Sorpresas
Las previsiones para el conjunto de este y el próximo ejercicio son de expansión, aunque existen diferencias entre países
Recesión es una de las palabras que más se repiten en las últimas semanas cuando se habla de economía. Se ha generalizado la perspectiva de que el PIB va a caer, es decir, de que estamos a las puertas (o acaso ya inmersos) en una nueva crisis. Por eso, cuando se leen las previsiones para 2022 y 2023, la mayoría de los agentes se sorprenden e incluso algunos se muestran incrédulos.
Esta reacción deriva de unas previsiones, entre ellas las de la OCDE publicadas hace unos pocos días. Estas contemplan avances del PIB mundial para este año (3%) y para el próximo (2%). No obstante, es cierto ...
Recesión es una de las palabras que más se repiten en las últimas semanas cuando se habla de economía. Se ha generalizado la perspectiva de que el PIB va a caer, es decir, de que estamos a las puertas (o acaso ya inmersos) en una nueva crisis. Por eso, cuando se leen las previsiones para 2022 y 2023, la mayoría de los agentes se sorprenden e incluso algunos se muestran incrédulos.
Esta reacción deriva de unas previsiones, entre ellas las de la OCDE publicadas hace unos pocos días. Estas contemplan avances del PIB mundial para este año (3%) y para el próximo (2%). No obstante, es cierto que tras estas cifras también se esconden cesiones del PIB, aunque en apenas uno, dos o tres trimestres, y por magnitudes muy reducidas (unas pocas décimas). De ahí que las previsiones para el conjunto de este y el próximo ejercicio sean de expansión.
Ahora bien, cabe destacar que existen diferencias entre países. En el lado positivo, el avance esperado en 2023 para China (4,5%) e India (5,5%) suponen gran parte de la expansión global. En el negativo, Alemania, se espera que sufra una recesión que se materializaría en una caída del PIB del orden del 1% (además de Rusia, claro, que experimentaría otro desplome tras el -5,5% de este año). Y en un punto intermedio, el resto de las economías relevantes, que avanzarían del 0,5% al 2% en 2023. Por tanto, he aquí la que entendemos que es la primera sorpresa para un buen número de agentes.
La segunda: la expectativa de crecimiento del beneficio por acción (BPA) de las empresas cotizadas de un 4,6% en 2022 (MSCI World) y de un 7,4% en 2023. Acaso esta sorpresa lo es menos cuando somos conscientes del crecimiento esperado del PIB antes comentado. Y mucho menos cuando recordamos que, a diferencia del crecimiento del PIB, que se mide en términos reales, los beneficios empresariales no se deflactan por la inflación. Así, la inflación es favorable a los beneficios, si bien con impacto diferente en función del sector y de la capacidad de traslación/fijación de precios. Por eso, las compañías vinculadas con las materias primas experimentarán alzas del 50% al 100%. Y de ahí que aquellos índices bursátiles con más exposición a estos sectores vayan a experimentar mayores crecimientos de los beneficios.
Por último, aquí viene la tercera sorpresa: el avance esperado en 2022 del BPA de las compañías del Eurostoxx es del 19,7% y de las del Ibex del 24,5% (frente al 7,4% y 10,5% anticipado a principios de año). No obstante, este crecimiento se ralentizaría en 2023 hasta el 4,4% y el 2,2%, por la dificultad de consolidar unos niveles de BPA como los que se alcanzarán este año, derivados de una corrección en Bolsa del orden del 15%. Esto ha provocado que los ratios de valoración como el PER hayan cedido hasta situarse en el caso del Eurostoxx y el Ibex hasta 10x (frente a una media histórica de 13,2x).