Sacyr se enfoca en reducir la deuda
La empresa ultima la venta de su rama de servicios y cambiará sus políticas de gobernanza para que en 2025 el presidente, con 71 años, deje de ser consejero delegado
El pasado martes, el presidente y consejero delegado de Sacyr, Manuel Manrique, anunciaba en una conferencia con analistas que a partir de 2025 las funciones que ahora aglutina su figura recaerán en dos personas. “Asumimos el compromiso de dividir la actual combinación de presidente y consejero en dos figuras separadas en 2025″. La constructora tardará todavía más de año y medio para cumplir con uno de los mantras del buen gobierno corpora...
El pasado martes, el presidente y consejero delegado de Sacyr, Manuel Manrique, anunciaba en una conferencia con analistas que a partir de 2025 las funciones que ahora aglutina su figura recaerán en dos personas. “Asumimos el compromiso de dividir la actual combinación de presidente y consejero en dos figuras separadas en 2025″. La constructora tardará todavía más de año y medio para cumplir con uno de los mantras del buen gobierno corporativo: la separación de poderes en la cúpula. En esa fecha, el actual presidente, que con toda probabilidad será reelegido en la próxima junta de accionistas, tendrá 71 años. Esta medida se suma al próximo nombramiento de dos nuevas consejeras independientes (ahora son cuatro mujeres de 14 puestos), y a los pasos que dará la empresa para limitar el voto de calidad de Manrique, reducir el número máximo de consejeros o reformar la figura del consejero coordinador.
Son, creen fuentes del mercado, actuaciones para favorecer la entrada en el capital de fondos internacionales en línea con el perfil de compañía global que construye la empresa. Porque ahora la propiedad es básicamente local: la familia del empresario Demetrio Carceller, a través de Disa, tiene la mayoría de las acciones (14,59%), seguida de uno de los fundadores, José Manuel Loureda (7,37%), y del grupo del constructor José Moreno Beta Asociados (5%). La excepción está en Bank of America, que el 24 de abril afloró participaciones de otro 5% y que suele actuar como depositario de inversores estadounidenses. Se espera que los cambios apuntalen la relativa buena marcha de la empresa en Bolsa, donde capitaliza casi 2.000 millones de euros y donde los 13 analistas que siguen el valor ven todavía recorrido al alza.
El plan para animar el precio de la acción se apoya en un negocio que sigue aumentando en concesiones y en la inminente venta de sus empresas Valoriza Servicios Medioambientales, dedicada al tratamiento de basuras, y de Sacyr Facilities, que fundamentalmente opera en limpieza y mantenimiento de edificios. Con 19 propuestas sobre la mesa, en estas últimas semanas se están haciendo las auditorías para que los aspirantes puedan presentar ofertas vinculantes a finales de este mes, según fuentes de Sacyr. Los ingresos que podrían conseguir, que algunos analistas han cifrado en la horquilla de 500 o 600 millones, irían fundamentalmente a reducir la deuda con recurso, de 644 millones, que tiene el grupo (la deuda asociada a proyectos, de 7.800 millones, se paga y se vincula a la explotación de cada activo). Cuando se completen las desinversiones, la empresa se convertirá en una compañía más saneada pero también más pequeña, porque se quedará sin unos 850 millones en ingresos que ahora aportan un resultado de explotación cerca de cien millones de euros. Consecuentemente dejará de tener la mitad de sus actuales 41.000 empleados. Quedan fuera de la operación otras filiales de servicios como Cafestore, especializada en la explotación de restaurantes en hospitales o áreas de servicio en autopistas y autovías; Sacyr Conservación (mantenimiento de carreteras, presas o aeropuertos) y Sacyr Green, que desarrolla proyectos de economía circular.
Con una cartera de 47.600 millones de ingresos futuros, la española es la cuarta mayor firma concesional del mundo, según la revista Public Works Financing, con 57 activos en funcionamiento en países como España, Italia, Colombia, Chile, EE UU o Brasil. Este año ampliará esa cifra cuando corte la cinta roja de sus nuevas autopistas en Italia, Colombia y Paraguay, que se sumarán a la inauguración del Ferrocarril Central de Uruguay, un proyecto de 273 kilómetros de vías férreas entre el puerto de Montevideo y la ciudad Paso de los Toros. La vida media de esas concesiones es de 24 años, y todavía tienen en su catálogo otras ocho adjudicaciones pendientes de construcción y puesta en marcha.
Menos tráfico
En el primer trimestre la afluencia de vehículos de algunas de ellas ha caído, como en la chilena Valles del Desierto que recorre Atacama, o en la colombiana Puerta de Hierro en el municipio de El Carmen de Bolívar. “En su mayoría son concesiones cuyos ingresos no están vinculados al tráfico”, apuntan en el grupo, pero sí se actualizan con la inflación. Como ejemplo exponen que en muchos acuerdos, los Estados compensan a la compañía si la circulación baja. En julio presentarán una oferta para hacerse con la gestión de la red de carreteras de Puerto Rico.
La rama de construcción también está perdiendo peso en la actual Sacyr, una empresa que ha dejado atrás dolores de cabeza como el del canal de Panamá (del que todavía esperan un laudo en cuestión de semanas sobre aspectos laborales y el diseño de las compuertas). Sin embargo, sí deberá enfrentar la acusación de la CNMC, que el año pasado le impuso una multa de 16 millones por compartir información durante años con las mayores constructoras del país, sanción que está congelada por la Audiencia Nacional hasta que se resuelva el caso.
Con una cartera de unos 7.275 millones, casi cien menos que a principios de año, y una caída en volumen del 7% en el primer trimestre, más de la mitad de las infraestructuras que construye son para sus propias concesiones. Internamente aluden a que así logran ser más rentables. Recientemente, un hecho inesperado —la reactivación por parte del nuevo Gobierno italiano del proyecto de reconstrucción del puente de Mesina— ha puesto de nuevo el foco en su negocio, ya que la empresa española participa en un 18% en el consorcio al que se le había encargado inicialmente la obra. El presupuesto, de unos 10.000 millones, está “en plena redefinición, en una fase inicial”, señalan en Sacyr. También se acaban de adjudicar la reconstrucción del canal del Dique, en Colombia, un proyecto que sale del río Magdalena, al norte del país, hasta Cartagena de Indias, por 560 millones.
Con vistas al futuro, el agua será otra de sus palancas de crecimiento. Ahora mismo su filial encargada de plantas de potabilización, desalación y suministro ingresa 193 millones con un ebitda de 40. A finales de este año pondrán a la venta el 49% para poder crecer de la mano de un socio industrial.
Sigue toda la información de Economía y Negocios en Facebook y Twitter, o en nuestra newsletter semanal