El contrato fijo discontinuo cambia vidas: “He podido independizarme”

La firma de estos documentos se multiplica por 13 en el último año y permite a sus titulares acceder al crédito

Cristina Andra, alcarreña de 25 años, contratada como fija discontinua.

Son las caras visibles del contrato estrella de la reforma laboral: el fijo discontinuo, que se ha multiplicado por 13 en el último año. Un contrato que puede cambiar la vida de la gente. Ya lo está haciendo. Carles Garrigues, valenciano de 20 años, llevaba trabajando desde los 18 con contratos temporales que renovaba cada mes. En abril firmó el primero como fijo discontinuo y ha podido independizarse: “Este contrato te da ...

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Son las caras visibles del contrato estrella de la reforma laboral: el fijo discontinuo, que se ha multiplicado por 13 en el último año. Un contrato que puede cambiar la vida de la gente. Ya lo está haciendo. Carles Garrigues, valenciano de 20 años, llevaba trabajando desde los 18 con contratos temporales que renovaba cada mes. En abril firmó el primero como fijo discontinuo y ha podido independizarse: “Este contrato te da más tranquilidad al tener un trabajo estable. A raíz de él me he independizado con mi pareja. Es un alivio poder pedir un préstamo para irte de casa de tus padres”. La ambición de este mozo de almacén empleado en el municipio de Pobla Llarga es quedarse en la empresa. “Y así poder relajarme para siempre”, dice.

“Era denigrante firmar contratos de lunes a viernes y que nos dieran de baja en la Seguridad Social para volver a contratarnos el siguiente lunes”, asegura Claudia Marcela Esguerra, colombiana de 41 años que vive en Zaragoza desde hace tres y medio. Actualmente es fija discontinua como operaria en una empresa proveedora de bobinas de Balay y ha conseguido alquilar un piso. “Estuve buscando desde noviembre, pero como tenía contratos temporales, los dueños no me lo alquilaban. Ahora sí me han aceptado y no me han pedido ni aval ni nada”, sostiene.

Porque la reforma laboral del pasado diciembre, centrada en minimizar la temporalidad que reina en España, ha dado alas a la contratación indefinida y ha hecho que este renovado contrato se convierta en el único posible para los trabajos estacionales o intermitentes. El sustituto de muchos de los desaparecidos contratos por obra y el que más está creciendo. Entre enero y mayo se han registrado 2.498.263 millones de contratos indefinidos (más que durante todo 2021), de los cuales 683.300 han sido fijos discontinuos, según el Ministerio de Trabajo, que se congratulaba esta semana de que mayo haya sido en el que más indefinidos se han hecho de la historia (730.427 en total, 264.524 fijos discontinuos). Se acercan al 45% del total, cuando en abril fueron el 48%, pero se han disparado desde el 10% de finales de 2021. “Es la reforma más eficaz que conocemos”, decía el secretario de Estado de Empleo, Joaquín Pérez Rey, que “ha conseguido su propósito de trasladar la temporalidad injustificada a la estabilidad en el empleo”.

“Es muy importante el cambio de paradigma. Se ha suprimido el contrato por obra y apostado por un contrato de trabajo estable modificando la redacción del contrato fijo discontinuo, que es flexible pero tiene naturaleza indefinida, lo que da seguridad a los trabajadores y estabilidad a las empresas”, mantiene Fernando Luján, secretario confederal de UGT. Precisamente esa es su mayor ventaja, reducir la precariedad. “Aunque no hay continuidad en el empleo como en los contratos fijos ordinarios y sus salarios están sujeto al llamamiento, los fijos discontinuos tienen mayor protección que los temporales, porque a la hora de la extinción del contrato en vez de ser indemnizados con 12 días por año, lo serán con 20 o 33 días. Además, en los periodos en los que no trabajan se tiene en cuenta la antigüedad para calcular su indemnización por despido”, explica José Manuel Mateo, socio de Garrigues. Estos dos últimos asuntos son los que Javier Blasco, director de Adecco Institute, cita como las mayores desventajas para las empresas, dado que incrementan sus costes.

El director de recursos humanos de Moventis, Agustí López, no está tan preocupado por las idemnizaciones como por el incremento de la siniestralidad que puede provocar el contratar a gente con el carné de conducir autobuses recién sacado. Buscan unos 150 conductores para su empresa de transporte de viajeros bajo el contrato fijo discontinuo que utilizan por primera vez “para dar más estabilidad al trabajador y perspectivas de futuro”, en un momento en el que el sector lucha desesperadamente por captar profesionales y no logra cubrir su demanda, “de ahí el cambio en la estrategia de contratación”, agrega. Ofrecen 9-10 meses de trabajo, uno de vacaciones, y unos salarios brutos de 2.300 euros mensuales.

Todavía hay que desarrollar este contrato mediante la negociación colectiva, estableciendo aspectos clave como los periodos mínimos de llamamiento y de inactividad, que en Francia se acompañan de formación, aprecia el secretario confederal de UGT. “Para las empresas, el contrato fijo discontinuo implica muchos quebraderos de cabeza, sobre todo para las contratas y el sector de la construcción. La normativa no es clara”, afirma Jorge Aranaz, socio de Cuatrecasas. “No se sabe cómo va el orden de llamada, que muchos convenios colectivos no recogen; tampoco hay periodos fijos de parada, lo que puede derivar en dificultades para el trabajador”, añade.

La cuestión de los periodos de inactividad es la que más preocupa a Nuria, gestora telefónica de 49 años, que el mes pasado cambió los sucesivos contratos por obra y servicio con los que llevaba 5 años en su contact center de Madrid (10 años en total) por uno fijo discontinuo. Durante esos periodos los trabajadores se van a casa sin cobrar o al paro si tienen derecho a él. Por cierto, ahora cotizan un 1% más al desempleo, anota Mario Gil, inspector de Trabajo. Y han de esperar el llamamiento de su empresa. “En el sector de contact center nunca se han aplicado estos contratos. Hay muy pocas campañas que sean estacionales y el sindicato nos está diciendo que deberían habernos hecho fijos ordinarios en lugar de discontinuos. Esos contratos sí que te cambian la vida, pues no tienes que estar pendiente de cuál es el periodo de inactividad, que todavía no sabemos cómo nos van a aplicar en mi empresa”, asegura Nuria, profesional del servicio de atención telefónica de un gran banco.

La Inspección de Trabajo va a lanzar una campaña para vigilar si el objeto de los contratos fijos discontinuos es real o no y, por tanto, los trabajadores deberían convertirse en indefinidos. Además de comprobar si los realizados a tiempo parcial son necesarios o si la antigüedad está correctamente recogida en la indemnización.

Mohamed Mourabet, de 36 años, planea comprar una casa tras su nuevo contrato.

Acceso a la vivienda

Cristina Andra, alcarreña de 25 años, fue una de las primeras contratadas como fija discontinua por Adecco tras cuatro años de contratos temporales. “Tengo más estabilidad que antes con contratos de 7 días, 15 o un mes. Si bajaba el trabajo, te echaban. Ahora me ponen en primer lugar frente a otras personas”, dice. Sin embargo, su ambición es tener un contrato indefinido con todos los derechos y sin periodos en blanco. Aunque con este tiene previsto comprarse una casa.

Adquirir una vivienda es un propósito que comparte con Mohamed Mourabent, marroquí de 36 años, que desde el primero de abril es fijo discontinuo como más de una decena de compañeros en su empresa de iluminación de Lleida. “Tengo una estabilidad y seguridad que antes no tenía con los contratos temporales. No solo económica, también psicológica, al no tener que pensar en volver a buscar trabajo, mandar currículos… No era agradable estar así cada dos por tres”, asegura, al tiempo que reconoce que este contrato cambiará su forma de vida, pues quiere mudarse de casa y de pueblo: “Estoy mirando anuncios para comprar una casa para estar más cerca de mi hija”, dice.

Precariedad o empleabilidad

Hay quien manifiesta que el contrato fijo discontinuo es la nueva forma de la precariedad laboral. Los expertos consultados para este artículo no están de acuerdo. Aunque consideran que habrá que dar tiempo a las empresas para que se acostumbren a él. También a los empleados. "La precariedad es una suma de salarios muy bajos y temporalidad excesiva y fraudulenta. No entiendo que se diga que el fijo discontinuo representa la nueva precariedad", afirma Fernando Luján, de UGT. "No son los nuevos contratos precarios porque son idefinidos, pero sí están siendo utilizados por empresas que antes contrataban temporales y en ocasiones siendo la vía de escape del empresario para no hacer contratos indefinidos ordinarios", apoya José Manuel Mateo, de Garrigues.

Para Javier Blasco, de Adecco, "el fijo discontinuo proporciona mayor estabilidad y la rotación deseada entre sectores deriva en incremento de los salarios. Hay que favorecer la empleabilidad a través de la recualificación de los trabajadores y también mejorar sus sueldos". Pero eso sí, Luján dice que deben evitarse los abusos. "Que el contrato se convierta en un ven a trabajar hoy y mañana no. El trabajador ha de saber cuándo tiene que trabajar". "Si se produce excesiva rotación, aunque se compense con 33 días por año, este contrato no va a servir para su objetivo. Y se va a generar mucha litigiosidad", estima Blasco.

 


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