La desestacionalización del turismo en España avanza pese al verano de récord

Un estudio de CaixaBank Research destaca que las pernoctaciones y llegadas de los turistas aumentan más en los seis primeros meses del año que en julio y agosto,

Varios turistas con maletas en el centro de Barcelona, a 17 de septiembre de 2024.David Zorrakino (Europa Press)

Hasta antes de la pandemia, cada septiembre se convertía en sinónimo de incertidumbre para el sector turístico nacional. La llegada del final del verano traía consigo la conclusión de miles de contratos temporales, hoteles semivacíos y una notable caída en la facturación. Sin embargo, en los últimos tiempos el panorama ha cambiado drásticamente. Los datos indican que el turismo en España está experimentando un ...

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Hasta antes de la pandemia, cada septiembre se convertía en sinónimo de incertidumbre para el sector turístico nacional. La llegada del final del verano traía consigo la conclusión de miles de contratos temporales, hoteles semivacíos y una notable caída en la facturación. Sin embargo, en los últimos tiempos el panorama ha cambiado drásticamente. Los datos indican que el turismo en España está experimentando un proceso de desestacionalización, lo que significa que la llegada de visitantes se ha vuelto más constante a lo largo de todo el año, en lugar de concentrarse solo en los meses de verano. Aunque los meses de julio y agosto siguen siendo los más brillantes, el último estudio sectorial de CaixaBank Research, cuyos datos adelanta este periódico, muestran que en este año las pernoctaciones durante el verano aumentaron menos ―un 1,9% en julio y un 2,5% en agosto en términos interanuales― que en el primer semestre en conjunto, cuando se registró un repunte total del 6,8%. Según el centro de análisis, “esta desaceleración relativa refleja la mencionada desestacionalización del turismo, que está redistribuyendo la afluencia turística a lo largo de todo el año”.

Las estadísticas oficiales de 2024 también muestran que el movimiento turístico ha registrado un crecimiento significativo fuera de la temporada alta, comparado con el periodo de 2016 a 2019. Entre enero y mayo, el aumento de visitantes fue notable, con incrementos que oscilaban entre el 10% y el 16%, según datos del Instituto Nacional de Estadística (INE). En contraste, el crecimiento fue mucho más modesto en agosto, alcanzando solo un 4%. Este cambio en las cifras es indicativo de una tendencia más amplia y duradera en el sector.

La transformación no es meramente accidental. Varios factores demográficos han influido en este fenómeno. Por un lado, el incremento de hogares sin hijos en edad escolar ha permitido que más familias opten por viajar durante meses que antes eran considerados menos concurridos. Además, las nuevas dinámicas laborales que han surgido tras la pandemia han aportado un impulso significativo al sector. Según el Banco de España, el auge del teletrabajo ha facilitado que profesionales de países como Alemania y Reino Unido puedan prolongar sus estancias durante fines de semana en las costas o ciudades españolas, generando así una demanda más estable y sostenida a lo largo del año.

En su último informe sobre la diversificación de los flujos turísticos internacionales, el regulador bancario destaca un cambio de patrones que se ha venido registrando desde el año pasado. Durante 2023, el incremento en el número de llegadas fue más pronunciado durante los meses de otoño e invierno, lo que sugiere una cierta diversificación temporal en el turismo. Por otro lado, el número de turistas que visitaron España en el primer trimestre de este año superó en un 22% las cifras de los mismos meses en los cuatro años anteriores a la pandemia. Esta tendencia no solo refleja un aumento en el volumen de visitantes, sino también una transformación en el comportamiento de los viajeros.

La desestacionalización del turismo no solo está contribuyendo a llenar hoteles y restaurantes en épocas menos concurridas, sino que también está mejorando la eficiencia general del sector. David Cesar Heymann, economista de CaixaBank Research, detalla que “la tendencia hacia la desestacionalización es un signo positivo para el sector, ya que contribuye a reducir la temporalidad laboral y permite un mejor aprovechamiento del capital invertido en infraestructuras turísticas”. En efecto, según la Encuesta de Población Activa, la temporalidad ha disminuido en más de dos puntos durante la primera mitad del año. Esto implica que el sector está encontrando maneras más sostenibles de operar.

Los datos proporcionados por la Seguridad Social este año también refuerzan la tendencia, mostrando que las contrataciones en el ámbito de la hostelería han comenzado a adelantarse a la primavera. En los últimos ejercicios, la creación de empleo en este sector durante el segundo trimestre ha superado su promedio histórico. Funcas, por su parte, señala que “la reducción de la afiliación en la hostelería en septiembre ha sido notablemente más moderada que lo habitual en los años anteriores a la pandemia, una tendencia que ya se observó en los meses de septiembre de 2023 y 2022″. Este comportamiento, junto con el aumento en la afiliación durante la primavera, fortalece la idea de que el turismo está dejando atrás su estacionalidad.

Mirando hacia el futuro, con el sector mostrando una fortaleza inusual, se prevé que el PIB turístico crezca un 6% en 2024 en términos reales, lo que significaría estar un 12% por encima de los niveles anteriores a la pandemia. Además, se estima que representará aproximadamente un 27% del crecimiento económico nacional de este año.

Mejor punto de partida para cierre de año

A pesar de que la Seguridad Social perdió casi 195.000 cotizantes entre julio y septiembre debido a la suave desaceleración que está registrando el mercado laboral, las previsiones de CaixaBank Research apuntan a que la cifra media de nuevos afiliados alcanzará prácticamente los 500.000 en 2024 y superará los 400.000 en 2025. La buena marcha del mercado laboral, sumada a la recuperación del poder adquisitivo y la caída de los tipos de interés, permitirá que el consumo privado crezca por encima del 2% anual. Es posible que este crecimiento mejore en el medio plazo, dada la elevada tasa de ahorro de los hogares y el ritmo de creación de nuevos hogares.

Las previsiones indican que el consumo y la inversión ganarán protagonismo en el corto y medio plazo, en detrimento de la demanda externa. Esto se debe a las mejores condiciones financieras y a las significativas bajadas de los tipos de interés. Los analistas contemplan cuatro reducciones de 25 puntos básicos en los tipos en 2025, una más que en el escenario anterior, hasta alcanzar un nivel del 2,25% a finales del próximo año.

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