El momento de Europa

La situación económica de Francia y Alemania abre una ventana de oportunidad para avanzar en inversiones relacionadas con bienes públicos europeos

Vista del Parlamento europeo en su sesión del 17 de diciembre.RONALD WITTEK (EFE)

La Unión Europea se encuentra en un momento crucial. A la pandemia y su profundo impacto a nivel económico y social se han sumado ahora otros eventos que, por su naturaleza, tienen la capacidad de ser igual de disruptivos para el futuro del continente.

A nivel interno continúa la invasión rusa a Ucrania y la preocupante situación en dos de los principales países de la UE: Francia y, sobre todo, Alemania. Su modelo económico basado en el ahorro, el freno al endeudamiento y la...

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La Unión Europea se encuentra en un momento crucial. A la pandemia y su profundo impacto a nivel económico y social se han sumado ahora otros eventos que, por su naturaleza, tienen la capacidad de ser igual de disruptivos para el futuro del continente.

A nivel interno continúa la invasión rusa a Ucrania y la preocupante situación en dos de los principales países de la UE: Francia y, sobre todo, Alemania. Su modelo económico basado en el ahorro, el freno al endeudamiento y la energía barata procedente de Rusia ha tocado fondo. A nivel externo, el segundo mandato de Donald Trump augura un tiempo crispado, con un multilateralismo debilitado y un riesgo de escalada proteccionista potencialmente muy perjudicial a nivel global. A eso se suma el enfrentamiento estratégico entre Estados Unidos y China, así como una situación conflictiva en buena parte de Oriente Medio.

Europa debe reaccionar sin más demora. La acción comunitaria contra la pandemia, gracias al Mecanismo de Recuperación y los fondos NextGenerationEU, fue un paso en la dirección correcta. Un instrumento basado en el cumplimiento de inversiones y reformas, con un calendario, teniendo en cuenta retos identificados previamente y accionable políticamente. La metodología asociada a los fondos NextGen ha supuesto una innovación institucional para la Comisión Europea y los Estados miembros que se ha exportado ya a otras importantes políticas, como las nuevas reglas fiscales o los programas de ayuda a Ucrania. Se trata, además, de un aprendizaje útil para el futuro. La duda surge al imaginar Europa a partir de 2026, cuando el Mecanismo llegue a su fin. Y es en este contexto donde se inserta y cobra sentido el informe Draghi, que identifica necesidades de inversiones y reformas en áreas relacionadas con la autonomía estratégica europea: innovación, descarbonización y competitividad, y seguridad y defensa.

Pero la implementación de las medidas será compleja. Como máquina legislativa, las instituciones europeas tratarán de alcanzar acuerdos en todo lo que concierne a simplificación y reformas. Pero, en la parte relacionada con las inversiones, la perenne falta de confianza y los equilibrios políticos internos de los países es probable que no permitan desarrollar un instrumento como NextGen, en el que la emisión de deuda conjunta se consolide a medio plazo.

¿Hacia dónde iremos? La situación económica de Francia y Alemania abre una ventana de oportunidad para avanzar en inversiones relacionadas con bienes públicos europeos: innovación, proyectos transnacionales de energía, inversiones estratégicas en el ámbito digital o en seguridad y defensa. Europa se encuentra en un momento trascendental para su supervivencia. Es el momento de aprovechar al máximo sus capacidades humanas e institucionales, y revertir el déficit inversor que sufre el continente desde la crisis financiera. Solo así podremos impulsar el crecimiento potencial y asegurar nuestro bienestar económico y social a largo plazo.


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