Eidf Solar vuelve a las andadas

La firma fotovoltaica de autoconsumo industrial, cuyas cuentas de 2022 fueron cuestionadas por la CNMV, perdió 32 millones en 2023 y el auditor duda de su capacidad para continuar

Paneles instalados por Eidf Solar en una empresa de Sevilla, en una foto cedida por la compañía.

Lo que sucede en la empresa Eidf Solar demuestra que en el mercado unas pocas palabras bien elegidas pueden convertir a un gestor en sumo sacerdote de los negocios. Ni unas pérdidas de 32 millones de euros, ni una condena a tres años de prisión del propietario, ni el difícil entorno de negocio para las empresas de energías renovables parecen motivo suficiente para detener el paso del grupo gallego. La firma que preside Fernando Romero, que pasó de ángel a villano en el BME Growth el año pasado (y que en círculos empresariales se daba por muerta) acumula una revalorización en 2024 del 11% y su capitalización a cierre de este viernes ascendía a 411 millones. La compañía, que instala paneles solares para autoconsumo industrial, está lejos de los 1.619 millones que llegó a valer en plena ebullición de la burbuja de las renovables, antes de que la CNMV suspendiese su cotización por no presentar las cuentas auditadas de 2022 y tras acusarla de gravísimas irregularidades. Pero desde el verano pasado ha ido haciendo pequeños movimientos para ganar parte del crédito perdido. Otra cosa es que Romero, que no está dispuesto a renunciar a labores ejecutivas y que tiene el 54,6% del capital, sea capaz de darle la vuelta por completo al colapso bursátil que arrastró a muchos pequeños inversores.

Por ahora los datos pintan el panorama de negro. En 2023 el grupo multiplicó por ocho las pérdidas; presentó un resultado de explotación negativo de 12 millones y recibió otro tirón de orejas de su auditora Pwc, que señaló, de nuevo, debilidades significativas en el modelo de control interno. Los auditores señalan sus dudas “sobre la capacidad del grupo para continuar su actividad” y se lavan las manos por si afloran en el futuro nuevos errores. Apuntan, además, a que las pérdidas deberían haber sido mucho mayores.

Pero por sorprendente que parezca, una realidad incómoda puede mantenerse a raya si hay suficientes dosis de confianza en el negocio. En los últimos diez meses el presidente de Eidf Solar ha embarcado en el proyecto a Atlitlan, la gestora de patrimonio de Roberto Centeno (el yerno de Juan Roig) con quien pretende invertir 40 millones en parques solares. Al consejo se ha sumado Eduard Romeu, que hasta marzo era vicepresidente económico del FC Barcelona y que durante ocho años dirigió (y sacó a Bolsa) a Audax. En el máximo órgano de administración han entrado caras nuevas como Susana Olcina, procedente del departamento legal de Telefónica. Joan Gelonch, ex presidente de Gaesco, es desde enero el consejero delegado, después de que el anterior fuese cesado en apenas tres meses.

Romeu, que ahora actúa como portavoz de la compañía, conoció a Romero el otoño pasado en un almuerzo en Madrid y admite que aquello le impactó. “No deja indiferente a nadie, en un sentido o en otro. Ya sabemos que entre el blanco y el negro hay un gris. Él me daba una serie de argumentos [sobre la marcha de la compañía]. Me parecían muy razonables, vi que era una persona muy comprometida con su negocio, un luchador, además de muy modesto. Son esas las virtudes que me encantan de un empresario”.

Como cortar jamón

En noviembre Romeu se sentó a analizar toda la documentación interna de la empresa y decidió que merecía la pena arriesgar su reputación. “Lo vi como un reto. Puse una serie de condicionantes que se fueron cumpliendo. Los vencimientos de circulante y pagarés y otros compromisos a corto plazo tendrían que ser asumidos por los accionistas mediante la instrumentación de préstamos convertibles. Tenía que haber un cambio de estilo sin cambiar a la persona, porque creo que Fernando sigue siendo el referente”. Bajo la premisa de que “lo que ha acontecido no debe volver a acontecer”, asume que su misión es dar tranquilidad a un mercado muy nervioso. “Hemos presentado pérdidas, pero nos recuperaremos. Siempre pongo el ejemplo de que esto es como cortar un jamón, vas eliminando la grasa. Primero sobredotas, y a partir de ahí, siempre haciendo tu labor bien, seguro que tienes reservas ociosas que luego fructificarán”.

Romeu cree que Eidf ha hecho un esfuerzo por reducir su estructura y que ha conseguido lo más importante: “Han tenido que aparecer una serie de accionistas que se lo han creído. Me refiero con esto a que Fernando ha sido capaz de empatizar con ellos, de convencerles, igual que lo hizo conmigo. Yo me lo he creído y estoy convencido de que esta empresa será un cañón en el medio plazo”.

La realidad quizá sea algo más tozuda. La empresa reconoce que estos meses ha tenido dificultades para atender a pagos de proveedores y acreedores. Se le han cerrado las puertas de muchas entidades financieras y se han visto forzados a vender determinados activos para obtener liquidez (entre otras operaciones, han cerrado la venta de 89 megavatios al grupo Brookfield). Romeu lo ve como una fortaleza. “Tanto Atlitlan como Brookfield son operadores magníficos”. Y destaca que su plan tiene puntos fuertes: son líderes en autoconsumo industrial, tienen un pipeline (catálogo) de 2.800 megavatios y una rama de comercialización con 35.000 clientes. Pero como todo, el diablo está en los detalles: de todos esos megavatios solo cuentan con 19 plantas operativas (39 megavatios de capacidad) y los otros 2.847 Mw en 212 instalaciones son solo un proyecto.

El momento no es especialmente favorable para empresas como Eidf. Quizá el negocio industrial no muestre debilidades tan evidentes como las del autoconsumo doméstico, pero lo cierto es que el año pasado descendió un 13% y este 2024 sigue bajando. La empresa, dicen sus críticos, apenas tiene activos (la mayoría de los instaladores son subcontratas), ni naves. La fe, según parece, les sobra. Está por ver si eso es suficiente.

Una condena a tres años de prisión

Las sospechas que la CNMV hizo públicas el año pasado por “posible falseamiento de documentos por parte de la compañía” y “evidencias de posible falsificación de contratos y documentos elaborados por parte de los responsables de la sociedad”, están ahora en manos de un juzgado de lo Penal en Pontevedra. El 26 de abril, y por segunda vez, se suspendía el juicio que sienta en el banquillo a Fernando Romero y a su madre por un supuesto delito de falsedad en documento mercantil. Poco antes, el 8 de abril, otro juzgado de esa misma ciudad condenaba a Romero a tres años de prisión por alzamiento de bienes (frustración de la ejecución) tras haber vendido unas acciones de Eidf embargadas para el pago de una deuda. El directivo ha recurrido el fallo. 


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