Juan Pedro Moreno (WPP): “Cocinar y hacer PowerPoint me relaja que te mueres”

El presidente del grupo publicitario, que asegura que una de sus aficiones son las fiestas, se miente mucho los fines de semana

Juan Pedro Moreno, presidente de WPP en España.

El trabajo tiende a absorberle hasta niveles infinitos, asegura el presidente de la multinacional de la publicidad WPP en España, que busca la trascendencia en los logros laborales dado que no tiene hijos. Pero Juan Pedro Moreno quiere conciliar y para ello “construyo obligaciones que expulsen el trabajo de mi vida”. Como el piano, con cuyas clases, “que no se cancelan bajo ninguna circunstancia”, ha conseguido momentos para sí mismo, lejos del móvil y el Whatsapp. En sus ratos libres, el ejecutivo ha montado una productora juntos a unos amigos. Y también una floristería.

Pregunta. ¿Cómo vendería a Juan Pedro Moreno si fuera un producto?

Respuesta. Creo que Juan Pedro es un tío muy afortunado, que ha tenido una carrera profesional que ha combinado dos cosas que no se trabajaban mucho en nuestro país: el compromiso absoluto y hablar inglés. Después de 31 años en el mundo de la consultoría, me considero un buen consultor: un señor que sabe muy poquito de todo y mucho de nada, capaz de articular ideas y de que la gente crea en ellas. Soy un poco el Alfonso Escámez de la consultoría. Entré de botones y acabé de presidente.

P. Y en el terreno personal, ¿qué diría?

R. Soy un tío que habla, simpático/empático. Una persona que cree mucho en las relaciones personales, que tiene a amigos en todos los sitios y le gusta conocer a gente nueva. Me apasionan las relaciones sociales.

P. ¿Cuáles son aficiones?

R. No soy de los que separa vida personal y vida profesional. Yo solo tengo un número de teléfono y un email. Nunca me ha gustado separar ambos ámbitos y por eso tengo muchos amigos del trabajo. Con los hobbies me pasa igual, todo el mundo sabe cuáles son porque los llevo allá adonde voy. Son tres: la ópera, bueno, la música en general, que se lo debo a mis padres, que ponían música los fines de semana por las mañanas para despertarnos y de ahí nació mi afición. Otra de mis aficiones es la cocina. Hay dos cosas que me relajan que te mueres, que son cocinar y hacer PowerPoint. Pese a ser presidente de una compañía, yo me hago mis propios PowerPoint. Mi tercer hobby consiste en la fiesta, me encanta organizar fiestas, reuniones sociales... De hecho, una de las primeras iniciativas que puse en marcha en WPP se llama Jueves al sol, una fiesta con música y comida una vez al mes en la que se consumen 1.500 litros de cerveza.

P. ¿Cuál es el último PowerPoint que ha hecho?

R. El último Power Point lo acabo de hacer para la Comunidad de Madrid, para el Consejo Asesor de Transformación Digital, al que pertenezco, porque los recursos públicos son escasos y no tengo a nadie que me ayude.

P. ¿Qué y cuándo cocina?

R. Y hay días que llego a mi casa a las 22:00 de la noche, he tenido un día durísimo, y aunque esté solo me pongo a hacer unas berenjenas asadas o un pudín de cabracho. Me lo hago y a lo mejor ni me lo como, lo guardo en la nevera y me acuesto, pero me relaja. Otras veces, como este fin de semana, que he hecho solomillo Wellington y he invitado a unos amigos a comer.

P. ¿Tiene más hobbies?

R. Tengo otro hobby o más bien una frustración, que es tocar el piano. Siempre he querido tocarlo. Lo toco mal, pero me gusta y no tengo prisa por aprender. Siempre me prometo que voy a dar clase el fin de semana y no la doy. Doy una hora o dos a la semana. El piano te enseña humildad porque da igual lo listo que seas, la única forma de aprender es con dedicación y esfuerzo.

P. ¿Y qué hace los fines de semana?

R. Los fines de semana me miento mucho. Me miento mucho porque me prometo a mí mismo que voy a hacer cosas que acabo no haciendo con todo el gusto del mundo. Tengo una casa en Segovia. Entonces sueño con me voy allí a recogerme, a leer, a escribir... Cojo el coche, pero cuando llego a Torrelodones ya he llamado a cuatro amigos para que invitarles a ir, con lo cual no estoy solo en casa. Otras veces pienso que me voy a quedar colocando la biblioteca y, cuando empiezo, tres amigas llaman a la puerta para tomar el aperitivo... Me miento mucho. Del gimnasio, ni hablamos.

P. ¿Le cuesta desconectar?

R. No me cuesta desconectar en lo operativo, es decir, en decidir no contestar emails, ponerme al teléfono o ir a reuniones... Pero la cabeza es otra cosa. Soy muy creativo y me meto en la cama y sueño lo que voy a decir al día siguiente en un speech al que tengo que ir. En eso no desconecto.

P. ¿Es caprichoso?

R. Caprichoso no. O sea, no soy marquista ni gastón. Me gustan los relojes. Hace años cada vez que firmábamos un contrato importante, me compraba uno. Me decía que era una forma de invertir.

P. ¿Cómo va la transformación de WPP que se propuso cuando llegó hace año y medio? ¿Ha cambiado a la compañía o ha sido ella quien le ha cambiado a usted?

R. Cuando llegué aquí tuve la sensación de que había pasado en cuestión de minutos de la legión romana a la aldea gala. Y cuando tú eres un aguerrido romano, que ha pasado toda su vida en una legión ordenada y metódica con tu casco, y te ves allí con un trapillo y la olla en la que no sabes muy bien lo que estás cocinando, tienes la tentación de comprar cascos, escudos y como se llamen las falditas romanas y ponérselas a todos. Y los primeros momentos dices aquí lo voy a cambiar todo. Pero luego piensas, ¿y si cambia el que viene de fuera? Y es en lo que estoy. La combinación resulta positiva, el negocio va bien, crecemos un 10% y nuestra rentabilidad ha crecido un montón.

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