La encrucijada de Técnicas Reunidas

La compañía de ingeniería presenta una ampliación de capital para apuntalar su balance y enfrentarse a la descarbonización de la economía

Planta de producción de combustibles limpios desarrollada por Técnicas Reunidas en Al Zour (Kuwait).

Salir de una encrucijada no es fácil. Hay que elegir senda y las equivocaciones cuestan caro. Técnicas Reunidas, con 63 años de historia, 17 años de Bolsa y en la cofradía del Ibex 35 hasta 2019, está en la encrucijada. En realidad, está en varias. Una, de negocio: la compañía de ingeniería y construcción, especializada en instalaciones petroquímicas y gasistas —75% de su capacidad de oferta—, está obligada a encajar en el proceso de transición energética. Pero además —encrucijada número dos— ha tenido que decidir si ajustaba el rumbo con recursos propios o, por el contrario, pedía dinero al m...

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Salir de una encrucijada no es fácil. Hay que elegir senda y las equivocaciones cuestan caro. Técnicas Reunidas, con 63 años de historia, 17 años de Bolsa y en la cofradía del Ibex 35 hasta 2019, está en la encrucijada. En realidad, está en varias. Una, de negocio: la compañía de ingeniería y construcción, especializada en instalaciones petroquímicas y gasistas —75% de su capacidad de oferta—, está obligada a encajar en el proceso de transición energética. Pero además —encrucijada número dos— ha tenido que decidir si ajustaba el rumbo con recursos propios o, por el contrario, pedía dinero al mercado. Todo después de una pandemia que inmovilizó su mejor activo —6.500 empleados de alta especialización—, congeló la caja y obligó a pedir el rescate del Estado, que reconoció el carácter estratégico de la compañía controlada por la familia Lladó (37,2%) con un puntal de 340 millones de euros. El salvavidas estatal fue el segundo mayor del Fondo de Apoyo a la Solvencia de Empresas Estratégicas después de los 550 millones concedidos a Celsa. Encrucijadas.

La compañía que preside Juan Lladó, hijo del fundador, José Lladó —ministro de Comercio entre 1976 y 1977—, ha elegido sendero en cada cruce. Apuesta por ampliar su actividad hacia la descarbonización y las energías limpias y ha pedido dinero al mercado. Técnicas Reunidas ha abierto una ampliación de capital de 150 millones de euros, mediante la emisión de 24,4 millones de acciones nuevas (43,7% del número de acciones actuales) a 6,15 euros. Un báculo para no perder el paso que se destinará, por tercios, “a reforzar la liquidez, financiar el crecimiento y reducir la deuda”. Ni un euro de los 150 millones, precisa la empresa, se destinará a adquirir activos renovables o a devolver dinero del rescate. Cada cosa a su tiempo.

“La ampliación”, asegura César Sánchez Grande, analista de Renta 4, “era necesaria para hacer frente con garantía a un superciclo inversor en el sector energético por la descarbonización”. La cuestión es simple: la compañía tiene que apuntalar su estructura financiera porque los adjudicatarios piden avales y garantías para conceder contratos. Técnicas Reunidas mueve el ábaco con la seguridad que da la experiencia. “Un nivel de recursos propios de 400 millones de euros, el nivel medio entre 2016 y 2019, nos permitió gestionar una cartera de unos 10.000 millones de euros”, asegura un portavoz. Lo mejor siempre está por venir. “Estamos ante lo que podríamos denominar un ‘superciclo’ inversor de varios años que ofrece importantes oportunidades de crecimiento”, aseguran en la compañía.

Técnicas Reunidas se apoya en los informes de consultoras como McKinsey. Según dichos informes, la industria energética va a invertir un total de 10,7 billones de dólares (9,7 billones de euros) entre 2023 y 2030, lo que supone una media de 1,3 billones de dólares anuales. Y de esa inversión total, una media de 181.000 millones de dólares anuales se dedicará a descarbonización. Un pastel apetitoso. “Como consecuencia de ello”, sostiene la empresa, “la inversión potencial global en los mercados en los que está presente Técnicas Reunidas va a pasar de 700.000 millones de dólares en 2023 a más de 950.000 millones de dólares en 2030″. Y a ello, añade, habría que sumar que otros sectores que son consumidores intensivos de energía, como el acero y el cemento, van a invertir unos 178.000 millones anuales en descarbonización.

Es una forma de ver la botella, aunque no la única. La transición energética y la descarbonización abren nuevas oportunidades a la compañía, pero la mayor parte de su actividad se apoya todavía en el negocio petrolero y gasista, en el que el proceso inversor no está tan claro. Álvaro Blanco, experto de ATL Capital, considera que Técnicas Reunidas se mueve en un sector de competencia feroz en el que, hoy por hoy, se esperan contrataciones e inversiones en mantenimiento de instalaciones más que en nuevas operaciones. La compañía tiene una visión diferente. En su opinión, “en los últimos ejercicios se ha producido un déficit de inversión en estos mercados [de petróleo y gas] y ese déficit de inversión pasado, junto con el crecimiento de la demanda por estos productos, anuncia una ola extraordinaria de inversiones para los próximos años”. De hecho, la fima acaba de ganar junto a FCC un contrato para construir la segunda planta regasificadora de gas natural licuado de Alemania por 1.000 millones de euros. Lo resumió Bankinter en uno de sus últimos análisis de la compañía: “El alza de los precios del petróleo y gas benefician directamente a Técnicas, puesto que suponen el 92% de sus ventas. No obstante, es clave que consiga diversificar su negocio y elevar su posicionamiento en energía”.

La ampliación de capital en marcha es la tabla para cabalgar la ola. Se trata de dejar atrás los años de parálisis y pérdidas —192 millones en 2021 y 34,5 millones en 2022— provocados por la pandemia y aligerar la carga que representa por un pasivo corriente de 3.800 millones (a cierre de 2022 la deuda bruta fue de 802 millones, la caja de 960 millones y la posición neta de caja de 158 millones). De acuerdo con los resultados de 2022 presentados hace unas semanas, la cartera de proyectos en febrero de 2023 ascendía a 10.732 millones de euros. La compañía espera en el primer trimestre de 2023 unas ventas en el entorno de 1.000 millones de euros y un margen operativo por encima del 3%.

El dilema argelino

El camino está más despejado. Pero no totalmente despejado. Argelia es un punto caliente. El cambio de posición del Gobierno de España respecto al Sáhara ha complicado los planes de la compañía en el país. Técnicas Reunidas tiene dos grandes proyectos en Argelia: Touat Gaz, una planta de procesamiento de hidrocarburos en la ciudad de Adrar, y la gran refinería de petróleo en Haoud el Hamra, Hassi Messaoud. En el proyecto de Touat Gaz, que estaba totalmente terminado, el consorcio formado por Neptune Energy y Sonatrach pidió hace un año la ejecución de avales por importe de 80 millones de euros y el arbitraje está en marcha. En Hassi Messaoud, según la compañía, se mantienen conversaciones con Sonatrach para reactivar el proyecto. Está en juego un contrato de 3.500 millones junto a Samsung Engineering. La participación de Técnicas Reunidas en este proyecto se eleva hasta los 1.800 millones. Un dinero.

La compañía, con la familia Lladó como accionista de referencia (37,2%), encara la nueva etapa con un puente de mando renovado. En 2020, el fundador, José Lladó, cedió la presidencia ejecutiva a su hijo Juan, que mantuvo las funciones de consejero delegado que ya ejercía. Hace un año, Juan Lladó cedió parte de su poder ejecutivo y nombró consejero delegado al hasta entonces director financiero, Eduardo San Miguel. El objetivo, según sus propias palabras: confirmar a Técnicas Reunidas como “empresa líder internacional en los retos del sector energético y la descarbonización”. Un listón a buena altura.

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