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El INE confirma que la economía española creció un 0,6% en el tercer trimestre

La actividad modera su ritmo de mejora, pero continúa avanzando por encima de las principales economías avanzadas gracias al consumo y a la inversión

Las previsiones de un sólido crecimiento para España en 2025 se están viendo confirmadas dato tras dato. Este martes, el Instituto Nacional de Estadística ha ratificado que la actividad creció un 0,6% en el tercer trimestre, con lo que son ya nueve los trimestres consecutivos en los que el PIB avanza a ese ritmo o superior. La cifra, sin embargo, viene acompañada de un toque agridulce: el INE ha revisado una décima a la baja el crecimiento del segundo trimestre, que finalmente fue del 0,7%.

A falta de conocerse la estadística de cierre de año, y pese a este cambio desfavorable, el Gobierno da por hecho, con la información ya disponible, que el suelo del crecimiento para el conjunto de 2025 está en el 2,9%, como previó en el cuadro macroeconómico presentado en noviembre, pero no descarta una mejora más pronunciada. Entidades como el Consejo de Economistas o la Airef redondean esa cifra al 3%.

Si bien el dato coincide con el adelantado por el INE, Raymond Torres, director de Coyuntura de Funcas, ve dos diferencias esenciales: la citada revisión a la baja el crecimiento del segundo trimestre, que “reduce el efecto arrastre para el año que viene”. Y un comportamiento peor de lo esperado del sector exterior. “El fenómeno del adelanto de exportaciones en la primera parte del año, con las empresas intentando vender más antes de que se aprobasen los aranceles, ha podido implicar que en esta segunda parte del año las exportaciones vayan peor, especialmente las de mercancías”, resalta.

Como principal causa de la progresión, el INE apunta a la fortaleza de la demanda interna, que aportó 1,3 puntos al PIB, mientras que la externa restó siete décimas, lo que da como resultado esas seis décimas finales de crecimiento. En la parte de la demanda doméstica, el consumo de las familias aumentó entre julio y septiembre un 1,1%, en un entorno de creación de empleo, altas tasas de ahorro disponible e incrementos salariales que en ciertos casos superan a la inflación, permitiendo recuperar poder adquisitivo. Un nivel parecido creció el consumo de las administraciones públicas, que repuntó un 1,3%. La inversión fue la otra protagonista positiva, con un crecimiento aún mayor, del 2,1% frente al trimestre anterior.

En cuanto al sector exterior, en el tercer trimestre confirmó que es ahora mismo el gran punto débil de la economía. Las exportaciones de bienes y servicios cayeron un 0,6%, lo que supuso dos puntos menos que en el segundo trimestre. Ese cambio tan brusco se explica en parte por un nefasto mes de agosto para el intercambio de mercancías, coincidiendo con la entrada en vigor de los aranceles del 15% impuestos por Donald Trump a la Unión Europea. El intenso crecimiento de las importaciones, del 1,3%, también penaliza a España.

El valor añadido bruto, que resta a las ventas las compras hechas para poder producir, mejoró en todos los grandes sectores salvo en el primario, donde decreció un 0,7%. Destacaron la construcción (1,3%), los servicios (0,8%) y la industria (0,5%).

Torres, de Funcas, interpreta esa aceleración del sector de la construcción como un posible punto de inflexión, aunque con cautelas. “Se confirma la recuperación, lo que es coherente con lo que conocemos del número de viviendas iniciadas. Es positivo, aunque estamos muy lejos de cerrar el déficit de vivienda”, sostiene. Y destaca que la industria manufacturera española, que mejora cinco décimas en el trimestre, está esquivando las dificultades en las cadenas de suministro que sí están afectando a muchos de sus rivales europeos.

En términos interanuales, el avance del PIB español fue del 2,8%, una décima menos que en el trimestre precedente. La demanda nacional contribuyó con 3,8 puntos y la externa tuvo una aportación negativa de un punto. Las horas trabajadas variaron un 2,5% interanual y el empleo en términos de ocupados equivalentes a tiempo completo un 3,3% –en comparación con el 1,6% y el 3,4% del trimestre anterior–.

Según cálculos del Ministerio de Economía, la expansión de la actividad de este año permitirá empezar 2026 con una inercia positiva que estima en un 1% del PIB, simplemente por el efecto arrastre que conllevan las cifras ya conocidas. En el próximo ejercicio, todas las previsiones indican que se producirá una ralentización, y el crecimiento se situará más cerca del 2% que del 3% actual. Por ello, se antoja clave aprovechar una de las palancas que está animando el PIB español, los fondos europeos, que expiran en el curso entrante.

El Ejecutivo, en un comunicado, estima que España volverá a liderar el crecimiento de las principales economías avanzadas, duplicando el de sus socios de la Unión Europea. Salvaría así con nota un año convulso en lo comercial por el ruido arancelario, que se ha ido acallando conforme pasaban los meses y se firmaban acuerdos como el pactado entre Washington y Bruselas el pasado mes de julio.

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