Latinoamérica y Silicon Valley Bank
Hay riesgo de que este tipo de caídas generen una mayor cautela en la concesión de crédito de la banca en EE UU y Europa
¿Cómo afectan a América Latina las dificultades recientes de algunas instituciones bancarias en EE UU y Europa? Es pronto para saberlo, pero, de producirse el contagio, el efecto sería indirecto y, en todo caso, no a través del sistema bancario latinoamericano.
Veamos las perspectivas de la región. Según nuestras últimas estimaciones en BBVA Research, América Latina habría crecido un 3,6% en 2022 y se desaceleraría en 2023 hasta el 0,6% para r...
¿Cómo afectan a América Latina las dificultades recientes de algunas instituciones bancarias en EE UU y Europa? Es pronto para saberlo, pero, de producirse el contagio, el efecto sería indirecto y, en todo caso, no a través del sistema bancario latinoamericano.
Veamos las perspectivas de la región. Según nuestras últimas estimaciones en BBVA Research, América Latina habría crecido un 3,6% en 2022 y se desaceleraría en 2023 hasta el 0,6% para recuperarse a un 1,6% en 2024. En esta desaceleración influyen unas condiciones financieras restrictivas, por el aumento de los tipos de interés globales, lo que reducirá el crecimiento global y la demanda externa de Latinoamérica. A esto se suma una política monetaria también restrictiva en la región, para disminuir la inflación, y un retiro gradual de los estímulos fiscales implementados durante la pandemia, cuando la subida de tipos de interés pone el foco en la sostenibilidad fiscal.
¿Cómo puede afectar la caída de instituciones como Silicon Valley Bank (SVB) y otras en EE UU y Europa a estas perspectivas?
Empecemos por el sistema bancario latinoamericano. La caída de SVB no debería tener un impacto directo: los bancos de la región no tienen una exposición relevante a esas instituciones, ni una estructura de negocio similar, ni la vulnerabilidad de SVB u otras entidades fallidas. La exposición de los bancos latinoamericanos a pérdidas no realizadas en sus activos es manejable y el riesgo por el aumento de los tipos de interés tiende a estar contenido (e incluso tiene impacto positivo en la mayoría de los bancos). Todo esto porque muchas de las economías latinoamericanas tienden a ser volátiles, por lo que los bancos en este entorno usualmente quieren estar menos expuestos a este tipo de riesgo (o más cubiertos frente a él). Además, la reforzada regulación y supervisión bancaria limita significativamente el riesgo que pueden asumir.
Con todo, sí hay un canal indirecto por el que la caída de SVB puede afectar negativamente a América Latina: aunque no es nuestro escenario central, existe el riesgo de que este tipo de caídas generen una mayor cautela en la concesión de crédito por parte de la banca en EE UU y Europa, que ralentice todavía más la actividad económica global y la financiación de inversión en la región. Aunque el riesgo de un impacto negativo de SVB sobre América Latina existe, el principal riesgo es otro: una actividad económica por debajo del PIB tendencial previo a la pandemia y tasas de crecimiento per cápita sólo levemente positivas. Por ello sigue siendo imprescindible retomar la agenda de reformas que la región necesita, aunque el contexto de polarización política y las encendidas demandas sociales lo hagan difícil.
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