Las muertes de trabajadores de la construcción crecen un 26% respecto al año pasado
Los sindicatos denuncian la falta de prevención y que algunas empresas reclaman acelerar el ritmo de trabajo en detrimento de la seguridad. Los fallecimientos aumentan mucho más que la ocupación en el sector
El pasado 7 de enero, en Vitoria, falleció un empleado de la construcción que fue arrollado por maquinaria en movimiento. “Fue el ...
El pasado 7 de enero, en Vitoria, falleció un empleado de la construcción que fue arrollado por maquinaria en movimiento. “Fue el primer fallecimiento del año, pero después ha habido otros en circunstancias parecidas”, lamenta el secretario de Salud Laboral del sindicato LAB, Inko Iriarte. “Vamos a peor, con un menor control por parte de las empresas”, denuncia. 103 empleados de la construcción murieron entre enero y julio en España, según los últimos datos disponibles. El dato es negativo de por sí, pero empeora al compararlo con el registro de 2024. Las muertes en el sector han crecido un 26% en lo que va de año. En estos datos no se incluyen otros accidentes en la construcción acontecidos a partir de agosto, como el que sucedió en el centro de Madrid este martes y que costó la vida a cuatro personas.
El Ministerio de Trabajo ofrece un balance provisional de accidentes laborales cada mes, y los datos generales contrastan con los de la construcción. De enero a julio han muerto en España durante su jornada de trabajo 351 personas, dos menos que en el mismo periodo del año pasado. Es una mejora leve, pese a que hay más personas trabajando. Sin embargo, en la obra las cosas están yendo mucho peor: en los siete primeros meses de 2024 se notificaron 82 fallecimientos; y en 2023 fueron 70. El incremento del 26% en las muertes supera por mucho al del crecimiento del número de obreros hasta el séptimo mes (3,1%).
Los sindicatos creen que es pronto para señalar las causas exactas de un aumento tan pronunciado, que falta perspectiva para entender el fenómeno, pero sí coinciden al sugerir un motivo que puede explicarlo. “Nuestra impresión es que suele haber un comportamiento paralelo entre la productividad de la construcción y la siniestralidad. Cuanto más se trabaja, más aumentan los ritmos que imponen a los empleados, más crecen las muertes”, reflexiona la secretaria de Salud Laboral de UGT FICA, Pilar Ituero. Daniel Barragán, secretario general de CC OO del Hábitat, coincide: “Acelerar los ritmos, como se está pidiendo en muchas empresas, provoca muertes. Eso siempre va en detrimento de la seguridad. Si quieren acelerar los plazos que lo hagan en la fase burocrática, no en la de ejecución”.
En ocasiones, esa impresión en las centrales sindicales también se apoya en casos reales. El miércoles 16 de julio murieron dos trabajadores de la construcción en Alcalá de Guadaíra (Sevilla). Se derrumbó sobre ellos el techo de un edificio del ayuntamiento que estaban reformando. “Eran de una empresa de Granada, así que cada día hacían tres horas de ida y otras tres horas de vuelta. Imagina el riesgo de ponerte a trabajar en una obra con ese cansancio”, explica un conocedor de los detalles del siniestro, el jefe de CC OO en Sevilla, Carlos Aristu. “Uno de los compañeros explicó que no había condiciones de seguridad suficientes, pese a tratarse de una licitación pública. Es insoportable”, añade.
No hay una estadística oficial que radiografíe a qué velocidad se está construyendo y si el ritmo ha crecido en los últimos meses, pero sí hay una que identifica un ascenso en el número de nuevas construcciones. Es la de visados de dirección de obra de vivienda nueva, que alcanzaron las 56.792 unidades hasta mayo, un 7,5% más que en el mismo periodo del año anterior, según datos del Ministerio de Transportes y Movilidad Sostenible.
Este periódico ha pedido en varias ocasiones a la patronal más importante del sector, la Confederación Nacional de la Construcción, que analice estos datos, pero ha declinado participar. También ha preguntado a Inspección si han percibido un aumento de los incumplimientos de las empresas de la construcción. El organismo está recopilando datos al respecto para analizar el fenómeno.
Un sector de mucha siniestralidad
La construcción es uno de los sectores más peligrosos de la economía. Las 103 muertes confirmadas en lo que llevamos de año lo sitúan en cabeza en esta trágica estadística, muy por encima de transporte y almacenamiento (65 decesos), la industria manufacturera (48) y el campo (29). Así, el sector acumula el 31% de las muertes laborales registradas, cuando solo emplea al 7% de los afiliados a la Seguridad Social. Solo hay un sector con un mayor nivel de incidencia de siniestralidad laboral, la minería. Todas ellas son actividades de mayoría masculina, lo que conduce a que de los 351 decesos notificados de enero a julio 333 sean de hombres.
Antonio Francisco Trillo, ingeniero industrial y autor de la tesis doctoral Accidentalidad en obras de construcción. Análisis con enfoque en las fases de obra, subraya la “singularidad de los centros de trabajo” en que se desarrolla la actividad constructora. “La diversidad en las localizaciones, la duración casi imprevisible, instalaciones y servicios con elevado carácter de provisionalidad, bienes que son indisponibles para el traslado; todas ellas son condiciones propias de la obra que generan situaciones peligrosas y dificultan la prevención”, indica este especialista de la Universidad de Málaga. En su investigación advirtió varios elementos que elevan la siniestralidad, como los altos niveles de subcontratación o la intensa rotación de personal.
Trillo destaca que “las incertidumbres presentes en las obras de construcción suelen agravarse en las fases iniciales, concentrando la mayoría de los accidentes graves y mortales y las mayores discrepancias entre los expertos en seguridad en la construcción”. Indica que España cuenta con “políticas, sistemas y regulaciones de seguridad y salud laboral específicamente diseñados para el sector de la construcción”, pero advierte de carencias que derivan en las altas cifras de fallecimientos.
Esta es una queja habitual de los sindicatos, que vienen reclamando desde hace años una mejora en la ley de prevención de riesgos laborales. El Ministerio de Trabajo discute al respecto con los representantes de los trabajadores y de los empresarios desde hace 20 meses, pero de momento no han alcanzado un consenso. “Más allá del cambio en la ley, es necesario que Inspección vigile más. Faltan inspectores para que las empresas se sientan en la obligación de cumplir siempre la normativa”, opina Ituero. Barragán advierte de que muchas compañías “intentan ahorrar en seguridad”, de una menor “cultura preventiva”. Aprecia esta actitud en “cada vez más empresas”, especialmente las pequeñas.
“En la provincia de Sevilla llevamos varias muertes por caídas en lo que llevamos de año. Son accidentes de los años 80, que ya no deberían pasar, de la época de los jóvenes sin formación y la economía irregular”, añade el sindicalista sevillano, que advierte de un repunte de las muertes asociadas a la precariedad. “Nadie muere por una caída si tiene la línea de vida puesta [un sistema de seguridad anticaídas que consiste en un anclaje y un arnés]. Estamos retrocediendo”, lamenta. Es una reflexión parecida a la del especialista en salud laboral de LAB. “Las horas extra y la fatiga son un factor clave que no se suele tener en cuenta, pero sabemos que hay más accidentes al final de la jornada, justo por ese cansancio. Y vemos más problemas en las empresas más pequeñas, las peor organizadas y menos sindicalizadas. Necesitamos mejores recursos preventivos”, dice Iriarte.
Los últimos datos a cierre de año, de 2024, ya recogían un leve repunte de la siniestralidad en la construcción si se comparan los decesos con el número de empleados en el sector. El índice de incidencia de los asalariados de esta actividad (cociente del total de accidentes mortales multiplicado por cien mil y dividido entre la media anual de empleados) fue de 12,76 en 2024, tres décimas más que el año anterior. Es un dato ligeramente mejor que el de 2018 o 2019, pero empeora respecto a 2016 y 2017.
Trillo aprecia una evolución “general positiva, pero parcial” o, al menos, “no con una tendencia clara”. Advierte de “repuntes cíclicos” en las estadísticas que manifiestan carencias en la prevención de accidentes.
Protesta sindical
Los dos sindicatos más representativos, CC OO y UGT, se manifestarán el jueves 16 de octubre ante la sede central de la CEOE en Madrid para protestar por este repunte de la siniestralidad. En esa manifestación también se quejarán por la falta de acompañamiento de la patronal de la construcción en su petición de coeficientes reductores.
Esta es la herramienta para que cada año trabajado en un puesto penoso cuente como un periodo más largo, de manera que los beneficiados por esos coeficientes se jubilan antes. El Gobierno acordó con los sindicatos y las asociaciones empresariales un nuevo sistema para concederlos, de manera que se elijan de forma objetiva en función de las bajas y la siniestralidad en cada puesto. En las actividades en las que se conceda habrá una sobrecotización que, pese al aval de CEOE y Cepyme a este instrumento, justifica el rechazo de CNC en la construcción. “En febrero murió en la obra un trabajador de 73 años. No podemos aceptar estas situaciones”, finaliza Barragán.