Videojuegos para mejorar la visión
La empresa Wivi ha creado una plataforma inmersiva que mide disfunciones oculares y provee terapias para ellas
La terapia visual se ocupa de las dimensiones neural y psíquica de la cognición. Un ámbito en el que se especializan escasos profesionales y donde hay poca innovación comercial, pero que comprende disfunciones comunes como la ambliopía u ‘ojo vago’, de gran prevalencia en niños y corregida habitualmente con los conocidos parches, o la pérdida de visión lejana ocasionada por la elevada exposición a pantallas, a menudo confundida con...
La terapia visual se ocupa de las dimensiones neural y psíquica de la cognición. Un ámbito en el que se especializan escasos profesionales y donde hay poca innovación comercial, pero que comprende disfunciones comunes como la ambliopía u ‘ojo vago’, de gran prevalencia en niños y corregida habitualmente con los conocidos parches, o la pérdida de visión lejana ocasionada por la elevada exposición a pantallas, a menudo confundida con la miopía.
El optometrista barcelonés Juan Carlos Ondategui y la ingeniera de telecomunicación navarra Eva García crearon en 2016 Wivi Vision con el objetivo de obtener rentabilidad en este segmento. Para ello, partieron de conocimientos clínicos que ya estaban disponibles. “La principal necesidad de los profesionales era la de un mecanismo para medir con objetividad, tanto al evaluar como al observar los efectos de los ejercicios correctores”, explica Ondategui por videollamada. Eso les llevó a desarrollar una plataforma, que para el usuario es un videojuego en 3D, con la que permiten a los optometristas seguir la evolución de las disfunciones y ofrecer terapia a los pacientes.
“Aunque tenemos un radar amplio, lógicamente estamos centrados en las más prevalentes”, apunta el emprendedor, que ofrece una medida del potencial de negocio: un 25% de la población, asegura, está afectada por algún tipo de alteración visual no óptica.
La innovación que han desarrollado, patentada, se centra en “utilizar inteligencia artificial para plantear entrenamientos de forma integrada”, apunta García. También defienden ser pioneros en el empleo de un 3D inmersivo en terapia visual.
De trayectorias dispares, García y Ondategui se conocieron en 2013 en un proyecto profesional. Ella había trabajado para los sectores eólico (Gamesa) y automovilístico (TI Automotive) gestionando desarrollos tecnológicos y a cargo de responsabilidades de negocio; él contaba con tres décadas de experiencia clínica. Fue tres años más tarde cuando unieron fuerzas, después de que a la emprendedora le hiciera clic la idea de partida cuando vio en EE UU una solución de otro ámbito “con algún punto en común”.
Wivi está presente en 30 espacios, ópticas en su mayoría, y facturó 100.000 euros en 2020, aunque sus fundadores auguran que las nuevas implantaciones les permitirán cerrar 2021 con unos ingresos de entre 500.000 y 800.000 euros. Se dirigen a grupos ópticos porque ven en ellos mayor volumen comercial que en las clínicas, y tienen contratos con dos importantes actores del sector, Natural Optics y Cione, que cuentan en total con 1.700 tiendas en España y Portugal.
Un objetivo que se marcaron al comienzo fue el de acortar el tiempo de las terapias. Hoy, consiguen reducir los entre seis y ocho meses habituales a algo menos de tres. “Un servicio lento, con los consiguientes costes asociados, habría sido nuestra perdición”, explica Ondategui. Se refiere a que había que poner las cosas fáciles a los ópticos, acostumbrados a despachar producto más que a ingresar por servicios. También para facilitar la monetización de los profesionales, prefieren un modelo clásico de venta de equipos y cobro anual de licencias. “Nuestra propuesta inicial era que se pagara en función del servicio que prestara la plataforma, pero el sector no está aún ahí. Por ahora invierte en instrumentación para sacarle rentabilidad después”, señala el socio fundador.
2,5 millones en fondos
La pandemia ha tenido un efecto ambiguo sobre la compañía. Golpeó cuando empezaban a comercializar, y por ello han tenido que “reajustar pagos para favorecer al cliente”, concede García. La fundadora de la compañía cree que ahora los fortalece “la mayor relevancia” que la salud visual ha cobrado tras los confinamientos. Wivi tiene 10 empleados, espera sus primeras ganancias para 2022 y ha recibido en aportes públicos y privados 2,5 millones de euros de financiación, de los que “una parte muy notable” ha salido de los bolsillos de sus fundadores. Su implicación económica viene de que no son emprendedores en terreno desconocido. “Vemos este proyecto como una continuación natural de nuestras trayectorias”, justifica la empresaria.