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El auge de la compra de vivienda en solitario: “Ojalá lo hubiera hecho antes”

El volumen de solteros que adquieren una casa ha crecido en los últimos años hasta representar más de un tercio del total. Son perfiles jóvenes y con alto poder adquisitivo

A sus 31 años, Rafael Villanueva vive en Vigo, en la antigua casa de su abuela. Se instaló allí después de comprarles la parte que les correspondía a sus padres, sus tíos y su hermana. “Necesitaba más espacio que el que tenía en mi anterior piso”, cuenta por teléfono. Ese otro piso, “de dos habitaciones, pero pequeñito”, también era suyo. “Me costó 145.000 euros y lo fui reformando poco a poco”. Lo hizo mientras estaba de alquiler en Madrid, donde había intentado comprar, pero no lo había conseguido “porque era prohibitivo para alguien con un sueldo normal como el que yo tenía”, dice. Después de terminar con la reforma, lo mantuvo dos años alquilado antes de mudarse definitivamente. “El vértigo me entró más con la segunda compra”, reconoce, pese a que para llevar a cabo ambas operaciones contó con ayuda familiar y tiró de los ahorros que había ido acumulando.

Ismael Kardoudi tiene 45 años y en 2023 se compró un piso en Comillas, en el distrito de Carabanchel, en Madrid. “Me costó 140.000 euros”, cuenta. “Lo tuve que tirar entero, eso sí”, explica. Después de vivir 15 años de alquiler y de poder ir ahorrando poco a poco a medida que iba mejorando su salario, decidió dar el paso de comprar. “En España todos queremos ser propietarios”, bromea. “Con lo que están subiendo los alquileres, llega un momento en el que te lo tienes que plantear. Aunque sentí el vértigo en todo momento, sobre todo por la inseguridad que te genera pensar en que no vas a poder pagarlo todo, ahora pienso en que ojalá lo hubiera hecho antes”, reconoce.

Los casos de Rafael e Ismael, por llamativos que puedan parecer en un contexto en el que los precios de la vivienda están disparados, no representan una anomalía. De hecho, su colectivo, el de compradores en solitario, está en alza. Según datos de Fotocasa Research, la plataforma de análisis de este portal inmobiliario, casi un tercio de los compradores de vivienda son personas que viven solas (32%), un volumen que se sitúa siete puntos porcentuales por encima del de hace dos años. De representar el 25% en 2023, creció hasta el 31% en 2024, y en el último año lo ha hecho un punto más. Si se tiene en cuenta el colectivo que aún no lo ha hecho, pero que lo tiene en mente, el porcentaje aumenta: aquellas personas que han comprado o que piensan hacerlo en solitario han pasado del 23% en 2018 al 38% en 2025.

¿Compran más vivienda los solteros porque son más numerosos que antes? En parte. Según los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE), la representatividad de las personas sin pareja sobre el resto (casadas, viudas, separadas o divorciadas) se ha mantenido relativamente estable, aunque en los últimos años las oscilaciones que se han producido han sido en sentido ascendente: si a comienzos de 2020 suponían el 34,6%, cinco años más tarde el volumen ha crecido hasta el 37,8%. “Estamos asistiendo a una profunda transformación del modelo social”, incide María Matos, directora de Estudios y portavoz de Fotocasa. “Según las proyecciones del INE, dentro de unos años podría haber en España 7,7 millones de hogares unipersonales [actualmente son 5,5], convirtiéndose por primera vez en el tipo de hogar más habitual del país”, añade Matos.

Situaciones inesperadas

Y es que al margen de los distintos cambios conductuales que van transformando las sociedades por el mero transcurrir del tiempo, situaciones inesperadas pueden provocar alteraciones a corto y medio plazo. “La pandemia nos hizo darnos cuenta de lo vulnerables que somos”, analiza Antonio Cano, catedrático de Psicología de la Universidad Complutense y expresidente de la Sociedad Española para el Estudio de la Ansiedad y el Estrés (SEAS). En su opinión, si bien la soledad que experimentaron entonces muchas personas las llevó a buscar una mayor compañía, a muchas otras “les pasó todo lo contrario”. “No es nada nuevo que cada vez haya más gente haciendo su vida a solas. Viene pasando durante los últimos 20 o 30 años, por eso muchos han dejado ahora atrás sus miedos y se han lanzado a esta aventura”, añade Cano.

Mariano Urraco, profesor de Sociología de la Universidad Complutense de Madrid, apunta hacia otro perfil de potencial comprador solitario que decide dar el paso, también tras un imprevisto: individuos que hayan estado viviendo en pareja y esta relación se haya terminado. “Cuando una pareja muy consolidada se rompe y ambos individuos están muy asentados en el lugar en el que vivían, es normal que busquen una alternativa residencial en ese mismo lugar”, señala. “Esto provoca el incremento de hogares individuales”, añade. “Con 20 años es posible que se rompan muchas relaciones, pero no que hubiera un piso entre medias. Cuando esto pasa con 30 y 40 años, ya es más habitual que haya que abandonar el domicilio en común y buscarse uno independiente”.

El estudio de Fotocasa Research también indaga en lo ocurrido en 2020, cuando el coronavirus campaba a sus anchas. Según sus registros, la proporción de inquilinos que vivían solos empezó a crecer en el periodo inmediatamente posterior a la pandemia, pasando del 15% en 2021 hasta el 18% en 2023. Una subida que, sin embargo, no se ha producido en los años posteriores, puesto que en 2025 se encuentra en el 16%. El salto, en muchos casos, se ha dado desde el alquiler individual a la compra, aunque el perfil de aquella persona que se decide a hacerlo se compone de determinadas particularidades.

Poder adquisitivo

Ricard Garriga, director general de Trioteca, una plataforma digital que compara hipotecas de distintos bancos, indica: “Hablamos de personas con alto poder adquisitivo, jóvenes y con una clara preferencia por procesos rápidos, sencillos y 100% online”. Esta independencia económica les permite, por ejemplo, firmar las operaciones a mayor velocidad que una pareja. “Lo hacen, de media, 10 días antes”, especifica Garriga. Los registros de esta compañía señalan que el volumen de solteros que contrata una hipoteca supone ya el 40% del total, y que se trata de “compradores informados, que valoran su tiempo y que quieren pagar lo justo”.

Tanto Rafael como Ismael contaban con ahorros provenientes de una dilatada carrera profesional. Sin embargo, para convertirse en propietarios también necesitaron un apoyo externo, al margen del bancario. “Me cayó una herencia que me ayudó a comprar el primer piso”, reconoce el primero. “Los últimos años de alquiler estuve en casa de un familiar que me puso un precio asequible. Si no, hubiera sido imposible que pudiera ahorrar”, argumenta el segundo.

Según los últimos datos disponibles, las familias destinan de media un 24% de sus ingresos al pago de una hipoteca y un 38% al alquiler. “Yo trabajé durante mucho tiempo en una financiera, y sabía lo mal que lo había pasado la gente en los años de la gran crisis de 2008. Por eso me costó atreverme. Pero ahora estoy muy contento”, concluye Ismael.

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