Tomás Pascual: “Me hubiera gustado ser científico o músico de pop-rock”
El presidente de Leche Pascual se describe como una persona que maneja bien el estrés, duerme poco pero del tirón y lamenta no haber escuchado más a los demás
Por la cabeza de Tomás Pascual Gómez-Cuétara (Santander, 1962), ingeniero industrial y presidente de Leche Pascual, pasan muchas cosas además de ventas o resultados. Es orgulloso hijo de Pilar Gómez-Cuétara, la tercera de once hermanos de una familia de indianos que triunfaron en México con las galletas y se trajeron a Reinosa la experiencia americana. Su padre, Tomás Pascual Sanz, fallecido en 2006, convirtió una fábrica de leche en quiebra en un grupo lácteo inmenso con sede en Aranda de Duero (Burgos). Los apellidos, dice, no le pesan. Él quiere hacer sus propias Américas sin imitar a nadie...
Por la cabeza de Tomás Pascual Gómez-Cuétara (Santander, 1962), ingeniero industrial y presidente de Leche Pascual, pasan muchas cosas además de ventas o resultados. Es orgulloso hijo de Pilar Gómez-Cuétara, la tercera de once hermanos de una familia de indianos que triunfaron en México con las galletas y se trajeron a Reinosa la experiencia americana. Su padre, Tomás Pascual Sanz, fallecido en 2006, convirtió una fábrica de leche en quiebra en un grupo lácteo inmenso con sede en Aranda de Duero (Burgos). Los apellidos, dice, no le pesan. Él quiere hacer sus propias Américas sin imitar a nadie. Su clave: alejar el estrés.
Pregunta. ¿Qué tal duerme?
Respuesta. Afortunadamente muy bien. Me quedo dormido en segundos y suelo dormir del tirón, unas seis horas entre semana -menos de lo que me gustaría, pero me falta tiempo- y unas nueve horas los fines de semana.
P. ¿Qué haría si no fuese empresario?
R. Siempre me ha gustado mucho la ciencia y soy muy curioso; así que quizá fuera científico. También soy un gran melómano y, aunque puede que no tenga la habilidad, también me hubiera gustado ser músico de pop-rock.
P. ¿Cómo lleva el estrés?
R. En general gestiono bastante bien las emociones y, con ello, el estrés. Suelo lograr que no me afecte y reconducir esa energía fuera de mí o hacía donde más útil es.
P. ¿Le han pesado sus apellidos alguna vez?
R. En general, no. Al revés, me han ayudado mucho. Tan solo una vez no conseguí un puesto de trabajo, en mis inicios laborales, por ser quien era.
P. ¿Concilia con su familia?
R. Procuro dedicarles el mayor tiempo posible y que sea de calidad. Entre semana estoy más dedicado a la empresa, pero las tardes-noches las comparto con mi familia; así como los fines de semana y vacaciones. Suelo viajar varias veces al año, tanto con mi mujer como con mis hijos y nietos.
P. ¿Hace deporte?
R. Sí, procuro ir tres días por semana al gimnasio con un entrenador personal. Empecé tarde, con 55 años, y lo que busco es no perder la forma física, la tonificación, el equilibrio… También, cuando puedo, voy a esquiar junto a mi familia.
P. ¿A qué empresario le gustaría parecerse?
R. A ninguno en particular. Intento ser yo mismo, inspirándome en grandes emprendedores. También estoy muy influenciado por la educación y ejemplo de mi padre, que fue un gran empresario, un visionario del que aprendí enormemente. Y de mi madre que, con su carácter más prudente y calmado, ponía el contrapunto a la pasión y energía de mi padre. Un tándem, bajo mi punto de vista, perfecto: la prudencia como conductora de la energía del emprendimiento.
P. ¿En qué empresa no le gustaría estar ahora mismo?
R. No me atraen las empresas conformistas que hacen las cosas “porque siempre se han hecho así”. Es importante valorar el pasado y lo que uno tiene y funciona, pero ello no debe impedir innovar. No me gustaría formar parte de una empresa inmovilista.
P. ¿Sabe idiomas?
R. Inglés, gracias a mis estancias académicas y laborales en Estados Unidos.
P. ¿Cuántos viajes hace en un año normal?
R. Viajo asiduamente por España a nuestras distintas fábricas y delegaciones. Suelo hacer unos cuatro viajes al año al extranjero, a países donde estamos desarrollando mercados: Angola, Centroamérica, Filipinas, Marruecos, etc. A nivel personal, suelo realizar un par de viajes al año fuera de España, junto a mi mujer: uno de ellos de relax, a un destino con playa; y otro de carácter más cultural y gastronómico.
P. ¿Cuál es el último restaurante que más le ha gustado?
R. Me suelen gustar todos a los que voy. El último ha sido A’Barra.
P. ¿Y el último libro?
R. El último que me he leído es Africanus de Santiago Posteguillo, pero en versión novela gráfica. Me gusta mucho el comic, pues une 2 de mis pasiones: el cine y la lectura. El comic es como leer el storyboard de una película. El siguiente libro que quiero leer es Spain de Jan Morris. Como dice la persona que me lo regaló, se trata de un relato sobre el país que nos une a todos y que reúne mucha de la magia que encierra.
P. ¿Qué es lo más arriesgado que ha hecho en su carrera?
R. Me viene a la mente el riesgo que supuso para la empresa mantenerse en Angola en unos años muy difíciles para el país. Una zona que vivió 35 años de guerra civil y una tremenda crisis hace cinco años. Tomamos el riesgo de quedarnos y aguantar, sin recibir ningún beneficio a cambio.
P. Cuando negocia, ¿qué le parece lo más difícil?
R. Averiguar qué es lo que de verdad quiere la otra parte, qué necesita, qué está dispuesto a aceptar y dónde le gustaría acabar.
P. ¿Qué tendrían que hacer los políticos para ayudar a las empresas?
R. Básicamente, valorarlas y no verlas como unos entes acaparadores ávidos de beneficios.
P. ¿Qué consejo le gustaría que le hubiesen dado a usted en su carrera?
R. Que escuchara más y actuara en consecuencia.
P. ¿Y cuál suele dar usted?
R. El mismo: escuchar y estar cerca. Para tomar decisiones hay que saber lo que ocurre en tu entorno.