La venganza de la economía tradicional: por qué las grandes tecnológicas pierden su magia en Wall Street
Tras años de dominio en el mercado, la capitalización de los principales valores del Nasdaq cae con fuerza y los inversores se refugian en sectores más defensivos como empresas de consumo y de energía
La oferta de Elon Musk para comprar Twitter había convertido a esta red social en la excepción a las fuertes caídas que sufren los valores tecnológicos en Bolsa en 2022. Sin embargo, ni la plataforma del pajarito se ha librado de la escabechina en el parqué tras conocerse el viernes que Musk dejaba en el aire la operación. Tras años de subidas imparables del índice tecnológico estadounidense Nasdaq, ...
La oferta de Elon Musk para comprar Twitter había convertido a esta red social en la excepción a las fuertes caídas que sufren los valores tecnológicos en Bolsa en 2022. Sin embargo, ni la plataforma del pajarito se ha librado de la escabechina en el parqué tras conocerse el viernes que Musk dejaba en el aire la operación. Tras años de subidas imparables del índice tecnológico estadounidense Nasdaq, las ventas y la desconfianza se han instalado entre los inversores, que están dando la espalda a las compañías de crecimiento (growth) y refugiándose en las llamadas acciones de valor (value) como las empresas de comida y bebida, capaces de soportar los malos tiempos que algunas variables macroeconómicas ya indican. El dinero salta también hacia la energía, atraído por los altos precios de los combustibles fósiles y una revolución verde en plena transición. Un cambio de rumbo, acelerado por el giro del timón en los bancos centrales, que los analistas del banco estadounidense Goldman Sachs bautizaron acertadamente como la “venganza de la economía tradicional”.
El índice Nasdaq subió en 2021 el 26,6% y en el año ya ha perdido el 28% de su valor. El analista David Galán, director de Bolsa General, cree necesario hacer una distinción entre valores tecnológicos: “De un lado están aquellas grandes compañías, como las llamadas FAANG (Facebook, Amazon, Apple, Netflix o Alphabet), con abundantes y continuos beneficios, y de otro, las pequeñas y medianas, muchas de ellas sin beneficios todavía y donde se ha cebado más la especulación en los últimos años”. Subidas del 100% en un año eran frecuentes en estos valores menos conocidos, impulsados por dinero de pequeños inversores que operaban desde sus casas confinados por la covid-19. El auge de los últimos dos años de las criptodivisas y de los valores de crecimiento responde a ese esquema junto con la fiebre de las llamadas Spac, cascarones cotizados en los que se invertía sin saber cuáles serían las empresas que finalmente adquirirían. Una inversión con los ojos vendados.
Ecos del año 2000
Un ejemplo de esta auténtica burbuja centrada en pequeños valores que recuerda mucho a la crisis de las puntocom del año 2000 podría ser Rivian, el constructor de camiones y pick-ups eléctricas, cuyo precio ha caído en estos poco más de cuatro meses el 78% de su valor. Pero hay numerosos casos. Como indican desde la gestora Carmignac, la fiesta de estos valores ha llegado, de momento, a su fin. “Mantenemos la cautela sobre las empresas tecnológicas no rentables, puesto que en un entorno de tipos más altos, los inversores no están dispuestos a financiar el crecimiento a costa de la rentabilidad”, dicen en la firma francesa.
Las pérdidas también han sido abundantes en los grandes emporios empresariales, aunque aquí es diferente. Meta Platforms (matriz de Facebook) ha perdido el 43,5% en el año, Paypal (-62%), Amazon (-37%), y sobresale Netflix, que se ha dejado el 71% de su capitalización en lo que va de 2022. Los descensos más moderados corresponden a Apple (-21,6%), Microsoft (-23%) y Alphabet (-22,1%).
Olivier de Berranger, director de inversiones de La Financière de l’Echiquier, da un repaso en un reciente informe al mal comportamiento de estos gigantes. “El cierre de actividades en Rusia ha perjudicado las cuentas de Alphabet, Meta Platforms y Apple para el conjunto del año, así como los menores ingresos por publicidad en prácticamente todos los mercados”, dice el gestor francés. “Apple publicó unos ingresos por encima de las previsiones, pero revisó sus objetivos para el segundo trimestre por una menor demanda en China debido a su plan de covid cero. Amazon se vio lastrada por la subida de los salarios y el aumento de los gastos de transporte, lo que la llevó a pérdidas en el primer trimestre. Y Microsoft es la excepción, ya que sigue beneficiándose del impulso de la digitalización con su plataforma para la nube Azure, el aumento de ingresos en LinkedIn y en su división de dispositivos informáticos Surface”, añade.
Las pérdidas de Amazon de 3.844 millones de dólares en el último trimestre han sido un mazazo para el sector, ya que ahora los inversores empiezan a tomarse en serio la valoración de estas compañías, cuando antes importaba poco: siempre crecían. Así, además de los problemas propios de una situación de desaceleración económica y terminadas también las ventajas que para muchos de estos negocios supuso el confinamiento de la covid-19, la subida de los tipos de interés es la otra gran pata de su pérdida de atractivo. Como explica David Galán, estas compañías se valoran teniendo en cuenta la tasa de crecimiento anual prevista sobre sus resultados a varios años vista y en el denominador se aplica el tipo libre de descuento marcado por la evolución de los tipos de interés. El encarecimiento del precio del dinero que vive el mundo occidental, y especialmente Estados Unidos, provoca una rebaja en la valoración de estas compañías, lo que explica las caídas en Bolsa.
Desde Goldman Sachs destacan que, si los tipos de interés a largo plazo se mantienen en los niveles actuales (3% para el bono a 10 años) o suben más, “es poco probable que vuelvan las recomendaciones de compra al sector tecnológico: hay más riesgo de que la normalización de los tipos empuje la valoración a la baja todavía más, sobre todo si el crecimiento de sus ganancias no es suficiente para compensar estos tipos más altos”, explican.
Los recortes sufridos en los precios de estas acciones han mejorado algo las valoraciones, acercándolas más a las compañías industriales. Las veces que en el precio se contiene el beneficio (PER) de las grandes tecnológicas se sitúa ahora mismo en las 27 veces, mientras en la gran industria comparable está en 17 veces. Puede resultar excesivo, aunque hablamos de compañías con grandes capacidades para crecer. Ahora bien, hace solo cinco años la relación era de 49 veces de las tecnológicas frente a 19 veces de las industriales. “Llevamos tiempo sosteniendo que muchas de estas compañías ya estaban valoradas a la perfección, y cualquier desafío a esa hipótesis de crecimiento pondría de manifiesto la falta de anclaje de sus precios. Este parece ser el caso ahora”, concluye Daniel White, gestor de M&G.
¿Comprar o huir?
El vuelco en el mundo del dinero desde los valores de crecimiento, con las tecnológicas a la cabeza, a los de ingresos seguros y fiables (empresas de consumo, energéticas) se ha puesto en marcha y será difícil ver un giro radical en los próximos meses. Además, tipos de interés más altos suponen valoraciones más bajas para las tecnológicas y, de momento, se esperan más alzas en las tasas. Pero el castigo en los precios ha sido importante y los expertos empiezan a mostrar interés en algunas compañías. Por ejemplo, David Galán, de Bolsa General, apuesta por las compañías de ciberseguridad y las de software a los niveles actuales. “En ciberseguridad esperamos fuertes crecimientos y los modelos de pagos por suscripción como Microsoft suponen un flujo de dinero constante y seguro. También por compañías como Alphabet que funcionan en un régimen de casi monopolio”, explica. En Goldman Sachs dicen estar sobreponderados en tecnología y apuestan por software de automatización y compañías dedicadas al cuidado de la salud habilitado por tecnología. Eso sí, creen que es el momento de una gestión activa y de seleccionar mucho los valores. Para la gestora de fondos Fidelity, compañías como Ericsson, Samsung, Alphabet, Intel, Infineon, Activision, Netflix, IBM y Analog Devices son parte de su cartera tecnológica debido al gran crecimiento que traerá el 5G, la inteligencia artificial, los vehículos eléctricos, videojuegos o robótica.