La prensa se alía con el café para salvar los quioscos
Good News, que factura alrededor de un millón de euros, transforma los puestos de periódicos de toda la vida con una oferta centrada en el esta bebida
Dar una nueva vida a los quioscos de prensa con el café como eje central. Este es el punto de partida de Good News, una compañía que nació en 2020 después de que cinco jóvenes se quedasen con el quiosco al que acudían en Barcelona. “Un día, en julio, el quiosquero nos dice que cierra y que se va. Que no puede más y que quiere comprarse una moto e irse a dar la vuelta a España ...
Dar una nueva vida a los quioscos de prensa con el café como eje central. Este es el punto de partida de Good News, una compañía que nació en 2020 después de que cinco jóvenes se quedasen con el quiosco al que acudían en Barcelona. “Un día, en julio, el quiosquero nos dice que cierra y que se va. Que no puede más y que quiere comprarse una moto e irse a dar la vuelta a España y Marruecos. Y nos propone, en ese momento, si pillamos el quiosco”, recuerda Jan Barthe Cuatrecasas, uno de los fundadores y consejero delegado. Ese fue el primer punto de venta, entre quioscos y locales, de los 18 con los que cuenta Good News hoy y con los que factura alrededor de un millón de euros.
Con un proyecto previo, en el que habían estado trabajando los cinco, paralizado tras la llegada de la covid-19, aquella oferta no caía en saco roto. Antes de lanzarse, investigaron qué había pasado con otros puestos de este tipo, que sufren desde hace años los cambios en los formatos y consumo de información. Vieron que en diferentes ciudades del mundo se convertían en, por ejemplo, galerías de arte o bares, también que algunos ayuntamientos los recuperaban como puntos de recogida de grandes plataformas de comercio electrónico. Ellos apostaron por articularlos en torno al café.
“El momento era arriesgado”, asegura Barthe, pero favorable para su propuesta. “Era una gran oportunidad porque el sur de Europa no se caracterizaba por una cultura del grab and go [comida para llevar]”, recuerda. “Pero la cuarentena fomentó ese modelo porque los bares o los restaurantes solo estaban abiertos para coger la comida y llevártela”. El primer desafío fue crear una oferta orientada a este tipo de consumo en “un lugar donde no era propicio culturalmente”. En su catálogo, cuentan, trabajan con cafés de producción libre de explotación laboral infantil y con productos y marcas de alimentación preocupados por el impacto social.
Tras abrir este primer espacio transformado y después de una campaña que se viralizó, adquirieron dos quioscos más y subieron la apuesta sumando locales de recogida. “De 30 o 40 metros cuadrados, donde ofrecemos nuestro café y todo tipo de publicaciones tanto nacionales como internacionales”, dice Barthe, que antes de lanzarse a los negocios trabajó como abogado. Comenzaron a buscar huecos en las mejores localizaciones, cerca de otros competidores tradicionales con los que los consumidores, sobre todo los jóvenes, dice, ya no sienten tanta afinidad.
Financiación
“A partir de ahí, entraron varios inversores”. A una primera ronda en enero de 2021 le siguió otra en julio para acelerar las aperturas en ambos modelos. Recientemente han comenzado su andadura en París y a final de año prevén tener operativos 50 puntos de venta, incluyendo quioscos y locales en la capital francesa, en Copenhague, Ámsterdam y Berlín. En mayo, cerrarán una nueva etapa de inversión en la que esperan captar 10 millones.
En 2021 firmaron, de media, una apertura por mes, a partir de mayo de este 2022 van a por cuatro mensuales y en 2023 esperan elevar la cifra hasta 10. Este ritmo de crecimiento, cuenta Barthe, trajo consigo otro de los retos principales a los que tuvieron que hacer frente. “Es una superaceleración, donde la parte más complicada es la operacional”, dice.
Al margen de los quioscos y locales, el pasado diciembre trazaron una segunda línea de negocio. “Detectamos que el café online está creciendo a un ritmo muy acelerado, pero que coincide con una desaceleración del consumo de cápsulas”, comenta este barcelonés de 29 años. Ante este giro en la demanda, diseñaron un servicio de suscripción con el que los clientes, tanto particulares como empresas, disponen de una máquina superautomática y un kilo de su café al mes.
“El futuro nos depara ser capaces de articular este crecimiento de manera homogénea”, cuenta Barthe. La compañía, en la que trabajan 75 personas, prevé multiplicar por 10 sus ingresos y alcanzar el punto de equilibrio este año.