Opdenergy, una piedra de toque para las renovables

La compañía vuelve a intentar su salida a Bolsa tras cancelar su estreno en 2021. El objetivo es captar 200 millones de euros para financiar su expansión

Planta solar en Mérida de la empresa Opdenergy.

En joyería se utiliza una piedra, mezcla de cuarzo, carbón, cal y óxido de hierro, para testar la pureza del oro y de la plata. Es la piedra de toque. En un mercado renovable en ebullición, especu­lativo y con empresas hinchadas, la Bolsa es, de hecho, una piedra de toque. Opdenergy, una compañía de renovables constituida en 2005, con raíces en Fustiñana (Navarra), quiere probarse en Bolsa. Sigue una estela que se cortó en pandemia. En los últimos cuatro años ha habido un buen puñad...

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En joyería se utiliza una piedra, mezcla de cuarzo, carbón, cal y óxido de hierro, para testar la pureza del oro y de la plata. Es la piedra de toque. En un mercado renovable en ebullición, especu­lativo y con empresas hinchadas, la Bolsa es, de hecho, una piedra de toque. Opdenergy, una compañía de renovables constituida en 2005, con raíces en Fustiñana (Navarra), quiere probarse en Bolsa. Sigue una estela que se cortó en pandemia. En los últimos cuatro años ha habido un buen puñado de empresas que han vendido acciones para captar recursos. Lo hicieron Solarpack, Soltec, EiDF, Acciona Energía y Ecoener. Otras como Capital Energy o la propia Opdenergy se asomaron al balcón bursátil en el 2021, pero desistieron. Sintieron vértigo. El traspié de Ecoener, del empresario Luis Valdivia en mayo de 2021, con un mal estreno bursátil, sirvió de escarmiento.

Opdenergy, sin embargo, vuelve a la carga y prepara una venta de acciones (OPS) a un precio de entre 4,75 y 5,40 euros por título para captar 200 millones de euros con los que financiar sus proyectos hasta 2025. La idea: “Duplicar su capacidad bruta actual en funcionamiento y en construcción”. Los 200 millones son un objetivo más modesto que el previsto en el 2021, cuando planeó obtener unos fondos brutos de unos 375 millones. La compañía, convertida tras 17 años de actividad en una multinacional independiente de energías renovables, pone en el escaparate proyectos fotovoltaicos y eólicos en España, el Reino Unido, Italia, EE UU, México y Chile.

La Bolsa calibra expectativas, pero en un contexto de incertidumbre, en el negocio de las renovables pesa cada vez más la realidad. “Todo el mundo [las promotoras renovables] tiene ahora mismo portfolios enormes”, explica Ignacio Blanco, director en el área de Mercantil y M&A de Andersen, “pero hay que materializar”. Pasar de las musas al teatro.

Opdenergy, que perdió dinero en el 2021 (17,8 millones), cuenta con una amplia cartera de proyectos. A futuro y sobre el papel suma una capacidad potencial de hasta 10,8 GW. Por comparar, toda la potencia fotovoltaica instalada en España en el 2021 sumaba algo más de 15 GW. De los 10,8 GW, 2,4 GW tocan suelo. Están construidos o en construcción e incluyen 34 plantas solares fotovoltaicas y una planta eólica terrestre.

Las cifras están bien, pero el mejor anclaje a la realidad —y a los potenciales beneficios— son los contratos firmados para vender la electricidad producida. En este apartado, Opdenergy tiene ases en forma de PPAs (Power Purchase Agreement), contratos de compraventa de energía a largo plazo comprometidos con consumidores concretos. La cuarta parte de sus proyectos en operación (584 MW) tiene clientes fijos y a largo plazo.

Las salidas a Bolsa ofrecen una doble ventaja: son una forma de financiación barata en un momento de subida de tipos y, si salen bien, socios y directivos pueden ganar mucho dinero. Incluso pueden ganar más con ella que con el negocio en sí. Además de reservar un pequeño tramo para inversores minoristas, Opdenergy va a ofrecer acciones a empleados del grupo, miembros de la alta dirección, al consejero delegado y a “personas estrechamente relacionadas o vinculadas a la sociedad, a la alta dirección o a los accionistas de la sociedad”. El círculo de confianza.

En un momento en el que solo las grandes petroleras y eléctricas —las utilities— tienen asegurada la financiación, las opciones no son muchas: salir a Bolsa, encontrar un socio que aporte capital o sumar ambas opciones. Sin el músculo financiero de las grandes utilities, las pequeñas tienen que trabajar la financiación “pro proyecto”, el equivalente en lenguaje llano a “buscarse la vida”.

Opdenergy está controlada por tres socios: Gustavo Carrero Diez (42,18%), Alejandro Javier Chaves Martínez (42,18%) y Francisco Javier Remacha Martínez (15,64%). Sus porcentajes se reducirán, previsiblemente, ya que se emiten acciones nuevas. Los socios han negociado la incorporación de un “inversor ancla” —Global Portfolio Investment, sociedad de los De la Maza, propietarios del grupo Mayoral— que aportará entre 40 y 50 millones a la operación y comprará en torno al 25% de las nuevas acciones. Los hermanos Domínguez de la Maza (Manuel, Rafael y Francisco) han valorado especialmente los contratos de suministro (PPS) firmados por la firma con “clientes triple A”, de máxima solvencia. Un seguro.

Mayoral no es un inversor bisoño en renovables. Los De la Maza conocen el paño. Antes de negociar y acordar con Opdenergy, los continuadores de la saga Mayoral —hijos de Rafael Martínez de Gor— probaron mieles y hieles. En Solarpack y en Audax. La inversión fue bien en el primer caso y menos bien en el segundo.

Con Opdenergy pueden confirmar que a la tercera va la vencida. El compromiso de Mayoral para hacerse con el 6% de Opdenergy ha pasado el filtro de la confianza. Conoce lo que se vende y quién lo vende. Los dueños del 99% de las acciones son gente discreta. No hay demasiada información publicada sobre Carrero, Chaves y Remacha, más allá de situarlos en el podio de las fortunas recientes y empresarios hechos a sí mismos. Los tres participaron en 2005 en la constitución de la fotovoltaica Proinso. En entornos empresariales y en las asociaciones de las que forman parte están considerados gente seria, profesionales formados en ingeniería que han interiorizado la discreción como guía de comportamiento. Sus intereses, además de las renovables, abarcan actividades diversas, de la biotecnología a la biomedicina, la minería o la inversión en capital riesgo.

Proyectos

La salida a Bolsa de Opdenergy puede animar a las empresas que congelaron planes similares. Fernando Ferrando, de la Fundación Renovables, explica que “en un contexto de tipos al alza, la financiación de proyectos necesita músculo y, al coste actual del dinero, la salida a Bolsa puede ser una buena opción”. El momento es apropiado, a pesar de las incertidumbres desatadas por la guerra. “El momento empresarial es muy bueno”, coincide el presidente de la Unión Española Fotovoltaica (Unef), José Donoso. “Se están concretando muchos proyectos y se van a concretar más en el futuro. Llevamos conectado a la red casi un 1 GW en lo que va de año y hay otros 2,5 GW en construcción”. Si la realidad va deprisa, los planes aceleran más aún. Según Unef, hay otros 8 GW aprobados con licencia administrativa.

España se ha convertido en una locomotora solar, impulsada por los objetivos climáticos de la Unión Europea, los planes poscovid y los precios de la electricidad. Las renovables son futuro y son negocio. El contexto en el que se mueve Opdenergy y su oferta es favorable. En Europa, 2021 fue el año en el que la energía fotovoltaica instaló más potencia en toda su historia: 31,8 GW, lo que supone, según la patronal SolarPowerEurope, un aumento del 33%. Y en ese caldo, España lleva año y medio creciendo a razón de 250 MW al mes, según Redeia, la antigua Red Eléctrica de España (REE).

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