El crecimiento económico de España pasará por elevar su productividad, según expertos

El grupo EuropeG alerta de la necesidad de impulsar sectores de alto valor añadido, dada la reducción del apoyo del BCE y el elevado nivel de deuda

Instalaciones de una planta de Actemsa, empresa dedicada a la importación y exportación de pescado congelado, en Galicia, en agosto.Óscar Corral (EFE)

España está obligada a elevar la productividad para asegurar su crecimiento económico. Esa es la principal conclusión de un informe elaborado por el centro de estudios EuropeG y publicado este miércoles en colaboración con la Asociación de Periodistas de Información Económica (APIE), en el que se analiza la resiliencia de la economía nacional desde el 2008 y sus posibles obstáculos futuros. Los expertos reconocen que ha habido cambios positivos en la última década, pero alertan de grandes desequilibrios, como el “alarmante” nivel de endeudamiento público y el del sector privado no financiero, “al que aún le queda camino por recorrer”. En este contexto, consideran necesario impulsar sectores productivos alejados de los tradicionales servicios turísticos, para hacer frente al previsible deterioro de las finanzas públicas por el envejecimiento poblacional, traducido en un elevado gasto en sanidad y pensiones.

El grupo de opinión en política económica considera que es necesario un cambio en el modelo productivo español, al que Josep Oliver, codirector de EuropeG y autor del documento, ha llamado “adicto al empleo de baja calidad” y desprovisto de suficientes empresas de alto valor añadido. Por lo tanto, el documento concluye que desviar recursos hacia sectores que permitan crecimientos basados en una dotación de capital más elevada por ocupado (como el industrial o el tecnológico) es una medida imprescindible. En concreto, los analistas instan a incrementar la inversión en capital humano, investigación, innovación y desarrollo de infraestructuras que nutran el tejido empresarial español, dada la reducción de apoyo del BCE, el menor soporte de fondos europeos extraordinarios y la necesidad de reducir el déficit público.

El documento sostiene que no se puede entender la resiliencia de la economía española tras los embates de la crisis de la covid y los efectos inflacionarios y recesivos de la guerra en Ucrania sin la intervención del BCE y las ayudas de la Comisión Europea. Ponen en relieve el papel de la máxima autoridad monetaria de la zona euro precisamente en lo que se refiere a la compra de deuda pública, créditos a largo plazo a la banca y tipos de interés excepcionalmente reducidos. “Sería un error olvidar que, sin los apoyos del BCE, primero en 2011-2012 y posteriormente, a partir de 2014 hasta 2022, difícilmente la economía española se encontraría dónde está hoy”, reza el informe.

Sin embargo, pese a los aspectos preocupantes, el grupo identifica que la dinámica de los balances financieros de los sectores productivos y en comparación con el resto del mundo desprenden un balance favorable. Asimismo, destacan la notable reducción de la Posición de Inversión Internacional (PII) española —diferencia entre las inversiones de un país en el exterior y las inversiones extranjeras en el país— como uno de los cambios más sustanciales en los últimos 10 años. No obstante, matizan que su nivel absoluto es negativo en un 47% del PIB, un porcentaje alejado todavía de los valores de referencia adecuados para contener una crisis en la balanza de pagos. También citan la disminución del endeudamiento del sector privado no financiero, “incluso transitando por los difíciles ejercicios de 2020 a 2023″.

Para EuropeG, el horizonte que se dibuja a partir de 2024 es radicalmente distinto, dados los tipos de interés todavía elevados, la disminución de los volúmenes de deuda acumulados en el balance del Eurosistema y la suspensión de los créditos a largo plazo a los bancos. Aseguran que la economía española ha ingresado en una nueva fase en la que no contará “con las muletas que le han ayudado a sostenerse desde 2012″, y han de ser los recursos propios los que la mantengan en pie a partir de ahora. “No son recomendaciones nuevas”, afirman los expertos — que comparten algunas de las principales síntesis del informe de Competitividad de la UE de Mario Draghi —, “pero tras una década y media de reajuste de los excesos de los primeros 2000, y una sustancial modificación en los mecanismos de apoyo a la economía española, estas recetas no pueden posponerse”, concluyen.

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