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En España hay urgencia hídrica

Reforzar la resiliencia frente al estrés hídrico ya no es una opción

El cambio climático enfrenta a España a un creciente estrés hídrico. Las sequías son cada vez más largas, las lluvias más intensas, las olas de calor más frecuentes y los incendios más destructivos. Todo ello afecta gravemente a nuestros ríos, embalses y acuíferos, y pone...

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El cambio climático enfrenta a España a un creciente estrés hídrico. Las sequías son cada vez más largas, las lluvias más intensas, las olas de calor más frecuentes y los incendios más destructivos. Todo ello afecta gravemente a nuestros ríos, embalses y acuíferos, y pone en peligro no sólo el equilibrio de la naturaleza, sino también actividades clave para el país como son la agricultura, la producción de energía o el turismo.

El problema radica en el uso intensivo del recurso, así como en la falta de una gestión sostenible del agua. En 2022, el 77% de la extraída se destinó a usos agrícolas, gran parte en zonas expuestas a estrés hídrico severo. Además, mucha de la infraestructura hídrica existente en España muestra signos de envejecimiento, con pérdidas por fugas, falta de digitalización y limitada capacidad de almacenamiento.

Frente a esta realidad, la Unión Europea (UE) ha presentado su nueva Estrategia de Resiliencia Hídrica, una hoja de ruta con horizonte en 2030 que persigue garantizar el acceso sostenible al agua para las personas, la economía y los ecosistemas. Apuesta por soluciones flexibles y adaptadas a las condiciones específicas de cada país, incluyendo entre sus prioridades la protección de las masas de agua, la eficiencia en el uso del recurso y la modernización de redes, apoyándose en la innovación tecnológica. También reconoce la necesidad urgente de movilizar inversión privada para cubrir la brecha de financiación, estimada en 23.000 millones de euros anuales en el conjunto de la UE (0,1% del PIB).

En el caso de España, el país debe multiplicar por tres su nivel de inversión actual para garantizar su resiliencia hídrica. Como se destaca en un reciente trabajo de BBVA Research, serán necesarios al menos 6.000 millones de euros anuales durante la próxima década, frente a los 2.000 invertidos en el periodo comprendido entre 2023 y 2024, superando incluso los niveles históricos alcanzados en 2007. España debe posicionarse como uno de los actores más comprometidos dada su elevada exposición a los riesgos climáticos. Más allá de un desafío ambiental, el agua representa una oportunidad estratégica para el desarrollo económico, como motor de modernización, empleo y competitividad mediante una política hídrica ambiciosa, transversal y de largo plazo. Invertir en tecnologías relacionadas con el agua, mejorar la eficiencia de uso y modernizar la infraestructura permitiría generar empleo, reducir costes y fortalecer la competitividad internacional, en un contexto de creciente tensión hídrica global.

Reforzar la resiliencia frente al estrés hídrico ya no es una opción: es una necesidad urgente que exige liderazgo político para impulsar medidas que promuevan el compromiso inversor público y privado y garanticen la eficiencia de uso de un recurso escaso y esencial para el futuro de la sociedad.

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