La ciudad del futuro va más allá de la tecnología
EL PAÍS y Acciona reunieron a diversos expertos para conversar sobre las metrópolis y el reto de ser sostenibles, resilientes e inclusivas
Las ciudades, mucho más que una amalgama de calles, edificios y monumentos, son entidades vivas que se definen por las personas que las ocupan y la intrincada red de relaciones que entretejen. Estos núcleos albergan a una proporción significativa de la población global, una tendencia en constante ascenso. Hoy, el 54% de la población (unos 4.000 millones de humanos) reside en alguna área urbana. Para 2030, cerca de 2.000 millones más se habrán mudado a estos centros que, po...
Las ciudades, mucho más que una amalgama de calles, edificios y monumentos, son entidades vivas que se definen por las personas que las ocupan y la intrincada red de relaciones que entretejen. Estos núcleos albergan a una proporción significativa de la población global, una tendencia en constante ascenso. Hoy, el 54% de la población (unos 4.000 millones de humanos) reside en alguna área urbana. Para 2030, cerca de 2.000 millones más se habrán mudado a estos centros que, por un lado, se erigen como motores de progreso y fábricas de talento humano, al tiempo que se convierten en los principales consumidores, en ocasiones depredadores, de los recursos del planeta. Y dada sus dimensiones, será allí, en los grandes monstruos de cemento, donde se deberá luchar contra el cambio climático.
“No habrá un planeta sostenible sin ciudades sostenibles, porque lo global y lo local están íntimamente conectados”, afirmó Raquel Sánchez, ministra de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana en funciones. En un encuentro organizado por EL PAÍS y Acciona, la representante del Gobierno dijo que pese a las voces que “de manera irracional” cuestionan ahora la transición ecológica y tachan de “ideología progre” a la evidencia científica, la inmensa mayoría de las ciudades españolas han asumido ya un modelo más justo y equitativo de crecimiento. “Lo están haciendo adaptándose a los efectos del calentamiento y la reducción de sus emisiones, lo hacen aumentando el reciclaje de residuos y lo hacen optimizando el consumo de agua y la eficiencia energética y lo hacen también aumentando la digitalización”.
Pero aún hay retos por resolver. De acuerdo con la ministra, en la movilidad y en la vivienda están las claves para reducir las emisiones hacia 2030. “Descarbonizar la movilidad es una exigencia de salud pública”, advirtió. Y en un contexto de altos precios de los combustibles, para muchas familias este servicio es imprescindible. “Nuestra intención es mantener para todos los ciudadanos la reducción del precio de los abonos del transporte y convertir más adelante en estructural esta medida para determinados colectivos”, afirmó. De acuerdo con Sánchez, el país ensaya con éxito nuevos modelos: a la demanda o a las rutas dinámicas, que permiten desvíos de trayectos para recoger a usuarios fuera del itinerario. Además, mencionó que de los 13.000 millones de euros de los Fondos Europeos, dedicados a la nueva movilidad, más de la mitad nutren un plan de choque de movilidad sostenible.
Pero alertó de que algunos ayuntamientos recientemente constituidos por fuerzas de la derecha y la extrema derecha están suprimiendo las zonas de bajas emisiones de nueva creación. “Son decisiones injustificables que contravienen la ley del cambio climático y que no vamos a pasar por alto”, apuntó. Por el lado de la vivienda, planteó dos metas ambiciosas: la primera, que la vivienda pública represente el 20% del parque total; la segunda, acelerar la rehabilitación con criterios de eficiencia energética hasta alcanzar las 410.000 actuaciones. “Vamos por el buen camino… No solo queremos cumplir con el objetivo de reducir un 55% las emisiones en 2030, sino que estamos en disposición de conseguir en esa fecha que el 48% de toda la energía que consumimos sea renovable y que estas fuentes representen el 81% de toda la generación de electricidad en España”, agregó en el evento titulado Urbes Resilientes, celebrado en Madrid el lunes pasado.
“El cambio climático es una realidad que nos afecta a todos, pero en lugar de verlo como un desafío podemos verlo como una oportunidad para actuar”, recalcó Juan Cantón, director general de Prensa en Prisa Media. La urbe ideal, comentó Huberto Moreno, consejero delegado de Construcción de Acciona, tiene que cumplir con, al menos, tres elementos. El primero, ser inclusiva. “Deben ser lugares con igualdad de oportunidades y acceso a servicios básicos. Eliminar las barreras que impiden la participación plena de grupos marginados y garantizar que nadie quede detrás del proceso de desarrollo”. El segundo, ser seguras. “Es fundamental. Pero no solo seguridad física, sino alimentaria, en la vivienda y económicamente”. El tercero, ser resilientes. “En un mundo en un constante cambio, deben ser capaces de recuperarse rápido de crisis y desastres, ya sean naturales o provocados por el hombre”.
Júlia López Ventura, directora regional para Europa C40, señaló que en las ciudades del viejo continente hay una verdad evidente que es ignorada. “Si somos serios con los Acuerdos de París y con el Pacto Verde Europeo hay que abordar el elefante en la habitación: los combustibles fósiles”. Pero poner el tema sobre la mesa es complicado, ya que los ayuntamientos no tienen competencia en materia de energía. “Las urbes del mañana se están construyendo ahora y es ahora cuando deberíamos de estar implementando las soluciones… Sabemos que la guerra climática se ganará o perderá en las ciudades”, aseguró. Ana Beatriz Jordao, jefa de la oficina en España de ONU Habitat, dijo que las metrópolis actuales juegan tres roles distintos. Son responsables de contaminar, porque emiten muchos gases de efecto invernadero. Son víctimas, porque allí es donde están las personas más vulnerables que sufren los efectos de una economía basada en el carbono. Son salvadoras, porque se concentran las soluciones innovadoras que darán la respuesta a los desafíos medioambientales. A nivel mundial, dijo, el Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) 11 —que tiene que ver con ciudades inclusivas, seguras, resilientes y sostenibles— no se está consiguiendo. “Somos pesimistas a nivel global sobre el progreso de este ODS”. En España, sin embargo, son optimistas, porque se están poniendo en marcha una serie de actuaciones nacionales y locales que están alcanzando las metas. Aun así falta mucho por avanzar, por ejemplo en el tema de los residuos y su reciclaje.
Esperanza de vida
“En el futuro, el parámetro más sencillo y más visible, el indicador más claro de progreso en las ciudades va a ser el alargamiento de la esperanza de vida”, recalcó José María Ezquiaga, doctor arquitecto urbanista, presidente de la Asociación Española de Técnicos Urbanistas (AETU). “Las ciudades son organismos resilientes que han sabido adaptarse a los problemas que han ido surgiendo a lo largo de la historia”, abundó Manuel Pérez Romero, presidente del Centro de Ciudades Sostenibles. Las metrópolis se han sabido adaptar a la historia, pero hoy están bajo presión. “Quizás la gran diferencia es que ahora [el cambio] es muy rápido o muy urgente, con unos desafíos globales que miran hacia una fecha muy concreta: 2050″, detalló Bruno Sauer, director General de Green Building Council España (GBCe).
“No existe una solución única para las ciudades”, añadió Félix González Yagüe, director de estrategia y sostenibilidad del área de construcción de Acciona. “La ciudad ideal no es una ciudad con telepresencia solamente, o con vehículo eléctrico”. La urbe ideal tiene que atacar cinco vectores fundamentales: el agua, imprescindible para la actividad humana, la energía, la vivienda e infraestructuras, la movilidad, los residuos que generamos por cada una de estas actividades, dijo. El encuentro Urbes Resilientes se enmarca bajo el Ciclo Regeneración: Impacto Positivo, con el que EL PAÍS y Acciona buscan poner sobre la mesa los temas más importantes de la economía y la sociedad española.
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