El rey de los diamantes se tambalea: la crisis de De Beers pone en jaque un negocio de 80.000 millones de euros
La mítica empresa fundada en 1888 sufre una caída sin precedentes en sus ventas por la menor demanda de piedras preciosas de China y el auge de las gemas de laboratorio. Los problemas de la compañía se extienden a todo el sector y complican el plan de venta de su dueño, Anglo American
Durante décadas, el círculo más exclusivo del mundo de los diamantes se reunía 10 veces al año. En estas cumbres, a las que solo se podía asistir por invitación, cientos de millones de dólares en gemas en bruto cambiaban de manos en cuestión de días. Hasta que dejaron de hacerlo.
Las reuniones secretas que organiza De Beers son la principal forma en que la empresa que inventó la industria moderna de los diamantes vende sus piedras preciosas a un selecto círculo de clientes. Estos cónclaves también han sido durante mucho tiempo una demostración del poder: se daba por hecho que el selecto grupo de compradores simplemente aceptara sin rechistar los precios y paquetes de diamantes que les presenta el icónico grupo minero.
Hasta hace no mucho, la relación fue lucrativa. Los clientes de De Beers, a menudo empresas familiares, conocidos en el sector como Principles, se han convertido en millonarios, o incluso multimillonarios cuando el viento iba a favor. Pero en los últimos meses las ventas se han visto afectadas por tensiones. Una crisis prolongada que paralizó el mercado de diamantes ha dejado a De Beers sin respuestas y a sus compradores furiosos y distanciados. Ahora, muchos de los Principles simplemente han dejado de aparecer en las cumbres.
En paralelo a este terremoto en la industria, el propietario de De Beers, Anglo American, está tratando de encontrar una salida para su participada. Cuando el consejero delegado de Anglo, Duncan Wanblad, anunció el año pasado una reestructuración del negocio tras rechazar la opa que les presentó BHP Group, el único tema en el que ambas partes parecían estar de acuerdo era que ninguna quería ser dueña de la compañía de diamantes más famosa del mundo.
Anglo ha prometido a los inversores que abandonará el negocio de diamantes para centrarse en la minería de cobre y mineral de hierro, pero encontrar un comprador dispuesto parece cada vez más complicado, ya que De Beers sigue dando tumbos.
El año pasado, De Beers se negó durante meses a reducir los precios de sus diamantes a pesar de que el resto del mercado se estaba desplomando, y muchos de sus clientes simplemente se negaron a comprar. Cuando finalmente capituló en diciembre de 2024, los recortes que anunció fueron vistos como insuficientes y tardíos.
En privado, algunos de los principales clientes de la empresa dicen que están frustrados porque el otrora monopolio parece no poder ejercer el liderazgo que necesita la industria. Pero De Beers, que durante años actuó como protector al ofrecer a sus clientes márgenes de beneficio incorporados, dice que su propio negocio debe estar por encima de todo.
La empresa afirmó que ya había tomado una serie de medidas, entre ellas reducir la producción, combinar las ventas, ofrecer mayor flexibilidad a los compradores e inversiones a gran escala en la comercialización de diamantes naturales. También se ha mostrado reacia a lanzar aún más diamantes a precios rebajados en un mercado inundado de piedras.
“Mi principal responsabilidad es el valor de De Beers”, afirmó el director ejecutivo de la compañía, Al Cook. “Pero eso es también lo que necesita la industria. La industria necesita una De Beers fuerte”.
El creciente distanciamiento entre De Beers y sus clientes es sólo un síntoma de la crisis que afecta a la industria de los diamantes, que mueve 80.000 millones de euros al año y que se extiende desde las minas de Botsuana hasta las joyerías de la Quinta Avenida de Nueva York. Lo que comenzó como una recesión pospandémica se ha descontrolado tanto que, incluso en un mercado conocido por sus ciclos, los veteranos de la industria dicen que la crisis es la peor que han visto nunca.
Por un lado, el sector debe capear el problema de los diamantes baratos. Una avalancha de gemas cultivadas en laboratorio está desplazando rápidamente a las piedras naturales, especialmente en joyería de moda y anillos de compromiso de gama baja. Al mismo tiempo, la industria está tambaleándose por el colapso en China, el segundo mercado de diamantes más grande, donde la demanda se ha desplomado un 50% desde la pandemia.
Los efectos de la crisis se extienden por todo el mundo. Los minoristas chinos han estado devolviendo decenas de millones de dólares de gemas sin vender cada mes; Botsuana, que alberga las operaciones mineras más grandes de De Beers, ha elegido un nuevo partido gobernante por primera vez en seis décadas, mientras que la caída de los ingresos por diamantes repercute en la economía; en la India se han cerrado fábricas o se han puesto a la venta. “No hay una solución clara en este momento”, explica Ben Davis, analista de RBC Capital Markets. “Todo el mercado necesita recalibrarse”, añade.
Orígenes
Fundada en 1888 por un ferviente defensor del imperialismo británico, Cecil Rhodes, en su apogeo De Beers controlaba casi el 90% de la producción mundial de diamantes y mantuvo un control estricto del mercado global durante los primeros años del siglo XX almacenando miles de millones de dólares en gemas en enormes cajas fuertes en su sede de Londres. También fue una de las máquinas de marketing más exitosas del mundo. En colaboración con los publicistas de Madison Avenue, en Nueva York, De Beers fue responsable de establecer los diamantes como la compra de lujo por excelencia. Creó el eslogan “Un diamante es para siempre”.
El monopolio finalmente terminó a principios del siglo XXI, cuando De Beers perdió una batalla legal de 10 años con EE UU por la fijación de precios de las gemas. Si bien su cuota de mercado se ha ido reduciendo desde entonces, De Beers todavía representa aproximadamente un tercio del suministro mundial de diamantes.
Para explicar la crisis actual del comercio de piedras preciosas hay que mirar a Asia. “El mercado en China está muerto”, subraya William Cordero, director ejecutivo de Lucara Diamond, que produce algunas de las gemas más grandes del mundo. “No veo una recuperación en los próximos años”.
Los comerciantes y los expertos del sector calculan que los minoristas chinos están devolviendo al mercado mayorista indio entre 30 y 40 millones de dólares al mes en exceso de diamantes pulidos. En este contexto, los precios de los diamantes en bruto han caído casi un 50% en los últimos dos años, mientras que el de las piedras pulidas ha bajado un 35%.
De Beers dice que lo peor ya ha pasado, en referencia a la devolución de diamantes desde China. Si bien desde la empresa reconocen que no hay señales de recuperación en un mercado tan crucial como el chino, confían en que la situación al menos debería estabilizarse.
Pero la debilidad de la demanda en el gigante asiático no es lo único que desvela a las empresas del sector. Manish Shah lleva 25 años trabajando en la industria desde Nueva York y es propietario de Gemxo, una empresa mayorista que suministra gemas sueltas a distribuidores, fabricantes y grandes minoristas. Hasta hace unos cinco años, todos los diamantes que circulaban por su empresa habían sido extraídos de una mina. Hoy en día, esa cifra se ha reducido a aproximadamente la mitad. El resto se fabrica en un laboratorio. “En este momento, esto no tiene precedentes. Es algo revolucionario, nunca había sucedido antes”, reconoce Shah. “Toda la industria está en crisis”.
El espectro de los diamantes falsos ha acechado al mercado durante más de medio siglo, desde que una empresa sueca sintetizó el primer diamante en 1953. Pero durante décadas la amenaza no se materializó. Sin embargo, las mejoras tecnológicas dieron lugar a una repentina avalancha de oferta de piedras de laboratorio, predominantemente en China y la India, por sus enormes márgenes de beneficio.
A diferencia de las gemas de imitación, como la circonita cúbica, los diamantes cultivados en laboratorios tienen las mismas características físicas y la misma composición química que las piedras extraídas de minas. Están hechos de una semilla de carbono colocada en una cámara de microondas y sobrecalentada hasta formar una bola de plasma brillante, lo que crea partículas que pueden cristalizarse en diamantes. La tecnología es tan avanzada que los expertos necesitan una máquina para distinguir entre gemas sintéticas y extraídas de minas.
La joyería de moda barata se ha visto especialmente afectada: los clientes que antes gastaban un par de cientos de dólares en piedras defectuosas ahora pueden conseguir diamantes sintéticos perfectos por el mismo precio. Boston Consulting Group estima que la producción de diamantes cultivados en laboratorio se ha multiplicado por 10 en seis años, lo que ha hecho bajar tanto la demanda como los precios de sus equivalentes naturales. Y aunque la producción de piedras cultivadas en laboratorio se ha disparado, el precio se ha desplomado. Los expertos afirman que los precios al por mayor han caído más del 90% en el último lustro y ahora se sitúan justo por encima del coste de producción. La magnitud de la caída global de los precios de los diamantes en bruto se está extendiendo por todo el planeta.
La industria también se ha enfrentado a una grave volatilidad tras la invasión rusa de Ucrania. Las sanciones occidentales a la minera rusa Alrosa han interrumpido los flujos comerciales. No obstante, Alrosa ha seguido vendiendo sus diamantes, predominantemente a clientes indios, con precios que siguen de cerca a los de De Beers. Y aunque los dos mayores productores han buscado mantener un nivel bajo de los precios (De Beers de Botsuana y Alrosa de sus minas rusas), esos esfuerzos se han visto aún más socavados por una avalancha de piedras más baratas provenientes de Angola.
Para De Beers, la crisis está tensando cada vez más las relaciones con sus clientes de élite. En la subasta de noviembre, los compradores que llegaron a Gaborone, la capital de Botsuana, se encontraron con que De Beers estaba fijando el precio de sus piedras en bruto un 25% por encima del precio vigente en el mercado. Muchos, simplemente, se negaron a comprar a esos precios.
Un mes más tarde, la empresa había capitulado con un recorte de entre el 10% y el 15%. Pero los diamantes en bruto de De Beers seguían siendo mucho más caros que los diamantes en el mercado secundario, donde los comerciantes y los fabricantes venden entre sí. Peor aún: se había eliminado una concesión temporal que permitía a los compradores rechazar partes de cada caja de diamantes.
Una vez más, los compradores se mostraron furiosos. Las relaciones ya estaban tensas después de que el jefe de ventas de la empresa escribiera a los clientes diciéndoles que De Beers planeaba reducir el número de clientes acreditados. Si bien no se ha tomado una decisión final, se espera que la cifra caiga de los 70 actuales a unos 50, según personas familiarizadas con la operación.
Momento delicado
La ruptura de relaciones llega en un momento particularmente delicado para De Beers, mientras Anglo American considera sus opciones para salir del negocio. La historia y la marca emblemática de la compañía hacen que sus directivos estén decididos a obtener un precio elevado. De hecho, Anglo sigue insistiendo en que es un activo “trofeo”, a pesar de la debilidad actual de mercado. Pero el tiempo juega en su contra. Los inversores están dispuestos a ser pacientes para que la crisis de la compañía y del sector deje a De Beers a precio de derribo.
Anglo ya ha anunciado un plan para vender su negocio de carbón y está en camino de escindir la unidad de platino, dejando los diamantes como el último tramo de la reestructuración. Mientras tanto, el gigante minero le ha dicho a De Beers que necesita detener la hemorragia, lo que significa no seguir acumulando existencias y reducir los costes donde sea posible.
Algunos miembros de la industria aún tienen esperanzas sobre la recuperación del negocio. Sostienen que el desplome absoluto del precio de los diamantes cultivados en laboratorio es algo positivo, y afirman que los consumidores no querrán un artículo de “lujo” que cueste casi nada, lo que significa que el atractivo de las piedras naturales debería seguir vigente. Los principales comerciantes también dicen que las ventas navideñas en Estados Unidos (el periodo crítico entre el Día de Acción de Gracias y el Año Nuevo) fueron fuertes, lo que indica una recuperación.
A pesar de esos “brotes verdes”, gran parte de la industria sigue siendo profundamente pesimista. Los consumidores que se han rendido ante los diamantes sintéticos probablemente se hayan perdido para siempre, mientras que los productos emergentes siguen avanzando en otros lugares y ese exceso de oferta lastra los precios. Y, lo que es más determinante, hay pocas señales de que China vuelva a ser algo parecido al gigante de la compra de diamantes que era antes de la pandemia.