Un móvil que nunca llegó y alumbró un negocio de 100 millones
La empresa finesa Swappie, fundada en 2016, compra iphones usados para luego venderlos tras verificar su estado
Una mala experiencia en la compra online de un móvil de segunda mano le abrió los ojos a Sami Marttinen. Hace siete años, este emprendedor de 31 años pagó por un iPhone 6 Plus reacondicionado que nunca llegó a recibir. Después de comprobar que no era la única víctima de este fraude, empezó a investigar en el mercado de telefonía. Al percatarse de que el 83% de la huella de carbono generada por los smartphones se debe a su fabricación y distribución, ...
Una mala experiencia en la compra online de un móvil de segunda mano le abrió los ojos a Sami Marttinen. Hace siete años, este emprendedor de 31 años pagó por un iPhone 6 Plus reacondicionado que nunca llegó a recibir. Después de comprobar que no era la única víctima de este fraude, empezó a investigar en el mercado de telefonía. Al percatarse de que el 83% de la huella de carbono generada por los smartphones se debe a su fabricación y distribución, como advierte un estudio de Deloitte, se preguntó: “¿Por qué solo el 5% de la población mundial elige un dispositivo reacondicionado?”. Para acercar a los consumidores hacia este sector, Marttinen y su socio Jiri Heinonen fundaron en 2016 Swappie, una compañía que compra y vende iPhones usados, tras someterlos a minuciosas inspecciones para verificar su funcionamiento.
Cuando Swappie movió sus primeros pasos, los teléfonos inteligentes de segunda mano representaban el 5% del mercado europeo. Este porcentaje actualmente se ha triplicado, según el Global Refurbished Smartphone Market Report. “La evolución de este sector es comparable con el desarrollo que tuvieron los coches usados. Si en los años noventa, los vehículos de segunda mano eran un 10% del total, ahora ya son la mitad. Ojalá ocurra lo mismo con los móviles”, apunta Marttinen.
El volumen de negocio de la empresa con sede en Helsinki respalda el fuerte crecimiento que han vivido los móviles de segunda mano en los últimos cinco años. Los ingresos de Swappie pasaron de 500.000 euros en 2017 a 97 millones en 2020, según los datos más actualizados proporcionados por la compañía. Marttinen sentó las bases de la firma tirando de los ahorros que había acumulado durante diez años como emprendedor en varios sectores. No obstante, a partir de 2020 Swappie se benefició también de capitales externos: acumuló alrededor de 150 millones de euros tras celebrar dos rondas lideradas por Verdane, Lifeline Ventures y otros inversores sensibles hacia la defensa del medio ambiente.
Los dos fundadores notaron que los precios de los smartphones nuevos no paraban de escalar. Al mismo tiempo, las novedades que aportaban los últimos modelos habían perdido relevancia con respecto a hace diez años. “Los ciclos de actualización de los dispositivos se han vuelto más largos. Los consumidores ya no están más acostumbrados a cambiar su móvil cada año, y están más abiertos a comprar modelos más antiguos para ahorrar costes”, agrega. Según datos recogidos por la consultora Kantar, en marzo de 2021 los consumidores de España, Italia, Gran Bretaña, Alemania y Francia mantuvieron el mismo dispositivo casi tres meses más en comparación con marzo de 2019.
Además, a medida que pasan los años, el impacto medioambiental tiene mayor incidencia en las decisiones de compra de los usuarios, sobre todo entre las generaciones más jóvenes. Cada vez más mileniales se inclinan hacia los dispositivos reacondicionados al ser más sostenibles, sopesa Marttinen. Sin embargo, solo el 25% de los consumidores vende sus viejos teléfonos para reciclarlos, lo que demuestra que todavía queda un largo camino por recorrer para alimentar la confianza en los actores del mercado de segunda mano.
Consumo sostenible
Swappie opera actualmente en 15 países. Finlandia, Suecia e Italia son sus mercados más fuertes. Los países nórdicos tienen más interiorizada la economía circular con respecto al sur de Europa, donde algunos ciudadanos siguen reacios a la compra de productos de segunda mano, asevera Fanny Niman, directora ejecutiva de la compañía en España. Según la última encuesta de la firma, el 70% de los consumidores españoles se plantea optar por un dispositivo reacondicionado a la hora de cambiar su móvil, pero solo un tercio lo elegiría con seguridad. “Es una brecha considerable. Muchos usuarios todavía deben enterarse de que los dispositivos de segunda mano son testados y cuentan con una garantía ante cualquier fallo técnico (24 meses en el caso de Swappie). Potenciar la comunicación de la marca es el primer paso e Italia fue un excelente banco de pruebas en este sentido”, señala.
La compañía finesa tiene su centro de operaciones en Helsinki, donde 400 técnicos ponen bajo la lupa las condiciones de los centenares de móviles que llegan cada día en el laboratorio. Tras cancelar los datos almacenados, los especialistas comprueban el estado de la batería, de la cámara y de los altavoces. Si el teléfono se encuentra en perfectas condiciones, está listo para la venta. En caso contrario, tendrá que pasar por el departamento de reparaciones.
Robert Evans, experto en microsoldadura que lleva dos años en Swappie, cuenta que el cambio de batería es una de las acciones más habituales a la hora de dar una segunda vida a un móvil. Pegamentos, chips minúsculos y pinzas de diferentes tamaños inundan su mesa de trabajo. “Es como una cirugía. Esta actividad exige muchísima concentración y requiere entre media hora y una hora, en función de las condiciones del dispositivo y de las habilidades del técnico”, explica. Generalmente, las reparaciones en su conjunto tardan menos de un día para llevarse a cabo: el teléfono entra en el centro de operaciones por la mañana y al final de la jornada está reacondicionado.
No obstante, las características estéticas son las que más influyen en el coste final de un dispositivo de segunda mano. En el departamento de calificación de Swappie, los técnicos revisan los defectos de la pantalla y asignan una puntuación entre A y D que refleja el estado del móvil: excelente, muy bueno, bueno, satisfactorio. El intervalo de precios de los iPhones vendidos por la empresa finesa se presenta muy amplio, desde 150 euros hasta más de 1.000 euros, según sus condiciones y el tipo de modelo. Otso Ojanen, director de operaciones y logística de la firma, admite que es complicado establecer cuáles son los más solicitados por los clientes. “Si Apple ahora vende sobre todo iPhones 13, en Swappie las generaciones siete y ocho siguen gozando de cierto éxito, porque son más baratas”, asegura.
¿Pero por qué ha enfocado su negocio en los iPhones? Ojanen toma en cuenta que Apple es solo uno de los fabricantes de móviles, pero considera que centrarse en una sola marca fue la clave para agilizar las operaciones y alcanzar el éxito. “Android es un sistema operativo muy amplio y reacondicionar los teléfonos de varias marcas sería mucho más complejo. Necesitaríamos de miles de existencias diferentes y de un personal que sea capaz de reparar todos los modelos”, apunta. Marttinen añade que la compañía de la manzana mordida sigue teniendo una gran cuota de mercado, puesto que a los consumidores les encanta la simplicidad de su diseño y de sus funcionalidades.
Sin embargo, para muchos el precio representa una barrera. “Allí es donde entra en juego Swappie, con su propuesta de móviles que, aunque no sean de última generación, son más baratos y más ecológicos”, agrega. Eso sí, en España la popularidad de Android es abrumadora: el 83% de los dispositivos tiene instalado este ecosistema, de acuerdo con los datos de Kantar de este año. El éxito del sistema operativo de Google puede suponer un obstáculo para la compañía finesa a la hora de captar nuevos clientes.
Swappie no cierra la puerta a expandir su comercio a otras categorías de productos a largo plazo. “En cinco o diez años, no veo por qué el mercado de segunda mano no se pueda extender a todos los dispositivos. Pero los iPhones todavía tienen un gran potencial y nos queda mucho por hacer en el sector. Este es solo el comienzo”, concluye.