Fabbric: la empresa que hace sencillo el proceso de crear una colección de moda propia
La compañía catalana factura 300.000 euros con una plataforma que permite a cualquiera diseñar y fabricar prendas desde la web
Alba Rocafort y Hugo Cuesta se conocieron en el colegio. En el instituto tuvieron el sueño de crear su propia marca de ropa. Y con 16 años lo intentaron sin éxito. Con la mayoría de edad ella se mudó al Reino Unido a estudiar. Sus caminos se separaron, pero la ilusión nunca se perdió. Hasta que el mundo se paró. En plena pandemia decidieron que era el momento de arrancar y lo dejaron todo para hacer realidad su ilusión de adolescentes. En 2021 fundaron Fabbric, compañía con sede en Barcelona que desde entonces ha evolucionado hasta convertirse en una plataforma que facilita a cualquier persona la creación de una colección de moda en apenas unos minutos. En 2023 facturaron 300.000 euros y en 2024 aspiran a conseguir 1,5 millones.
Fabbric nació como comercio digital, vendiendo los stocks sobrantes de moda de los fabricantes. Con el objetivo de ganar visibilidad, acordaron una colaboración con la creadora de contenidos Isa Hernáez. Ella ideaba los diseños y ellos producían. Fue un éxito. Revistas como Vogue destacaron aquellas propuestas y, a partir de ahí, distintos influencers contactaron con los emprendedores con interés en repetir la jugada. “Vimos que había una necesidad y que la oportunidad de negocio era mayor ahí, así que decidimos cambiar y centrarnos en facilitar que cualquiera tuviera la oportunidad de crear su propia colección”, recuerda Rocafort. En 2023 concluyeron la transformación. Y pronto también llegaron nuevos clientes: desde diseñadores emergentes a empresas “que querían pasar de hacer simple merchandising a moda”, explica la emprendedora. Entre ellas, Heura o Razzmatazz.
Este octubre lanzaron su plataforma, abierta y gratuita. El procedimiento es sencillo. Basta registrarse para, después, desarrollar la colección a partir de una serie de elecciones, como las prendas, los tejidos, los colores o las impresiones de un logo o dibujo. La compañía elige entonces al fabricante más adecuado entre su veintena de colaboradores establecidos en España, Portugal y China. Como la producción es bajo demanda, el tiempo de fabricación se extiende entre uno y tres meses en base al número de unidades o la complejidad de cada colección. Finalmente, llega a casa.
Hasta el momento han trabajado con más de un centenar de clientes cuyo tique medio ronda los 10.000 euros. Sus ingresos dependen del número de prendas producidas —obtienen un margen sobre cada una—. En estos últimos meses también ha aumentado su equipo: han pasado de tres a diez personas, potenciando el área tecnológica y de diseñadores. Por eso la start-up ha tirado de ronda de financiación para consolidar su rápido crecimiento. A principios de este otoño anunció la llegada de 1,25 millones de euros de la mano del fundador de Desigual, Thomas Meyer, así como Hanswomen Group, Venture Hub y Roi Ventures. Ahora la empresa busca consolidar su modelo de negocio ampliando el catálogo de prendas y las opciones de personalización.
Ahora la empresa busca consolidar su modelo de negocio ampliando el catálogo de prendas y las opciones de personalización, además de lanzar una opción de subscripción que dará acceso a patrones y diseños más exclusivos. También han puesto el foco en la internacionalización. Son una de las 12 startups europeas —la única española— elegidas en el programa Supernovas Rocket Up del Instituto Europeo de Innovación y Tecnología, lo que les facilitará abrir camino en el viejo continente. “Luego daremos el salto al resto del mundo”, anuncia la empresaria, tan optimista como ambiciosa. “Creemos mucho en lo que hacemos y somos muy soñadores: estamos aquí para revolucionar el mundo de la moda”, concluye.