El petróleo es un mal necesario (por ahora)

Tenemos todavía un importante vacío en infraestructura y capacidad en fuentes renovables que seguramente requerirá de las energías fósiles como respaldo

Una bomba petrolífera en la población tejana de Midland (Estados Unidos).LARRY W. SMITH (EFE)

El precio del petróleo ha estado sujeto en el último medio siglo a una alta volatilidad, en buena medida por factores políticos y más recientemente por su apetito como activo financiero. Los últimos meses no han sido la excepción. En 2021, el precio se incrementó en 26 dólares (el barril de brent, crudo de referencia en Europa, subió un 50%). Este incremento se vio atenuado en el tramo final del año con el brote de la nueva variante de la covid-19. Con el inicio de 2022, sin e...

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El precio del petróleo ha estado sujeto en el último medio siglo a una alta volatilidad, en buena medida por factores políticos y más recientemente por su apetito como activo financiero. Los últimos meses no han sido la excepción. En 2021, el precio se incrementó en 26 dólares (el barril de brent, crudo de referencia en Europa, subió un 50%). Este incremento se vio atenuado en el tramo final del año con el brote de la nueva variante de la covid-19. Con el inicio de 2022, sin embargo, el petróleo retomó su senda alcista, en parte porque ómicron ha sido menos agresiva pese a su alta transmisibilidad, pero también porque se sumaban otros factores: una ola de frío; el incremento de tensiones en Ucrania, con presiones a su vez en cereales y gas, y un desplazamiento masivo de personas en China para evitar que el coronavirus amenazase la celebración del año nuevo.

En pocas semanas, el precio del petróleo ha alcanzado niveles no vistos en ocho años. A diferencia de lo observado entonces, la aceleración de precios ha acentuado la preocupación global sobre la carga que los costes energéticos suponen para la economía tras la crisis originada por la pandemia. El tema ha resonado de distintas maneras en las diferentes geografías. En Estados Unidos se ha reflejado en los altos precios de la gasolina, en máximos para un enero de los últimos 30 años en varios Estados. En Asia destacan los efectos restrictivos a la producción y calefacción. Y en Europa el efecto ha sido una visión más amplia de fuentes fósiles con el gas natural al centro, lo que conlleva una fuerte presión sobre los costes de la energía eléctrica.

Pero por muy intensos que sean estos factores, son todos de corto plazo. Tarde o temprano se solucionarán y la pregunta será hacia dónde irá el precio del petróleo. Por una parte, somos conscientes de que la mayoría de los combustibles fósiles ya deben estar de salida por sus efectos sobre el clima y la apuesta son las energías renovables, más limpias. Pero, por otro lado, tenemos todavía un importante vacío en infraestructura y capacidad en estas fuentes renovables, que seguramente requerirá de las energías fósiles como fuente de respaldo gracias a su capacidad de reacción inmediata para atender los picos de demanda. En definitiva, las renovables son una realidad relativamente reciente frente a un desarrollo de más de 150 años de la industria del petróleo.

La baja inversión en el sector petrolífero explica parte del incremento de su precio, pero el mayor coste del crudo reanima el apetito por el sector al tiempo que motiva la inversión y el desarrollo de infraestructuras de las energías renovables. Seguramente, en el medio plazo tendremos un precio del petróleo quizás algo más bajo que el actual, aunque todavía alto para un producto que tiene sus días contados.

Alejandro Reyes, de BBVA Research.

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