2023: ¿cuál será la fórmula del éxito?

Hay que aprovechar la parte “creativa” de la crisis al tiempo que evitamos la “destrucción”

Maravillas Delgado

Parece que no, que en 2023 no entraremos en recesión en términos económicos, pero sin duda va a ser un año de crisis.

Schumpeter caracterizaba en 1942 las crisis como “olas de destrucción creativa”, como elementos imprescindibles que empujan a la sociedad mediante la innovación destruyendo multitud de empresas a la vez que otras se refuerzan y florecen nuevas propuestas. La pregunta clave en las crisis es, pues, ¿cómo salir reforzados al tiempo que esquivamos la destrucción creativa?

...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Parece que no, que en 2023 no entraremos en recesión en términos económicos, pero sin duda va a ser un año de crisis.

Schumpeter caracterizaba en 1942 las crisis como “olas de destrucción creativa”, como elementos imprescindibles que empujan a la sociedad mediante la innovación destruyendo multitud de empresas a la vez que otras se refuerzan y florecen nuevas propuestas. La pregunta clave en las crisis es, pues, ¿cómo salir reforzados al tiempo que esquivamos la destrucción creativa?

La fórmula del éxito en 2023 tiene una doble respuesta. Lo primero es sobrevivir.

Sobrevivir – innovar para ser más eficientes

Sobrevivir en tiempos de crisis implica competir mejor y, por lo tanto, ser más eficientes. Obviamente este incremento de eficiencia vendrá de la innovación. Hasta ahora hemos asistido a una adopción diferencial de las tecnologías que tienen la capacidad de mover la aguja de la eficiencia. Son las que nos permiten trasladar procedimientos y rutinas a software, ya sea en forma de código o en forma de robots. Al realizar esta traslación veremos cómo nuestros costes marginales —los costes adicionales de atender una operación más— disminuyen hasta prácticamente cero al tiempo que la escalabilidad y la agilidad, la capacidad de ajustarse a la demanda a gran velocidad, se incrementa hasta prácticamente el infinito. Estas tecnologías son la inteligencia artificial (IA), la digitalización, el cloud y la robótica (IA dotada de ruedas o brazos…).

Sin embargo, hemos asistido a una adopción muy desigual, a varias velocidades. Mientras algunas compañías líderes utilizan profusamente estas tecnologías, logrando unas productividades estratosféricas, la gran mayoría las usa bien poco o nada. Ello se debe a que adoptar IA, cloud o robótica no es tan sencillo como adoptar un smartphone, no es solo comprarlo, sino que requiere un proceso de transformación que muchas veces implica a la organización y estructura de la propia empresa. Por ello, la mayor parte de proyectos de este tipo de tecnologías en las empresas no frontera, consistían en proyectos piloto que no lograban mover la aguja de los resultados.

Este es el primer elemento de cambio en 2023, empujados por la crisis y la posibilidad de incrementar en mucho la productividad, veremos cómo finalmente la IA, la robótica, la digitalización y el cloud penetran en el core de muchas de nuestras empresas. ¡Se trata de sobrevivir!

Asistiremos a un incremento en los procesos de adopción de IA, particularmente aquellos que ya están paquetizados en plataformas cloud, como detección de anomalías, recomendación, personalización, etcétera. También un incremento en el uso de robots de todo tipo, incluidos los robots de bajo coste o aquellos destinados a ser integrados en cadenas de producción o en labores especializadas. También en el cloud y allí, especialmente, la transición a aplicaciones basadas en eventos y microservicios (event-driven architectures) con la enorme reducción de coste y la infinita escalabilidad y agilidad que conllevan. Sin duda, la creciente necesidad de ciberseguridad será un vector más que incida en la adopción de plataformas cloud.

Un aspecto importante de esta transición consiste en la traslación de la coordinación de tareas y grupos humanos a código. En buena medida la gestión de almacenes avanzados como los de Amazon ya está en código, también buena parte de las cadenas logísticas. Todo ello se incrementará, tendremos organizaciones más planas, mucho más eficientes y con menos gente.

Lo nuevo

Seguir haciendo lo que hacemos mejor es sin duda necesario en toda crisis, nos protegerá de la destrucción creativa, pero continuaremos nadando en el mismo mar repleto de competidores que intentarán hacer lo mismo. Las crisis son también el momento de empezar a hacer cosas diferentes, de las innovaciones más radicales.

La innovación radical presenta una ventaja importante. Si dispones de una oferta que no tiene nadie o tienen muy pocos, estás en una situación de monopolio, temporal, eso sí, pero monopolio. Ello quiere decir que tú fijas el precio y no el mercado, porque tienes pocos o ningún competidor, mientras dure.

2023 va a ser un año de novedades y de oportunidades. Desde baterías eléctricas como las de sodio-ion, más baratas, de mayor duración y aptas para allanar las fluctuaciones de las smart grid, o las de litio-metal con vidas cercanas al millón de kilómetros, hasta las aplicaciones comerciales de los grandes modelos de IA como Midjourney o ChatGPT que van a empezar a aparecer.

Pero, probablemente, el área más esperada, anticipada y con un gran poder de transformación en el corto plazo es la realidad aumentada. Si Apple anuncia finalmente sus gafas de realidad aumentada, donde podremos ver gráficos superpuestos, imágenes, pantallas virtuales…, veremos la aparición de todo un sinfín de apps abriendo un mundo de nuevas posibilidades. Muchas de estas apps estarán relacionadas con mapas, ciudades, restaurantes, deportes… proporcionando información adicional al instante. También muchas girarán alrededor de nuestra vida social y sin duda conllevarán toda una serie de problemas éticos, ¿identificaremos a todas las personas en una reunión o en una fiesta? Las videoconferencias cobrarán una nueva dimensión. Todas estas aplicaciones situarán la frontera de la competitividad en apps y redes sociales a otro nivel y pueden catapultar el producto con rapidez.

Sin embargo, sus aplicaciones empresariales no son en ningún caso menores. Reparaciones, servicios de asistencia, sanidad… no solo se sitúan a otro nivel, sino que es más fácil realizarlas de forma asistida por personal no especializado, especialmente si están acompañadas de una IA capaz de entender las imágenes y detectar los problemas.

La gran sorpresa de estos días es ChatGPT. Su interfaz en forma de diálogo ha hecho que millones de personas lo prueben, haciendo ensayos, poemas, canciones, resúmenes o pidiéndole opinión sobre temas altamente especializados. Por el momento, OpenAI ha licenciado el producto, pero pronto veremos versiones especializadas haciendo borradores de contratos legales, de artículos periodísticos, de ensayos… Y durante el próximo año asistiremos a la aparición no solo de GPT4 sino de sus competidores, que nos sorprenderán aún más, si cabe.

A menudo en innovación hacemos apuestas por empresas o sectores. Siempre hay un alto grado de incertidumbre en estas apuestas, la realidad tiene esa capacidad de sorprendernos. ¿Hay alguna otra forma? ¡Sí, la hay! Si se fijan, durante todo el artículo hemos estado discutiendo un tipo muy especial de tecnologías, las tecnologías genéricas, las GPT (general purpose technologies). Cómo la inteligencia artificial (IA), la augmented reality (AR) o el cloud se aplican a muchos campos y tienen el potencial de transformarlos. Es más, lo que aprendamos en un campo, se puede aprovechar en los otros.

Apostar por la introducción de estas tecnologías genéricas en nuestras empresas, organizaciones o países nos permite reducir el riesgo, al tiempo que maximizamos el impacto. ¿Un sueño?

En tiempos de crisis, adoptar tecnologías genéricas (GPT) no solo nos permite ganar en eficiencia en lo que ya hacemos bien, sino avanzar en la creación de lo nuevo; aprovechar la parte “creativa” de la crisis, al tiempo que esquivamos “la destrucción”.

Más información

Archivado En