Cellnex sufre problemas de cobertura
Los inversores penalizan en Bolsa al gestor de torres de telecomunicaciones por su elevada deuda en un contexto de tipos de interés al alza
En lo suyo, Cellnex Telecom es una empresa puntera en Europa. Lo suyo es comprar torres de comunicaciones, mejorarlas y alquilarlas a las empresas operadoras con una buena rentabilidad. Un negocio seguro, parecido al de las autopistas, con contratos indexados a la inflación y buenos volúmenes. Pero Cellnex siente el aliento en el cogote de los inversores y analistas bursátiles. En un año, sus acciones han caído más de un 30%....
En lo suyo, Cellnex Telecom es una empresa puntera en Europa. Lo suyo es comprar torres de comunicaciones, mejorarlas y alquilarlas a las empresas operadoras con una buena rentabilidad. Un negocio seguro, parecido al de las autopistas, con contratos indexados a la inflación y buenos volúmenes. Pero Cellnex siente el aliento en el cogote de los inversores y analistas bursátiles. En un año, sus acciones han caído más de un 30%. La compañía no registra beneficios desde 2017 y tampoco los espera a corto plazo, al menos no en 2023, según fuentes al tanto de la marcha de la empresa cuyos máximos accionistas son Edizione (Benetton, 8,5% del capital), Criteria (4,7%) y fondos como GIC y Blackrock.
Cuenta con 104.000 emplazamientos en una docena de países —tenía 7.800 hace siete años—, pero el foco ilumina su punto más expuesto: una deuda de 14.300 millones de euros. Es una pesada carga en un contexto de subida de tipos de interés a pesar de que el 86% de la deuda es a tipo fijo y, en principio, no hay necesidad de refinanciar con urgencia. “Su cotización”, explica Ángel Pérez Llamazares, de Renta 4, “está vinculada a la inversa de la TIR (rentabilidad) del bono americano”. Suben los tipos en EE UU y baja el valor en la Bolsa. Una relación automática y un tanto injusta, según Pérez Llamazares, que coloca a Cellnex en el paquete de compañías a las que el mercado está castigando por su estrategia de fuertes inversiones a largo plazo.
La antigua Abertis Telecom intentó este verano adquirir torres de la filial de Deutsche Telekom GD Towers. La operación no prosperó. El gigante alemán eligió como socios a DigitalBridge y el fondo Brookfield. Pero la “no operación” dejó herencia Cellnex: una elevada liquidez —2.500 millones en caja y otros 5.000 en líneas de crédito— y la incógnita sobre dónde va a colocarlos. Inversores y analistas se preguntan si Cellnex tiene claros los próximos movimientos de la partida. Hasta la fecha, asegura Antonio Aspas, de Buy & Hold, “el crecimiento ha funcionado y, en el momento en que se calmen los tipos [de interés], el valor puede tener recorrido”.
En general, en el mundo de los negocios, permanecer sentado sobre una montaña de liquidez sin mover ficha no está bien visto. A los mercados les gusta la acción. Eso esperan de Cellnex. Movimiento. Y no es fácil contentar al mercado. JP Morgan recuerda que en marzo de 2021 Cellnex completó una ampliación de capital de 7.000 millones de euros para financiar una inversión de 18.000 millones de euros. Y que hasta la fecha sólo ha invertido 10.200 millones en la adquisición de activos de compañías como Altice, Polkomtel y T-Mobile Países Bajos (incluido BTS). Queda dinero por gastar. Pero las buenas operaciones no abundan.
Cuando Cellnex abrió el baile en 2015, la compañía se encontraba prácticamente sola. El negocio estaba por hacer. El porcentaje de torres gestionadas al margen de las grandes compañías de telecomunicaciones se situaba entre el 5%y el 10%. Hoy, las empresas especializadas e independientes gestionan en Europa el 65% de las torres. Y Cellnex presume de músculo porque se ocupa del 20%. Es una posición con las ventajas que se presumen en un líder, pero también con la presión de mantener el rol. El competidor más cercano, Vantage Towers —filial de Vodafone—, está a mucha distancia, con menos de la mitad de instalaciones gestionadas.
“Quieren seguir invirtiendo”, explica Ignacio Cantos, analista de ATL Capital, “pero salen menos torres a la venta”. Cellnex remite a las declaraciones públicas de su dirección tras la fallida compra en Alemania para recordar que siguen analizando posibles operaciones. Con calma, porque la empresa tiene marcada una senda clara de crecimiento. Los acuerdos cerrados hasta 2030 aseguran la gestión de otras 34.000 torres (hasta sumar 138.000), con una inversión prevista de 7.000 millones. Sin mover la pluma para firmar nuevas compras.
Cellnex, en todo caso, otea sin descanso. Activos que han cambiado de mano, como los de Deutsche Telekom recientemente, pueden volver al mercado a medio plazo. Al fin y al cabo, los fondos de capital riesgo que toman posiciones en el negocio, caso de Brookfield o KKR, lo hacen con horizontes relativamente cortos. En España (Telxius), en Francia (Hivory) y en Suecia (Telia) ha habido operaciones que han servido para aparcar temporalmente activos y, eso sí, también para engrosar los beneficios de fondos y private equity. El objetivo de Cellnex, coinciden los analistas, es crecer. Ampliar perímetro y hacerlo sin hacer malabares en el balance, aún a costa de retrasar los resultados positivos. Cellnex, que registró pérdidas en 2018 (15 millones), 2019 (9 millones), 2020 (135 millones) y 2021 (351 millones), seguirá aplicando una política de amortizaciones “agresiva” y sin obsesión por las compras. Porque hay otras formas de crecer, sostienen fuentes conocedoras del negocio.
Ecosistema 5G
JP Morgan apunta una de ellas en sus informes. La compañía, asegura, está bien posicionada para beneficiarse de su sólida ubicación dentro del ecosistema europeo 5G. Una forma de crecer, en horizontal, que además ahorra problemas porque comprar en determinados países es ya complicado. En el Reino Unido (compras a CK Hutchison), Francia (operación con Hivory) o Portugal las autoridades de competencia han exigido desinversiones de parte de los activos para autorizar las nuevas compras. Gestionar no sólo la infraestructura —la torre—, sino la fibra que llega hasta la instalación o los centros de datos a desplegar en los centros urbanos para asegurar los nuevos servicios de comunicación, abre nuevas oportunidades de negocio. Corredores ferroviarios, redes de transporte metropolitano o estadios deportivos están en el radar para expandir un negocio en el que aún cabe la innovación. Un ejemplo: en Polonia, los propietarios de las antenas no sólo buscan quien gestione los elementos pasivos de la infraestructura, lo que incluye el suelo, la energía y la torre, sino que buscan también quien se ocupe de los elementos activos, los equipos de transmisión.
El futuro promete. La consultora EY lo refleja en su informe The Economic Contribution of the European Tower Sector: “Hay cerca de 440.000 torres en Europa hoy en día, incluidos tejados y otras estructuras más grandes que se utilizan para redes inalámbricas de comunicación, excluyendo celdas pequeñas y los sistemas distribuidos de pequeñas antenas (DAS)”, explica. “Y el 5G en áreas urbanas requerirá una mayor densificación, impulsando el crecimiento de las torres, estimado en aproximadamente el 1%-3% anual durante los próximos cinco años”. El crecimiento trae de la mano el “build to suit”: diseño personalizado de nuevos proyectos para operadores que, a medida que la tecnología avanza y se necesitan más emplazamientos para el 5G, necesitan nuevas infraestructuras en nuevas ubicaciones fuera de su red.