudiantes ya cuentan con una capacidad digital natural, adquirida en muchos casos desde la niñez, que pueden potenciar en sus estudios universitarios, para la búsqueda de conocimiento, desarrollo de proyectos o trabajo en equipo con compañeros de otros países. El reto ahora para las universidades es formar a sus profesores para que puedan orquestar el aprendizaje, manejando plataformas, interactuando cómodamente con sus alumnos online, interviniendo activamente en redes sociales y utilizando aplicaciones que amplifican el aprendizaje.
En relación con el énfasis en la empleabilidad, las universidades tienen que hacer hincapié en las formas aplicadas de aprendizaje, especialmente durante las etapas finales de los programas de grado o de máster. También es muy positivo que instituciones como Times Higher Education fomenten y valoren el grado de empleabilidad en las universidades, con el ranking que elabora.
La implicación de los estudiantes en proyectos con dimensión social refuerza su sentido de identidad y compromiso como ciudadanos del mundo.
Como reflejo de las demandas de los reclutadores, los estudiantes desean cada vez más experiencia laboral práctica como parte de sus estudios, lo que les permite comenzar a trabajar el primer día después de la graduación. La introducción de asignaciones laborales, proyectos de consultoría, pasantías y otras iniciativas asociadas a los desafíos de la vida real puede mejorar la adquisición de habilidades prácticas muy necesarias.
Idealmente, los proyectos de aprendizaje aplicado se llevarán a cabo en diferentes países, estimulando la adaptación intercultural y una mejor comprensión de la diversidad. Asimismo, la implicación de los estudiantes en proyectos con dimensión social refuerza su sentido de identidad y compromiso como ciudadanos del mundo.
Precisamente los formatos híbridos, que se pueden impartir indistintamente en presencial u online, ofrecen mayor flexibilidad a los alumnos para poder realizar estas prácticas y proyectos profesionales, que mejoran su empleabilidad. Aquí la experiencia de las universidades durante estas últimas etapas de cuarentenas y enseñanza telemática puede servir para diseñar módulos creativos, que permitan una mayor inmersión de los estudiantes en el mundo profesional.
Desde el punto de vista de los contenidos de programas de estudio, la mezcla de humanidades, STEM y ciencias de datos es la mejor combinación para potenciar la empleabilidad de los estudiantes. La educación superior debe seguir un enfoque holístico para educar a la próxima generación de ciudadanos del mundo. Esto requiere estudiar las humanidades, vincular diferentes áreas de conocimiento, desarrollo de habilidades para un pensamiento crítico, así como conectarnos con personas de diferentes edades y de otras culturas.
Cualquier malentendido persistente sobre una supuesta contradicción entre las humanidades y STEM debería ya haberse disipado
Al mismo tiempo, los reclutadores exigen una base sólida en habilidades digitales, ciencias de datos y tecnología, y el conocimiento de estas áreas es esencial para los futuros empresarios.
Cualquier malentendido persistente sobre una supuesta contradicción entre las humanidades y STEM debería ya haberse disipado, tanto por la investigación académica como por el simple hecho de que muchos empresarios y directores ejecutivos exitosos tienen títulos en humanidades.
Mirando hacia el futuro, no hay duda de que la educación seguirá siendo una de las profesiones más fascinantes y desafiantes. Pero quizás el mayor reto para las universidades en la etapa post-pandemia es la capacidad de adaptarse y transformarse para satisfacer las nuevas y cambiantes necesidades de sus principales partes interesadas, educando ciudadanos empleables.
Santiago Iñiguez de Onzoño es presidente de IE University
Siga EL PAÍS EDUCACIÓN en Twitter o Facebook
Apúntese a la Newsletter de Educación de EL PAÍS