Dólar: frágil equilibrio
Las condiciones de deterioro económico global, acelerado por momentos, impactarán especialmente en Europa por su condición exportadora
Asistimos en los mercados a un cambio de sentimiento, abrupto por momentos. Como telón de fondo, el contundente giro en la visión y políticas de la Reserva Federal y Banco Central Europeo. Así, si hace dos años asistíamos a agresivas políticas de estímulo nunca vistas que salvaban a la economía del colapso tras la pandemia, ahora las políticas de endurecimiento monetario, en forma de subida de tipos y reducción de balan...
Asistimos en los mercados a un cambio de sentimiento, abrupto por momentos. Como telón de fondo, el contundente giro en la visión y políticas de la Reserva Federal y Banco Central Europeo. Así, si hace dos años asistíamos a agresivas políticas de estímulo nunca vistas que salvaban a la economía del colapso tras la pandemia, ahora las políticas de endurecimiento monetario, en forma de subida de tipos y reducción de balance, prometen ser contundentes, en un intento por controlar niveles de precios no vistos en cuarenta años.
Presenciamos con particular interés el impacto de estas políticas en la evolución del dólar, con un imparable avance que le ha situado, frente a una cesta de divisas, en máximos de 20 años y de cinco y medio frente al euro, asomándose a los 1,03 dólares tras una caída cercana al 10% de la moneda única en el último semestre.
Por el lado europeo, la tarea del BCE es complicada y hay aspectos que obstaculizan el avance del euro. Por un lado, el empeoramiento del binomio crecimiento y precios en la eurozona, acentuado por la guerra. Además, las condiciones de deterioro económico global, acelerado por momentos, impactarán especialmente en Europa por su condición exportadora. Esto nos lleva a pensar que el incremento esperado de 75 puntos básicos del BCE hasta diciembre, que arrancará en julio, tendrá difícil continuidad en 2023.
Se trataría, en definitiva, de un empeoramiento de la situación económica que impedirá al BCE situar los tipos muy por encima del 0%. De nuevo, al igual que pasa con la Fed, los mercados no parecen confiar en que la institución presidida por Christine Lagarde materialice el escenario de tipos descontado por los inversores, apostando más bien por un error de política monetaria.
En este estado de cosas, asistimos a una situación en la que la preocupación por la seguridad energética derivada del conflicto bélico en Ucrania, de un lado, y la desaceleración del crecimiento en China y Europa, por el otro, contrastan con el mayor crecimiento e independencia energética de Estados Unidos. Estos son hechos que otorgan al dólar, de momento, un espacio de seguridad y preferencia para el inversor.
En el complicado mundo de las divisas, y con una sobrevaloración actual del dólar frente al euro superior al 13%, si algo enseña la experiencia es que los factores que basculan en torno a la evolución de una moneda pueden cambiar con rapidez. El dólar ha volado y se asoma ahora a la paridad, favorecido por un ciclo económico más adelantado en EE UU, el diferencial de tipos y la incertidumbre geopolítica. Pero más allá del corto plazo, históricamente las expectativas de incremento de tipos son adelantadas por el mercado de divisas, quedando margen para caídas si las previsiones se incumplen. Creemos estar cerca de ese momento y esperamos mejores oportunidades, por encima de los 1,12 euro/ dólar, para volver a apostar por el dólar.
Pedro Sastre es analista sénior de Estrategia de Mercados de Banca March.