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Ibiza, libre de ‘airbnb’ ilegales pero no de abusos inmobiliarios

La isla enfrenta el peor panorama residencial de España, con precios disparados y una falta crónica de vivienda, mientras lidia con los apartamentos turísticos sin licencia

El grupo de Telegram Living in Ibiza cuenta con casi 40.000 miembros que cada día se asoman a la pantalla del teléfono para buscar u ofrecer un lugar en el que poder vivir. Los mensajes se repiten, todos muy similares: “habitación con cama de matrimonio, meses sueltos, 1.000 euros al mes”, “...

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El grupo de Telegram Living in Ibiza cuenta con casi 40.000 miembros que cada día se asoman a la pantalla del teléfono para buscar u ofrecer un lugar en el que poder vivir. Los mensajes se repiten, todos muy similares: “habitación con cama de matrimonio, meses sueltos, 1.000 euros al mes”, “cuarto disponible en piso en Cap Martinet con una pareja y una chica, 700 euros al mes una persona, 1.000 euros para pareja”... Cada día este grupo recibe una media de veinte mensajes de personas que ofrecen alojamiento de temporada, los que más, o anual y de larga estancia, los que menos. También de personas que lanzan llamadas de auxilio desesperadas para encontrar alojamiento.

No es el único grupo, en Facebook la comunidad Alquiler razonable en Ibiza aglutina 39.000 personas; otra de alquiler de habitaciones, más de 48.0000; un grupo para el profesorado desplazado a las islas casi alcanza los 5.000; y una comunidad privada publica asiduamente vivienda solo dirigida a funcionarios. Todos con el único objetivo de encontrar un sitio en el que vivir.

El de la falta de un techo es el problema más acuciante en la isla, que esta semana ha dado un tímido paso adelante al conseguir que el gigante del alquiler turístico Airbnb haya eliminado toda la oferta ilegal en la zona. Villas o pisos sin licencia, caravanas para alquilar por semanas en un aparcamiento, furgonetas para unos días e incluso tiendas de campaña o cuevas forman parte de los anuncios retirados. Pero los residentes no son demasiado optimistas y descartan que la medida ayude a corto plazo a facilitar más vivienda habitual. “Antes de llegar al mercado tradicional hay otros mercados que son muchos más rentables, como el alquiler por habitaciones de temporada”, resume Daniel Granda, portavoz del Sindicato de Inquilinas de Ibiza. “Alguna vivienda caerá, pero lo veo difícil”, completa.

La asociación a la que pertenece Granda ha incrementado el número de personas a las que atiende en los últimos meses. El perfil siempre es parecido: trabajadores con contratos indefinidos, con cierto poder adquisitivo, que residen en la misma vivienda desde hace años y a los que se les acaba el contrato de alquiler. Y esto en Ibiza casi siempre significa lo mismo: una subida de precio desproporcionada.

El mercado inmobiliario de la isla se sustenta en buena parte en el negocio del alquiler. Según el último informe del Colegio Oficial de Agentes de la Propiedad Inmobiliaria de Baleares —que recoge datos del Ministerio de Hacienda referidos a 2023—, el 42,9% de las viviendas de Ibiza se alquilan, tanto en el mercado tradicional como en el turístico. Es casi el doble de la media de Baleares, del 27,6%. Y los cuatro municipios de Baleares con los alquileres más caros, según los precios de oferta de las plataformas, son ibicencos.

La lógica, en un territorio donde contrasta la escasez con una demanda que no para de crecer, es maximizar el beneficio. Y pese a que Baleares es de los territorios más restrictivos con la vivienda turística, un vistazo a los principales portales permite comprobar que el propietario se decanta por ese segmento: mientras en Airbnb se ofertan ahora mismo 2.051 viviendas para pasar las vacaciones, en Idealista hay 896 anuncios de pisos y casas, y buena parte de ellos solo para pasar la temporada.

El presidente del Colegio Oficial de Agentes de la Propiedad Inmobiliaria de Baleares, José Miguel Artieda, sí confía en que buena parte de los pisos que se publicitaban sin licencia en Airbnb pasen al mercado tradicional. Sobre todo, desarrolla, aquellos que ya han sido objeto de denuncia y sanción. El Consell de Ibiza permite reducir la multa en un 80% si el propietario destina la vivienda infractora a un alquiler social.

Pero el día a día que describe Alierta es poco halagüeño. “El mercado del arrendamiento para larga estancia está prácticamente desaparecido, todo lo que se alquila es por habitaciones, camas calientes o por temporada”, señala. “Se han normalizado los precios altos y aunque lo alquiles por nueve meses, el propietario te va a cobrar el equivalente a todo el año”.

La complicada situación ha provocado situaciones tan rocambolescas como la de los profesores mallorquines con plaza en Ibiza que han tenido que coger un avión cada día para ir y volver de la isla para no tener que lidiar con la búsqueda de alojamiento, porque el traslado diario en avión les salía más económico. O la proliferación de campamentos con infraviviendas en distintos puntos de la isla que han llegado a sumar un millar de residentes, con gente viviendo en caravanas abandonadas, coches o directamente bajo plásticos.

Artieda cree que el método que se ha aplicado para perseguir la oferta de alojamiento turístico ilegal se tiene que utilizar para frenar otros abusos habitacionales, persiguiendo las infraviviendas y el desvío hacia los contratos para uso distinto del de vivienda. Porque Ibiza, dice, “es la antesala” de cosas que luego ocurren en el resto de las islas y en otras ciudades españolas.

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