Simon Holding enciende las luces largas para crecer
La empresa de productos eléctricos invierte 15 millones de euros en su fábrica gerundense de Olot para asegurarse la cadena de suministros
“¿Qué será del futuro?”, se preguntaba Esteban Bretcha, consejero delegado desde 2019 de Simon Holding. Tras un momento de silencio, durante la presentación de la estrategia de la multinacional de productos eléctricos a mediados de septiembre, respondió: “Continuar la historia”. El fabricante de material eléctrico ha decidido invertir 15 millones de euros en su fábrica de Olot (Girona), la misma localidad donde comenzó su andadura en 1916. Lo ha he...
“¿Qué será del futuro?”, se preguntaba Esteban Bretcha, consejero delegado desde 2019 de Simon Holding. Tras un momento de silencio, durante la presentación de la estrategia de la multinacional de productos eléctricos a mediados de septiembre, respondió: “Continuar la historia”. El fabricante de material eléctrico ha decidido invertir 15 millones de euros en su fábrica de Olot (Girona), la misma localidad donde comenzó su andadura en 1916. Lo ha hecho con el objetivo de renovar la maquinaria y el proceso de producción. Quieren convertirla en “el centro de referencia mundial del grupo”.
La apuesta por Olot pasa por “concentrar toda la fabricación de España en una planta más moderna”, según afirmó Bretcha en una conversación telefónica con Negocios posterior a la presentación del plan. Esta planta se encarga tanto de la demanda nacional como de la exportación, entre otros, a países de la UE y Latinoamérica. “La intención es estar a la vanguardia de los procesos de producción y ser un referente para nuestro tejido industrial internacional desde [la comarca gerundense de] la Garrotxa”. Uno de los efectos directos de esta inyección de dinero se ha plasmado en la duplicación de su capacidad de producción: solamente la fábrica de Olot ha pasado de producir entre cinco y seis millones de unidades anuales a diez millones.
El principal mercado de Simon sigue siendo, con todo, el exterior. La empresa estima que este año la facturación consolidada será de 295 millones de euros (350 millones considerando los ingresos de las filiales extranjeras). Y el 65% procederá del mercado exterior. De cumplirse, estas previsiones supondrán un incremento de las ventas de un 7% sobre 2019 y de un 18% si se comparan con las obtenidas en 2020, año en el que el sector donde opera Simon sufrió un retroceso conjunto de los ingresos del 6,7% debido a la crisis sanitaria derivada de la covid-19, según cifras de la Asociación Española de Fabricantes de Iluminación.
La elección por reforzar la planta en su localidad de origen, mantienen, “era anterior a 2019″. Ello no quita que les haya afectado la falta de suministros vivida durante la crisis de los semiconductores, en concreto los microprocesadores sin los cuales no funcionan los dispositivos electrónicos, que es una de las líneas de negocio de Simon. La escasez de chips afectó a la producción mundial, y también a la compañía catalana: “Ahí sí que hemos perdido una parte del mercado, por no poder suministrar”, reconoce el consejero delegado.
De aquí que Bretcha indique que la posición de la empresa es “favorable” a la producción local: “Siempre lo hemos sido, pero ahora creo que es más evidente. Por ejemplo, los costes de transporte [a Europa] se han multiplicado por cinco desde China; y considero que es más conveniente la fabricación local: por asegurar la cadena de suministros, por sostenibilidad y también por un tema de eficiencia, porque simplifican mucho la operativa”.
La internacionalización de Simón, iniciada hace más de dos décadas con la entrada en países emergentes con gran potencial de construcción como China y la India, se ha consolidado y ya son más de 90 los países donde está presente. Este año, Simon ha adquirido el 51% de una empresa vietnamita con más de dos décadas de experiencia en la fabricación y distribución de productos eléctricos. “Nosotros ya teníamos una pequeña filial comercial en Vietnam que vendía productos fabricados en China: ahora hemos comprado una participación en esta empresa vietnamita para reforzar nuestra presencia en el sudeste asiático”, afirma Bretcha. La Simon Vietnam Electrics Joint Stock Company se encargará de la relación comercial en los mercados de Vietnam, Camboya, Laos y Myanmar.
Los efectos de la internacionalización también se pueden observar en la composición de su plantilla. Casi el 73% de los 4.000 empleados se encuentran en el extranjero. Sólo en China —donde también tiene una fábrica— hay 1.000 trabajadores, incluyendo aquellos dedicados al I+D. Según el consejero delegado, en España la plantilla “se ha ido recuperando progresivamente” en los últimos años. En la actualidad cuentan con 1.100 trabajadores en territorio nacional, de los cuales “unos 950″ están en Cataluña. Una cifra que, sin embargo, aún se encuentra lejos de los aproximadamente 1.750 que tenían hace casi una década, cuando redujeron su plantilla a la mitad tras el desplome del sector de la construcción derivado de la crisis económica.
La apuesta por la innovación de la compañía ha llevado al cierre en alguna fábrica. El próximo mes de diciembre, por ejemplo, tienen programada la clausura de la planta de Riudellots (Girona): “Los productos que se fabricaban allí eran antiguos y la tecnología había quedado obsoleta”, argumentaron durante la presentación de la renovada planta de Olot. 62 de los 88 trabajadores serán reubicados entre la planta que tiene la empresa en Martorell y la de Olot, que cuenta con unos 280 empleados. Los otros 26 han pactado su salida o bien una jubilación anticipada, según la empresa. “Un proceso como este siempre es doloroso, pero el grupo ha intentado llevarlo de la manera menos traumática posible para la plantilla”, asegura Bretcha.
La sostenibilidad es otro de los ejes de la estrategia. En este sentido, han puesto en marcha un modelo de embalaje con papel reciclado en sustitución del plástico; que se suma al cambio de la tinta por la impresión láser. “Hemos renovado tanto la manera de producir como la cultura empresarial”, según Albert Pérez, director de operaciones de Simon. “La planta ahora recibe la materia prima y la transforma completamente, sin tener que depender de otras fábricas o proveedores”, añade Pérez.
Nueva adquisición
Recientemente la compañía gerundense ha adquirido una parte mayoritaria de ProtoPixal, una start-up de iluminación catalana fundada en 2015 con una cultura, afirma Pérez, “puramente software, muy diferente a la industrial”, que es la que aporta Simon; y que le ha permitido a la empresa desarrollarse en el ámbito del control digital de sistemas eléctricos. Además, también han hecho una alianza con Selba Solutions, fabricante de puntos de recarga para vehículos eléctricos. El negocio, que Simon considera “estratégico”, ya ha permitido la instalación de 7.000 puntos de recarga en toda España y la colocación de enchufes en los hogares permitirá que este servicio opere principalmente en el ámbito doméstico.
Bretcha asegura que la estrategia de la compañía para los próximos años tiene dos grandes enfoques: “Por un lado, en cuanto a la luz, no solo la fabricación de dispositivos de iluminación, sino también la manera de administrarla; y por otro lado, la gestión de la carga mediante el software: ya no simplemente tendrás que enchufar, sino también saber cuándo tienes que cargar un elemento u otro para optimizar la carga”.