El miedo a la recesión atenaza a los inversores españoles

La confianza de los ahorradores se hunde y está en niveles similares al estallido de la covid, según el índice de JPMorgan AM

Panel de cotizaciones en la Bolsa de Madrid.Vega Alonso (EFE)

No hay nada peor que la incertidumbre para la Bolsa. Sin una visibilidad mínima el dinero no se mueve. Y ahora hay de todo menos estabilidad. La invasión rusa de Ucrania ha disparado la inflación, especialmente los precios energéticos, esto ha provocado una reacción de los bancos centrales con subidas encadenadas de los tipos de interés, provocando con ello una fuerte desaceleración del crecimiento económico en el mundo. ...

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No hay nada peor que la incertidumbre para la Bolsa. Sin una visibilidad mínima el dinero no se mueve. Y ahora hay de todo menos estabilidad. La invasión rusa de Ucrania ha disparado la inflación, especialmente los precios energéticos, esto ha provocado una reacción de los bancos centrales con subidas encadenadas de los tipos de interés, provocando con ello una fuerte desaceleración del crecimiento económico en el mundo. El lobo de la recesión asoma y los precios de las acciones ya descuentan todo este pesimismo.

Con semejante cóctel de malas noticias el miedo se ha apoderado de los ahorradores españoles. Así lo refleja el índice de confianza del inversor que elabora trimestralmente JPMorgan Asset Management desde 2007 y que publica en exclusiva Negocios. En concreto, el indicador —resultado de 1.300 entrevistas— se situó en el periodo que va de julio a septiembre en -2,71 puntos, dos puntos y medio por debajo del nivel registrado en el segundo trimestre de 2022.

El índice —que se elabora a partir de las respuestas de los encuestados a la pregunta de qué harán las Bolsas en los próximos seis meses— se sitúa actualmente en niveles próximos a los que tuvo a principios de 2020, cuando la irrupción de la covid-19 y los confinamientos posteriores paralizaron la economía mundial. Si en el trimestre anterior el porcentaje de optimistas sobre la evolución de las Bolsas era del 35,9% y el de pesimistas del 37,8%, en el periodo analizado en esta nueva oleada, el porcentaje de optimistas desciende hasta el 27,4%, y el de pesimistas asciende notablemente hasta el 49,6%. Quienes confían en que los mercados evolucionarán de forma estable suponen un 23,1%.

El 32,3% de los ahorradores e inversores españoles entrevistados por la gestora de fondos consideran que serán las Bolsas de Estados Unidos las que más probablemente suban en los próximos seis meses. La preferencia de los inversores por este mercado nunca había marcado cotas tan altas en toda la serie histórica registrada por este estudio. Le sigue Europa como mercado preferido por los inversores españoles (24,5%), pese a los altos niveles de inflación, el aumento de tipos de interés por parte del BCE, y a la continuidad de la guerra en Ucrania. Sin embargo, el inversor nacional pierde en este trimestre la confianza en el crecimiento de la Bolsa española (solo el 18,4% cree que tiene potencial de revalorización) y en los mercados asiáticos (13,8%), que descienden con respecto a trimestres anteriores. Tanto los mercados emergentes (6,8%) como el japonés (2,1%) mejoran, aunque su peso específico en la mente de los inversores es bastante inferior.

Decisión drástica

En el entorno actual ha aumentado claramente el pesimismo de los inversores y, con él, la decisión de no adquirir productos de inversión en los próximos meses. El porcentaje de ahorradores e inversores (29,5%) que no invertirá o contratará ningún producto de ahorro-inversión en los próximos seis meses sube en casi nueve puntos con respecto al trimestre anterior, cuando se situaba en el 20,8%. En cuanto a la intención futura de inversión en productos financieros, se mantiene el descenso en la intención de contratación de depósitos y cuentas de ahorro, si bien, siguen siendo los productos de inversión favoritos para el 36,7% de los encuestados.

Con respecto a la oleada anterior, la intención de inversión en fondos desciende casi tres puntos porcentuales (13,7% frente a 18,5%), mientras que en planes de pensiones lo hace ligeramente en apenas medio punto (del 17,3% al 16,7%). Cae notablemente la intención de adquirir directamente acciones en Bolsa (del 13,2% al 9,8%). Sin embargo, la intención de inversión directa en letras del Tesoro, bonos del Estado y bonos corporativos se mantiene en niveles similares al segundo trimestre.

Más problemas en Europa que en EE UU

La clave de bóveda sobre la que pilotan todas las previsiones económicas (y de inversión) en el mundo sigue siendo la inflación. “En EE UU esperamos que se produzca una caída gradual de los precios. Nuestra previsión es que se sitúen en torno al 3% el próximo año, todavía por encima del objetivo de la Reserva Fedral”, explica Lucía Gutiérrez-Mellado responsable de estrategia de JP Morgan Asset Management en España y Portugal. “En cambio, en Europa las presiones inflacionistas seguirán siendo más acentuadas porque el componete energético pesa mucho y la incertidumbre por la guerra de Ucrania se mantiene”, añade. Las diferentes perspectivas de los precios harán, según la gestora, que en EE UU la Reserva Federal vaya levantando poco a poco el pie del acelerador de las subidas de tipos, mientras el Banco Central Europeo tiene menos margen. “El equilibrio entre crecimiento y tipos de interés es cada día más complicado. En términos globales, esperamos crecimiento, aunque débil, para 2023. Sin embargo, mientras EE UU puede esquivar la recesión, pensamos que el Reino Unino y la zona euro sí entrarán en ella. Por su parte, China, que estaba llamada a liderar el crecimiento mundial, seguirá debilidada por su política de covid cero”, señala Gutiérrez-Mellado.

En este contexto, JP Morgan AM recomienda una estrategia de inversión caracterizada por la cautela. “Seguimos infraponderados en renta variable en todas las regiones, incluso los mercados emergentes. En renta fija, con la subida experimentada por las rentabilidades de la deuda pública, empezamos a entrar en emisiones de más duracion, sobre todo en Estados Unidos. En deuda privada apostamos por los bonos de grado de inversión frente a los de alta rentabilidad”, concluye la experta.

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